22 de marzo de 2021 | REVISTA UNIVERSIDAD EAFIT - CIENCIAS DEL APRENDIZAJE
Para algunos investigadores todavía resulta llamativo,
y hasta problemático, que en Colombia se insista en
denominar el interés por que la sociedad participe
de la ciencia, la tecnología y la innovación bajo el
concepto de apropiación social del conocimiento. Ello, sobre todo, porque no es un término ampliamente usado en
el mundo y puede derivar en muchas interpretaciones que
hacen más complejo medir su impacto en las comunidades.
Sin embargo, por su trasegar, esta forma de nombrar dicho
acercamiento del conocimiento a las personas y a los grupos sociales se mantiene a través del tiempo.
La definición más actualizada para entender a qué se refieren quienes hablan de apropiación social del conocimiento en Colombia se puede apreciar en el documento que
traza los lineamientos para la nueva política de apropiación
que divulgó en 2020 el Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación (Minciencias).
Esta dice: “La apropiación social
del conocimiento que se genera mediante la gestión, producción y aplicación de ciencia, tecnología e innovación,
es un proceso que convoca a los ciudadanos a dialogar
e intercambiar sus saberes, conocimientos y experiencias,
promoviendo entornos de confianza, equidad e inclusión
para transformar sus realidades y generar bienestar social".
Según el investigador James Alberto Morales Chinca,
coordinador del Proceso de Innovación Social de la Universidad de Antioquia, esta definición “se propone como una
alternativa que permite acercar la ciencia y la tecnología a la sociedad, de tal manera que la misma sociedad pueda
utilizarlas para apoyar la resolución de las problemáticas
que existen en los territorios”.
El término se ha renovado. Primero se llamó apropiación
social de la ciencia y la tecnología; después, empezando el
siglo XXI, apropiación social del conocimiento; y, recientemente, apropiación social del conocimiento, la tecnología
y la innovación. Sin embargo, mantiene la esencia de los
ideales que plantearon los primeros investigadores que lo
acogieron en los años 80 y que luego, en los 90, se establecieron en la primera Misión de Sabios instaurada por el
gobierno de César Gaviria cuando quiso preparar al país
para el mundo globalizado
Cada vez toman más
fuerza las iniciativas
que buscan que la
relación cienciasociedad sea más
cercana y como una
forma de alimentar
a ambos sectores.
Foto: Róbinson Henao
Por ejemplo, en el informe de Rodolfo Llinás y Eduardo
Posada Flórez titulado Ciencia y Educación para el Desarrollo,
de la Colección de Documentos de la Misión, se recomienda
establecer la primera política de apropiación social de la
ciencia y la tecnología para el país. Ahí se indica que esta “es
una estrategia –no una propuesta– de cambio social y cultural”.
Como un concepto rector de políticas para acercar la ciencia a las comunidades, se acogió definitivamente en 2005,
cuando se planteó el diseño de la primera. Luego, en 2010,
se generó el primer documento.
Y el hito más reciente es
el de 2020, cuando se actualizaron los lineamientos, bajo el
concepto de apropiación social del conocimiento.
Proyectos que se inscriben en este campo, como Universidad de los Niños EAFIT, trabajan desde la perspectiva
de esta estrategia.
“Entendemos que hay que garantizar la
participación en la gestión, en la producción y en el debate
sobre el conocimiento científico, y eso se logra a través de
estrategias de apropiación social. Es una dimensión política
de la ciencia en que se reconoce a la sociedad como una
interlocutora legítima”, explica Ana María Londoño Rivera,
jefe de Universidad de los Niños.
¿Es igual a política de divulgación?
Algunos académicos insisten en que por más que se haya
tratado en Colombia como un concepto que trasciende las
políticas de divulgación científica –es decir, aquellas que
buscan que las personas tengan una percepción positiva
de la ciencia y la tecnología para que se acerquen a esta– la
apropiación social del conocimiento se inscribe en las mismas.
“Surge en el marco de discursos de divulgación científica y, hasta donde se puede saber, se acoge en Colombia.
De ahí se va extendiendo a Iberoamérica y ha ido ganando
fuerza con los años. Aunque se quiere diferenciar la apropiación de la divulgación, como si fueran cosas encontradas, cuando uno mira los textos se da cuenta de que
a veces se tratan como iguales”, puntualiza el académico Jorge Manuel Escobar, docente investigador del Instituto
Tecnológico Metropolitano (ITM), de Medellín.
Es un asunto sobre el que se han empleado diferentes
denominaciones, como lo explica el profesor de EAFIT Daniel Hermelin Bravo en uno de sus trabajos sobre políticas
de divulgación de la ciencia.
“En Colombia ha habido una
serie de estudios recientes que se han ocupado de las relaciones entre los diseños de políticas, la participación ciudadana en ciencia y tecnología, y los modelos en los que
se sustentan. En dichos estudios se usan, para referirse al
mismo problema o a problemas similares: comunicación
pública de la ciencia y la tecnología, apropiación social de la
ciencia y la tecnología (ASCyT) y popularización de la ciencia
y la tecnología”.
Esa falta de delimitación es, para algunos, un asunto que
hace muy complejo comprender el concepto y medir el impacto de las políticas de apropiación social en el país. Y,
también, dificulta entender cómo participa la sociedad de
estos procesos. Por eso sugieren cambiarlo.