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Un geólogo que contribuye a la reconstrucción histórica del clima

​​​​Las investigaciones del profesor José Ignacio Martínez Rodríguez, miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, pretenden reconstruir escenarios del clima en el pasado que ayuden en la interpretación del fenómeno del Niño y sus implicaciones futuras. Para él, la investigación es una actitud mental hacia el progreso y el conocimiento.

César Pérez Arboleda
Colaborador / Perfiles​

“Allí había un prejuicio porque la mayor cantidad de científicos estaban en Europa o Norteamérica y, por esa razón, investigaban lo que tenían a la vista. Y tan espectacular es nuestra región que los cambios climáticos a gran escala, como eras glaciares e interglaciares, están estrechamente relacionadas con lo que pasa en el istmo de Panamá, por ejemplo”, señala Martínez Rodríguez.

”Cuando estudiamos el clima en el pasado, lo que hacemos es una contribución al conocimiento en conjunto con oceanógrafos y modeladores del clima”​​

​​​Gracias a este aporte fue invitado, por Smithsonian Tropical Research Institute, para participar en el estudio de la formación del istmo de Panamá y reconstruir la historia de los océanos Pacífico y Atlántico, debido a que poseen evidencias que sugieren que esta porción de tierra se formó antes de lo que se pensaba.

En un congreso en Oregón, denominado Pages Open Sciencie Meeting, al que asistió el año pasado, el paleocenógrafo Cristiano Chiesi, de la Universidad de Sao Paulo, dijo que en su país solo reconocían en Suramérica las investigaciones de Colombia en esta materia, a pesar de no contar con los equipos sofisticados para la investigación que sí tienen otras naciones del mundo más desarrolladas.

“No soy un descubridor. Antes, los científicos aisladamente podían hacer grandes hallazgos, hoy por hoy, cuando estudiamos el clima en el pasado, lo que hacemos es una contribución al conocimiento en conjunto con oceanógrafos y modeladores del clima, estudiantes y el complejo equipo interdisciplinario conformado a lo largo de estos años”, dice el eafitense​

En red mundial


La estrategia de Martínez Rodríguez fue despertar el interés de colaboradores con prestigio internacional, como el también paleocenógrafo Lloyd Keigwin, de Woods Hole Oceanographic Institution, y que ahora es socio en su investigación y a quien le pidió colaboración en un proyecto que tenía con Colciencias para estudiar el material del fondo marino del Pacífico, que ya estaba recolectado en muestras, pero del que no poseía la tecnología para hacer los análisis de los isótopos.

Al paleocenógrafo Yasuke Yokohama, de la Universidad de Tokio, y que conoció en Australia, lo vinculó al proyecto mediante el estudio de las muestras a través del Carbono 14.

Al investigador norteamericano Keigwin “le tocó la fibra” con la propuesta porque su primera investigación fue en el istmo de Panamá y, luego de las primeras publicaciones internacionales de Martínez, vio el futuro de este estudio y solicitó recursos por 250.000 dólares con National Foundation Society, para completar sus estudios y cruceros exploratorios en el Pacífico.

Por el “oro” en investigación


José Ignacio Martínez asocia los recientes Juegos Olímpicos de Londres, que tuvieron lugar en agosto de 2012, con una realidad mundial que, a su sentir, es aplicable al campo de la ciencia: China, Brasil, e incluso Colombia disputan las nuevas medallas de oro de la competencia científica.

“Es cuestión de voluntad y de estado mental. Por ejemplo, en el valle inferior del Magdalena se podría pensar que los holandeses y sus avanzadas técnicas de diques pudieran ser la solución para nuestros terrenos inundables, pero Holanda vive unas condiciones muy diferentes al río Magdalena que es altamente dinámico. En cambio, soluciones como ‘la casa flotante’ de EAFIT, que se trabaja en la spin off Utópica y que se encarga de soluciones de vivienda para inundaciones fluviales, nos dicen que nosotros sí podemos solucionar nuestros propios problemas”. ​

Y eso, insiste, es lo que se ve en el desarrollo de otras naciones: la voluntad de creer en sí mismas y crecer.

“Una vez la máquina empieza a trabajar, la rentabilidad llega. Los beneficios no se pueden esperar inmediatamente. El riesgo en el país y Colciencias es que se le pone mucho peso a la pertinencia, por supuesto que tenemos cosas urgentes que resolver, pero eso no debe excluir la investigación en ciencia básica, que es lo que nos va a dejar en ventaja competitiva con el resto del mundo globalizado”, apunta.

Con estas convicciones y su visión de investigador, el aporte a la ciencia de Martínez consistió en aumentar el tiempo de observación humana del clima que, hasta hace poco, había sido sobre los últimos 100 años, lo que limitaba el estudio del sistema complejo de variaciones súbitas y procesos que en un momento pueden conducir a una condición cálida o glacial.

“Llegar a la academia es una experiencia muy bonita para mí, pues el objetivo de dedicarme a la ciencia radica en trascender en la curiosidad y ver qué escenarios pasados puedo reconstruir del clima en favor de la interpretación del fenómeno del Niño y sus implicaciones futuras en el mundo global, tanto en el océano, como en la atmósfera y la biósfera”.

Pero no solo descubre un mundo oculto hasta la fecha, sino que abre las puertas para comprender mejor y predecir, incluso, el comportamiento de fenómenos naturales como el Niño al amparo de los ojos de la ciencia colombiana.

Estos aportes a la reconstrucción histórica del clima, además de su trayectoria, fueron razones para que fuera nombrado, en 2008, como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.​​

Última modificación: 05/11/2015 10:56