26 de enero de 2022 | REVISTA UNIVERSIDAD EAFIT - ESTADO, CONSTRUCCIÓN PACÍFICA Y POSACUERDOS
Explicar las violencias, a veces, implica mostrar cosas duras de la sociedad, sobre todo en un país donde se generalizó la idea de que unos deben morir para
que otros tengan que vivir.
Con esta reflexión termina el diálogo la profesora e investigadora de la Universidad EAFIT y doctora en Derecho por la Universidad de Zaragoza (España), Gloria María Gallego García, sobre los resultados de su investigación sintetizada en el artículo Odio y venganza en la guerra civil colombiana – Patrones en los asesinatos a excombatientes de las Farc.
Y para dar ejemplo de esa reflexión revela un dato aterrador: entre la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las extintas Farc, en septiembre de 2016, y octubre de 2021, han sido asesinados, algunos de ellos de la manera más cruel, 289 de los 6.803 hombres y mujeres que abandonaron las armas.
El artículo es uno de los capítulos del libro Historia(s), relatos y memorias. Miradas desde lo local, editado y compilado por Luis Fernando Barón y Adolfo Abadía, publicación que “recoge diferentes investigaciones cuyas temáticas, si bien están basadas en procesos organizativos, comunitarios, étnicos y de cierta tradición historiográfica, logran vincularse a través de la revisión e innovación de perspectivas”.
La profesora Gallego García, preocupada por su visión proteccionista de los derechos humanos y la construcción de paz, ha sido una estudiosa del conflicto armado y ha documentado la guerra desde todas las caras, en especial la de las víctimas, y promueve el deber de hacer memoria con y para ellas.
Dentro de este último resultó ganadora la denominada Alianza Energética 2030 en la que EAFIT es protagonista. Es integrante del Grupo de Investigación Justicia y
Conflicto, de la Universidad EAFIT, reconocido por el Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación como categoría B.
Entre otros trabajos, también es una de las coordinadoras del proyecto de investigación Conflicto armado interno, derechos humanos e impunidad, realizado de forma conjunta por profesores de las universidades de Zaragoza y EAFIT.
Para la profesora es urgente, más que nunca, exigir el cumplimiento de los acuerdos de paz, por considerar que han salvado miles de vidas, pero entre muchas dificultades se han atravesado los asesinatos de excombatientes y sus familiares.
Se requiere un compromiso genuino
Los documentos firmados hace cinco años entre el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos y la organización rebelde “por sí solos no alcanzan a transformar una sociedad para la transición de la guerra a la paz y los acuerdos fracasan si no se crean procesos más profundos de compromiso genuino”, explica la profesora en su artículo.
Afirma que nadie niega los daños causados por esta guerrilla en medio siglo de actividad insurgente, pero se requiere una sociedad generosa que les dé una segunda oportunidad a quienes dejaron las armas y que pare la espiral de violencia.
El acuerdo con las Farc es un avance histórico importante, si se tiene en cuenta que cesaron todas las hostilidades sus 62 frentes rurales, tres urbanos y nueve unidades de élite, grupos que tenían un amplio dominio territorial en muchas regiones del país, entre ellas, Antioquia.
“El Acuerdo, por ejemplo, establece un marco que apuesta al diálogo y la concertación entre los viejos enemigos para deliberar y definir conjuntamente políticas públicas de reincorporación, a partir de las realidades en el terreno y las necesidades concretas de los excombatientes”, dice la profesora.
El de las Farc es un proceso exitoso, pese a esas dificultades, porque el porcentaje de deserción y asesinatos es bajo, del 8%, pero es precario.
“Sobre todo cuando lo miramos desde los territorios”, principalmente por la lentitud como se vienen ejecutando los compromisos pactados por parte del Estado y el exterminio de los excombatientes.
En su análisis sobre porqué estos hechos dificultan la construcción de una paz ideal, Gallego García enumera seis obstáculos o consideraciones que son necesarios, en lo posible, superar como Estado y como sociedad.
Circunstacias que llevan a tomar venganza
Al citar textualmente al politólogo griego Stathēs N. Kalybas y su libro La lógica de la violencia en la guerra civil, la profesora enumera los determinantes sociales que pueden activar a una víctima a dar el paso hacia el deseo de venganza:
1. Un marcado sentimiento retributivo según
el cual es justo devolver el mal con mal.
2. La ausencia o debilidad del Estado, incapaz de indagar sobre los delitos y sus autores e imponer sanciones que satisfagan los deseos de castigo o venganza.
3. Un ambiente social donde priman juicios
y creencias del estilo: el fin justifica los
medios, todo se vale para defender el honor
personal y familiar.
4. La existencia de circunstancias y
oportunidades que facilitan el acceso a la
retaliación, como la presencia de grupos
armados y la vía a mercados de armas.