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Opinión / 27/01/2021

2021: Año de las grandes decisiones

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​​​​​La segunda ola de la pandemia y la desaceleración aparente en lo que va corrido de enero, impone retos considerables a la gestión pública, que no pueden, sin embargo, hacer olvidar la urgencia de una reforma integral del sistema tributario del país

​Por: Jesús Botero García. Universidad EAFIT.

Pocos momentos históricos tan excepcionales como éste: EL COVID ha contagiado ya más de 2 millones de personas en Colombia, produciendo la muerte de más de 51 mil de ellas. Ha generado pérdidas considerables de empleo, que a noviembre afectaban directamente todavía a millón y medio de personas (ver gráfico 1), al tiempo que ha impactado profundamente la producción agregada del país, como lo ilustra el Índice de Seguimiento a la Economía (ISE), grafico 2, que muestra que, tras una caída del 20.55% en abril, el nivel de actividad economía está todavía en noviembre 3.4% por debajo del nivel del año anterior. 


Gráfico 1.


Fuente: DANE. GEIH, serie desestacionalizada. Cálculos propios.​


Ahora bien: el índice de Confianza del Consumidor, producido por el DANE a partir de la Encuesta de Pulso Social divulgada el pasado 22 de enero, muestra en diciembre un retroceso preocupante: tras cuatro meses consecutivos de mejora, cae a niveles semejantes a los observados en septiembre, reflejando sin duda el impacto que la nueva ola de contagios está teniendo (y tendrá) en el ánimo de los colombianos, en la recuperación económica, y en las perspectivas inmediatas.


Parece claro que el ritmo de mejora de la actividad económica, reflejado en el ISE, se detendrá por lo menos transitoriamente, y que tendremos que combinar sabiamente medidas de restricción con acciones públicas de mitigación de costos y de impulso a la economía, en un entorno sin duda complejo, de expectativas públicas.


El panorama es tanto más retador cuanto que parece advertirse ya un ánimo electoral apasionado, entre quienes están llamados a disputarse el poder en las elecciones de 2022. Contra la sensatez debida, algunos analistas aprovechan el momento para generar dividendos electorales, en momentos en los que debería primar el interés nacional.


Gráfico 2. ​


Fuente: DANE.



Gráfico 3.


Fuente: DANE.


Los indicadores más recientes de actividad económica, por lo demás, muestran que enero será sin duda un mes complejo, y augura que las cifras de crecimientos del primer trimestre de 2022 sean posiblemente negativas. El gráfico 4 muestra la evolución de dos indicadores líderes, el índice de movilidad de Google, y el consumo de energía eléctrica, de XM: mientras ambos llegaron a su máximo entre el 22 y el 24 de diciembre, ambos cayeron agudamente en los primeros días de enero, y sólo en la ultima semana empiezan a recuperarse. Un despliegue eficiente del proceso de vacunación contribuirá sin duda a acelerar esa recuperación.​


Gráfico 4.


Fuente: https://www.google.com/covid19/mobility/ y XM.​



En esas circunstancias, es comprensible la aprehensión del gobierno para implementar las reformas necesarias que garanticen el futuro del país. Pero sería un error inmenso, incluso mayor que el de aquellos que aprovechan la coyuntura para capitalizar dividendos políticos. El país requiere una reforma radical de su sistema de gestión pública, y de su concepción de sociedad. No es sólo (ni primordialmente) una reforma tributaria: es una nueva aproximación al pacto social, que aproveche la consciencia generada en todos los grupos sociales, acerca del valor de las estructuras de protección social, de la sostenibilidad y de legitimidad del sistema, y de los costos del bajo o nulo crecimiento económico, para soñar de nuevo lo que debe ser una sociedad post-pandemia, que ofrezca a sus asociados una protección básica ante los riesgos de enfermedad, vejez y precariedad económica, en la que se pueda prosperar económicamente, y en la que el criterio de aporte no sea la facilidad con que se puedan extraer rentas a los sujetos tributarios, sino una visión comprensiva acerca de lo que cada quien puede ganar en una sociedad próspera y dinámica.

Sólo en momentos como éste es posible sacudir las estructuras tributarias, para procurarse un mejor futuro. Los criterios de la reforma deben ser claros: extender un sistema de protección social básico efectivo, que mitigue el sufrimiento humano y la precariedad económica; impulsar el crecimiento económico, pues si bien es cierto que sus frutos no se difunden automáticamente entre toda la sociedad, también es cierto que sin el no hay tampoco ningún bienestar que difundir; y construir un esquema tributario eficiente, sostenible y equitativo, que se arraigue en las nuevas tecnologías de información y comunicaciones y no se perciba como extractivo, en el sentido de Acemoglu y Robinson.

Es además éste el momento, porque aplazar las acciones necesarias podría tener costos impagables: los mercados financieros internacionales juzgarán con rigor la capacidad de los gobiernos de ajustar racionalmente y eficientemente sus finanzas. Y si su veredicto es negativo, entonces quedaremos por fuera de la mayor oportunidad de reinserción en las cadenas de valor globales que ha visto el mundo en las últimas décadas. Fracturadas por la pandemia y por las tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, las cadenas de valor tendrán que consolidarse de nuevo, con nuevos agentes, con nuevos participantes. No se debe olvidar que es sólo en las grandes crisis donde se gestan las grandes transformaciones. Y que pasar de ser una economía de commodities a una economía diversa, compleja, sofisticada y global, no será posible sin un acceso franco a los mercados financieros internacionales.

Última modificación: 26/01/2021 15:25

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