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Al experimentar, el Nobel se siente un niño

​​​​​Douglas Dean Osheroff, premio Nobel de Física (1996), cuenta en esta entrevista que su amor por la ciencia surgió gracias a su profesor de química en la secundaria, algo que, además, le ayudaron a cultivar sus padres. El estadounidense, profesor de la Universidad de Stanford, participó en el Tercer Congreso Nacional de Ingeniería Física que se desarrolló en EAFIT en septiembre de 2012.​​

Juan Carlos Luján Sáenz
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT/ Entrevistas​

La entrevista terminó y los agradecimientos llegaron de un lado y de otro, tanto en inglés como en español. Pero al científico Douglas Dean Osheroff, profesor de la Universidad de Stanford, aún sentado y con las manos entrecruzadas encima de la mesa de reuniones, se le veía algo sorprendido y se preguntó por qué nadie en las entrevistas que ha concedido en Colombia le ha preguntado quién fue la persona que más lo influyó en la física. 

El reclamo llegaba de quien ganó en 1996, junto con David Morris Lee y Robert C. Richardson, el Premio Nobel de Física gracias al descubrimiento de la superfluidez del helio 3. ¿Se refería Osheroff a un científico como él, a alguien con más de dos o tres doctorados, o a un catedrático que invitan a foros o a seminarios por todas partes del mundo? 

Esa persona fue su profesor de química de secundaria, quien le mostró un experimento y le dijo: “Lo más importante es encontrar la naturaleza del ensayo”, explicó este norteamericano nacido en agosto de 1945 en Aberdeen, un pequeño pueblo ubicado en el estado de Washington, en el noroccidente del país, cerca de la frontera con Canadá. 

Sí, el asunto fue por ahí, por su docente de química, el mismo que supo mantener la fascinación que Douglas sentía por la experimentación y que había comenzado, años atrás, en la familia que conformaban un médico, una enfermera y cinco hijos. 

A ese jovencito le gustaba la electricidad, los voltajes, el movimiento, tanto que reconoce que sus padres solían decir que, afortunadamente, había sobrevivido a su niñez. Y la razón sí que está del lado de los papás del hoy acadé- mico, quien en una ocasión voló de un lado a otro en su habitación por la descarga de 600 voltios en su humanidad. 

Y a esto se refiere el premio Nobel, quien en septiembre de 2012 estuvo en EAFIT en el Tercer Congreso Nacional de Ingeniería Física, donde se encargó de explicar cuáles fueron las causas de la tragedia del transbordador espacial Columbia en 2003, al que ha dedicado varios años de investigación. De ciencia, de investigación y de tecnología respondió este eterno sorprendido, quien confirma que cuando experimenta se siente como un niño en una dulcería.

Ciencia desde la escuela y e​l hogar​

​Se habla de que la ciencia debe ser como las artes, es decir, que desde muy niño se debe motivar a la persona para que se inicie en esta experiencia. ¿Fue el caso suyo? Desde los seis años me interesé mucho por la ciencia, especialmente por la física, en específico por los fenómenos de la electricidad y el magnetismo. Mis padres, inclusive, me llevaban a un campamento en las tardes en los que se trataban todos los problemas asociados con esto, por ejemplo, los motores y demás. Mis papás se sentían muy felices porque veían mi fascinación y mi pasión. Afortunadamente sobreviví a mi niñez, decían ellos. 

¿Cómo fueron esos primeros años de experimentación? Una vez, muy apasionado por la electricidad y el magnetismo, hice un experimento con unos elementos de voltaje que mi padre me compró. Yo los cambiaba, manipulaba y podía medirlos en los terminales. Así cambié uno de los puntos del voltaje, los empecé a conectar con un montón de transformadores y de baterías, y cuando lo hice comenzó a pasar un voltaje increíble. De un momento a otro me puse a manipular un cable muy grande, lo encendí y me cogieron 600 voltios, lo que me hizo volar al otro lado de la habitación, inclusive todos los músculos se me contrajeron. Nunca se los conté a mis papás. Sería muy frustrante para ellos saber que tuve casi 600 voltios en mi cuerpo.

Entonces comparte eso de que a los niños hay que inmiscuirlos en la ciencia desde muy pequeños… Puede ser. En mi caso sí me sentía muy apasionado, fue algo muy natural, pues todo fue fluyendo. De hecho, desde los seis años ya me quería quedar en la electricidad y en el magnetismo. No obstante, los niños de hoy conocen más, seguro saben utilizar mucho más los computadores que yo, lo que hace que sean curiosos y se interesen más por los sistemas, que por hacer experimentos como yo. 

Me acuerdo, por ejemplo, de un experimento que realicé solo. Me fui 100 millas, cerca de Seattle. Mi madre me había prestado el auto. Estaba en la secundaria y compré de pueblo en pueblo, lugar por lugar, elementos para hacer un experimento hasta que completé lo que necesitaba. Pero el experimentar y conocer es algo muy de los niños, aunque hoy muchos no lo quieran. Pero sí, desde mi niñez me sentía muy apasionado.​

¿Cómo fueron esas primeras aproximaciones al helio, lo que determinó que en 1996 le otorgaran, junto a otros dos científicos, el premio Nobel de Física? Ingresé a la Universidad de Cornell (Estados Unidos) a estudiar una maestría en física. Allí había dos áreas: un departamento de física y otro muy especializado en física de estado sólido. En esa universidad, el estudiante de un tutor ruso muy famoso empezó a explicarme y logró llegar a bajas temperaturas con helio, pero solamente a los 10.000 grados bajo cero. 

Entonces seguí con el experimento yo solo porque las otras personas se encontraban con actividades que no se relacionaban con ese ámbito. Así llegué a los 15.000 grados bajo cero. Ese fue un momento determinante porque me di cuenta de que podía seguir. Y posteriormente llegué a 100.000 grados bajo cero.

​La carrera espacial​

¿Lo que usted expone acerca de que el accidente del Columbia en 2003 ocurrió por falta de precauciones es ya concluyente o todavía hay cabos sueltos? 

Todo lo que estudiamos fue suficiente. Más que eso, lo que le dijimos a la Nasa era que tenía que cambiar su sistema organizativo, es decir, que no podían estar enviando transbordadores sin un análisis previo y eso fue lo que hizo que esta organización tuviera que detener las misiones espaciales mientras reestructuraban todo su sistema. Así llegamos a la conclusión de que lo que ocurrió fue un problema más administrativo.​

¿Está de acuerdo con que se haya cancelado la carrera espacial y si es así cuál es el paso que debe seguirse? 

No soy muy fanático de los viajes tripulados. Actualmente tenemos la estación espacial internacional orbitando y hay gente que está allá, que hace caminatas espaciales y eso es muy valioso. Y bueno, en caso tal de reactivar los viajes espaciales ¿hacia dónde iríamos?, ¿o qué haríamos? 

¿Qué opina acerca de los experimentos o misiones como la del Curiosity en Marte? 

Soy fanático de las misiones robóticas que envía la Nasa. Es una excelente opción y una manera muy bonita de conocer lo que existe en otros lugares. Es una prueba de tecnología muy importante y nos amplía el conocimiento de manera increíble. En la actualidad, la Nasa tiene la posibilidad de enviar una sonda o una misión robótica cada dos años, entonces creo que está muy bien por la valiosa información que se recoge.

El quehacer del investigador…​

Un investigador necesita paciencia porque los resultados no se dan de la noche a la mañana y después de ganar un Premio Nobel se diría que se alcanzó la gloria y listo, pero usted ha seguido investigando. ¿Qué lo motiva a continuar?

No soportaría no estar haciendo experimentos y por eso nunca he sido impaciente con estos temas. Cada que lo hago me siento como un niño en una dulcería. Además, después de que gané el Premio Nobel quise seguir investigando, pero eso también depende de qué tipo de investigación es. Por ejemplo, quienes se centran en partículas gastan demasiado dinero en construir aceleradores de última generación, eso hace que pierdan sus ganancias rápidamente y no tengan muchos recursos. 

Pero en mi caso, los trabajos siempre fueron muy económicos, así mismo fui apoyado por la Academia Nacional de Ciencias. Lo otro que me interesó, apenas gané, fue compartir con la gente de la ciencia para saber qué están investigando. Y claro, motivando a la gente joven a que investigue.

Es la segunda vez que usted viene a Colombia. Con respecto a los Estados Unidos, existe una gran diferencia entre ambos países en el tema científico porque mientras allá en el norte buena parte del PIB se va para investigación y tecnología, en Colombia solo se destina cerca del 0.03 por ciento. ¿Cree usted que un país que no le apuesta a la investigación tiene opción de salir del subdesarrollo? 

​No creo que un país como Colombia pueda hacer parte del primer mundo con esos índices de investigación, pero definitivamente lo que sí podemos hacer es apoyar a los estudiantes y a los jóvenes para que viajen a países como Estados Unidos o Inglaterra, o a otras naciones, para que hagan sus maestrías, doctorados, posdoctorados y poner reglas estrictas para que regresen. La idea es que si les damos una beca para que se vayan es obligación volver al país.

¿Desde la ciencia qué le augura a la humanidad?, ¿nos va a ayudar a resolver tantos conflictos? 

Sí, la ciencia puede ayudar. El hecho de que ahora los científicos se reúnan y hablen de sus resultados muestra mucha más unidad. Y si posteriormente se aplica, pues mucho mejor.

Usted en la Universidad de Stanford es uno de los profesores más apetecidos porque cautiva mucho a los estudiantes. ¿Cuál es el secreto?

Actualmente estoy dictando unos cursos de física aplicada para estudiantes de ingeniería. Eso sí, no es fácil apasionar a alguien por la física porque son cursos donde van 3.000 personas, entonces no hay mucho contacto personal ni nada. Hay unos estudiantes que son muy proactivos y van a los horarios de atención para pedir ayuda con una idea, con un problema o con un proyecto. Obviamente, el ser premio Nobel influye en la asistencia.​​

¿Por qué tanta pasión por la fotografía?

Entré a la fotografía a los seis años. Mi padre era un médico y vivía ocupado, pero le encantaba este tema, entonces nos inculcó que fuéramos muy amantes de esta actividad. Hoy dicto un curso que se llama aspectos técnicos de la fotografía, donde le puedo mostrar a los estudiantes una de mis grandes pasiones.


Última modificación: 06/03/2017 15:27