Por: Sara Gómez1.
Introducción
El 2020 será recordado como un año de grandes acontecimientos, y no solo por la magnitud y el impacto que estos tuvieron para todo el mundo, sino también por las grandes decisiones y acciones que debieron tomarse para enfrentarlos. Después de 102 años de la última pandemia mundial, todo el planeta fue sacudido por el COVID 19, originado en China a finales del 2019, que se esparció a gran velocidad por casi la totalidad de los países en el mundo, originando la crisis sanitaria y económica generalizada más grave en la historia reciente. El virus no solo demostró lo frágiles que son nuestros sistemas de salud, nuestros sistemas productivos y nuestras economías, sino también lo poco preparados que estábamos para un acontecimiento como éste, a pesar de todos los avances tecnológicos, científicos y en materia social y económica. Atentando contra una de las cosas más importantes para los países del mundo, la interconexión y la comunicación, el COVID 19 causó un profundo daño generalizado, mas no homogéneo, en su paso por los diferentes países, clases sociales y grupos de personas. Si de algo fue testigo el mundo fue de la famosa ley Darwinista de la selección natural, donde los más fuertes o los que mejor se adapten son los que sobreviven.
A pesar de haber sido un año lleno de dificultades y de retos para todos los sectores de la economía, también fue un año de grandes avances y transformaciones, dada la necesidad de adaptabilidad. Esto llevó al mundo a acelerar procesos como la transformación digital, el comercio electrónico, home office, logística y envíos; apresurando nuestra entrada en la cuarta revolución industrial. También fue un gran año para avances en materia de políticas públicas y expansión del alcance de los gobiernos, puesto que estos debieron ampliar su cobertura e injerencia para asegurar el bienestar de la población y la prevención de la propagación del virus, además de proteger los ingresos y las capacidades adquisitivas de las familias. Trabajando de la mano, el sector público y privado debieron hacer muchos esfuerzos para sostener el bienestar, la producción, el empleo, la seguridad y las condiciones financieras.
Para el caso de Colombia, a pesar de la caída del 15,8% del PIB para el segundo trimestre del año, el peor registro histórico en su historia reciente, la economía fue fortaleciéndose paulatinamente, alcanzando un resultado similar al del escenario intermedio propuesto por los diferentes organismos internacionales. El cuarto trimestre del año registró un crecimiento del -3,6%, jalonado por la recuperación y el crecimiento de actividades como administración pública y defensa, atención de la salud humana y de servicios sociales, agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca; y actividades de servicios y de seguros. Por otro lado, la construcción, actividades de infraestructura, alojamiento y servicios de comida, comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas, y explotación de minas y canteras continuaron siendo las actividades de peor desempeño para la producción del país. Este resultado es problemático especialmente por la cantidad de mano de obra no calificada y trabajo presencial que requerían, siendo unos de los sectores de mayor demanda de empleo. Estos datos nos demuestran que la pandemia fue mucho más cruel para familias de estratos bajos y empleados en sectores de alta mano de obra. El cuarto trimestre del año creció respecto al trimestre anterior un 6%, explicado principalmente por comercio al por mayor y al por menor, a pesar de no haber tenido el desempeño esperado para el mes de diciembre; transporte y almacenamiento, alojamiento y servicios de comida, actividades artísticas, de entretenimiento y recreación e industrias manufactureras.
El Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE)
Elaboración propia con datos del DANE, 2021.
La gráfica anterior evidencia el desempeño del Indicador de Seguimiento a la Economía, ISE, el cual se ubicó en 117,7 para el mes de diciembre del 2020, lo que representó un decrecimiento de 2,5% respecto al mes de diciembre de 2019 y en promedio un decrecimiento del indicador del 6,9% durante el 2020. Principalmente, fueron las actividades terciarias las de mayor crecimiento en el mes, reportando un decrecimiento de apenas 0,06% respecto a diciembre de 2019. Estas actividades, las cuales incluyen servicios electrónicos y financieros, de seguridad social y de salud, fueron los sectores más fortalecidos y con más pronta recuperación desde la llegada de la pandemia al país, dado que estos sectores son menos dependientes de mano de obra e infraestructura física, además de la migración de muchos sistemas productivos y empresas al e-commerce, plataformas electrónicas y digitalización de procesos. Las actividades de peor desempeño para el ISE fueron las industrias manufactureras, la construcción y el comercio al por mayor y por menor, siendo estas últimas una sorpresa puesto que se esperaba que tuvieran un desempeño mucho mejor en el mes de diciembre, donde se denotó que las familias todavía no están en condiciones de tener una alta demanda de bienes que no sean de primera necesidad.
Crecimiento anual ISE ramas. Diciembre 2020.
Fuente: Elaboración propia con datos del DANE, 2021.
En el gráfico anterior muestra como terminaron el año los principales sectores de la economía. El que muestra una mayor caída es el sector de construcción, que había estado profundamente afectado por la paralización de la vivienda y de las obras civiles en la fase aguda de la crisis, seguido por la minería y el comercio, este último afectado por la pérdida de poder adquisitivo de las familias y la reducción en la producción y las ventas de los demás sectores. Cierra el año con mejor crecimiento el sector agropecuario, seguido de cerca por el sector de finanzas, que contribuyó a moderar la caída de las actividades terciarias al -0.06%.
El Índice de Producción Industrial, IPI
Por otro lado, el IPI, Índice de Producción Industrial, para el mes de diciembre registró un decrecimiento del -2,5% respecto al 2019, con variaciones negativas de los cuatro sectores industriales. Explotación de minas y canteras presentó una variación de -29,9%; Industria manufacturera de -0,2%; Captación, tratamiento y distribución de agua de -1,2% y Suministro de electricidad y gas de -0,3%. (DANE,2021). Las actividades que peor desempeño tuvieron fueron extracción de carbón de piedra y petróleo crudo y gas natural, refinación de petróleo y mezcla de combustibles, elaboración de productos alimenticios, confección de prendas de vestir, fabricación de vehículos automotores, remolques y semirremolques.
IPI por sectores industriales
Fuente: Elaboración propia con datos del DANE, 2021.
Como vemos en la gráfica anterior, el sector de mayor volatilidad ha sido el sector de fabricación de vehículos, con un desplome importante en el mes de abril por la profunda caída en la demanda de vehículos y la restricción del transporte. Este también decreció en el mes de diciembre en conjunto con la fabricación de productos químicos, este último dada la disminución de los casos de COVID y la normalización de las medidas sanitarias. Sin embargo, la fabricación de productos químicos fue casi la única actividad que no tuvo una fuerte caída entre los mases de marzo y mayo, cuando la cuarentena obligatoria estuvo en su punto más estricto del año. Estos tuvieron un crecimiento sostenido dada la alta demanda de medicamentos y productos clínicos y de aseo.
Índice de Producción Industrial
Fuente: Elaboración propia con datos del DANE, 2021.
En contraste con el 2019, el cual fue un gran año para la producción y la industria colombiana, el 2020 trajo consigo una caída profunda del indicador, especialmente por el cese de actividades de producción y los cierres temporales de la gran mayoría de los sectores productivos. Muchos de los trabajos del sector, al requerir presencialidad y mano de obra, debieron detenerse abruptamente y muchos de ellos, migraron a nuevas formas de producción, reduciendo el número de trabajadores en las plantas. Lo esperanzador del gráfico anterior es la recuperación en forma de V que tuvo el indicador, el cual va de la mano con el desempeño económico. Esto muestra una recuperación como la expuesta en el escenario positivo para los expertos y la capacidad de resiliencia de la economía colombiana ante la crisis. Para el mes de diciembre del 2020, el indicador reportó una caída del 5,4%, principalmente explicada por la alta cifra de caída de la minería, la cual tuvo una contracción del 25,8%. Esto llevó a que, en promedio, el indicador se contrajera un 9,2% para el 2020.
La Encuesta Mensual Manufacturera, con Enfoque Territorial, EMMET
En cuanto a la industria de la manufactura, la EMMET en diciembre de 2020 frente a 2019, la producción real de la industria manufacturera presentó una variación de 1,5%, las ventas reales de -1,2% y el personal ocupado de -4,8%. Donde, de las 39 actividades industriales, 26 registraron variaciones negativas en su producción real anual y 13 subsectores con variaciones positivas. Para el 2020, la producción real de la industria manufacturera presentó una variación de - 8,0%, las ventas reales de -8,0% y el personal ocupado de -5,8%. (DANE,2021).
Producción, ventas y empleo (EMMET)
Fuente: Elaboración propia con datos del DANE, 2021.
Como muestra el gráfico, la producción real y las ventas a pesar de la caída en el mes de abril, tuvieron una acelerada y sostenida recuperación hasta alcanzar niveles incluso por encima de los de inicio de año. Ambos indicadores, dada la reapertura económica, la relajación de la tributación, la mayor disponibilidad de créditos y la mejor dinámica de consumo, lograron ubicarse en unos cuantos meses a niveles de mediados de 2019. El empleo, en cambio, no ha tenido una recuperación importante, y se ha mantenido estancado en su mismo nivel desde la caída en abril, que a pesar de que no fue muy grande si parece haber dejado un efecto duradero sobre la estructura del empleo industrial.
Variación Anual Diciembre 2020
Fuente: Elaboración propia con datos del DANE, 2021.
Particularmente en este mes, la producción real y las ventas reales fueron en dirección contraria en cuanto a su crecimiento, lo que significa que las empresas sí han logrado mejorar su producción, pero la demanda y el consumo por el contrario sigue sin fortalecerse lo suficiente. Esto nos muestra que además de esfuerzos por recuperar la formación de empresas y el manteamiento a flote de las mismas y de su producción, la demanda y el consumo son factores extremadamente determinantes para el correcto desempeño de la economía. Sin bases sólidas para retomar la dinámica de gasto privado, inversión y consumo, la solución a la crisis solo será dirigida a sectores específicos de la economía y no logrará una recuperación sostenible.
Así, uno de los más grandes retos, tanto del sector público como privado, que han logrado reestablecer su producción, es incentivar que las familias y las personas naturales recuperen sus condiciones de ingreso, estabilidad económica y social, y expectativas de crecimiento elevadas; a la vez que se implementa una estrategia apropiada de redistribución de ingreso y ayuda a los sectores más afectados por la pandemia, que todavía en el segundo mes de este nuevo año, experimentan dificultades y viven panoramas oscuros.
1 Integrante del Grupo de Coyuntura Económica. Contacto:sgomezm10@eafit.edu.co.