Fotos: Daniel Pino
En este parque tecnológico está el laboratorio de la Escuela de Minas de París donde Daniel Pino Muñoz, ingeniero mecánico eafitense, escudriña la evolución de la estructura cristalina en materiales metálicos.
Marcela Gutiérrez
Colaboradora
Daniel vive cerca del mar y a una hora de los Alpes, entre Cannes y Niza. Tuvo la suerte de alejarse de las grandes ciudades, que no le gustan tanto, para establecerse en la Costa Azul francesa, un escenario inspirador donde busca entender el comportamiento mecánico de los materiales.
Daniel estudia la evolución de los cristales que componen los materiales metálicos para predecir su comportamiento y saber cuándo podrían fallar.
En la Escuela de Minas de París, una de las más prestigiosas en ingeniería en Francia, estudia específicamente cómo evoluciona la estructura de los cristales que componen los materiales metálicos para predecir su comportamiento y saber cuándo podrían fallar. Esto lo hace por medio de simulaciones numéricas en supercomputadores con gran capacidad de cálculo.
En dicha institución, Daniel es profesor e investigador en el laboratorio ubicado en el parque tecnológico de Sophia Antípolis (Niza), un referente mundial de desarrollo económico integrado que re- úne centros de investigación como el Instituto Europeo de Normas de Telecomunicaciones (ETSI) o el Consorcio Europeo de Investigación en Informática y Matemáticas (ERCIM) –sede europea del World Wide Web Consortium (W3C)–, y empresas como Oracle, Intel Corporation, IBM, entre otras.
La curiosidad, su impulso
Siempre ha sido curioso y preguntón. “Le gustaba saber el porqué de las cosas y hasta que no tenía una respuesta, no quedaba tranquilo”, cuenta Rubén Pino, su papá, quien vislumbró su futuro cuando tenía apenas cuatro años.
“Entendí que era un niño más inquieto de lo común cuando un día me hizo una pregunta que me sacó de base y que no he sido capaz de contestar hasta ahora: ‘papá, ¿por qué la sombra no es en colores?’. Desde ese momento supe que él tenía una curiosidad que iba más allá”, comenta Rubén.
En la Institución Educativa Ciro Mendía del municipio de Caldas, donde estudió el bachillerato, se destacó en las áreas de matemáticas y lógica. Al graduarse, Daniel se decidió por la ingeniería y en EAFIT encontró una oportunidad para continuar sus estudios: “Para mi familia era difícil costear una universidad privada, entonces accedí a una de las becas que EAFIT daba en su momento para primer semestre y luego fui beneficiario de la beca Fundación Educación de Suiza”.
En la Universidad hizo parte del grupo CAD/ CAM/CAE, dedicado a la investigación y desarrollo de herramientas para diseño, manufactura y mecá- nica asistidos por computador. Esta experiencia y la influencia de sus amigos de carrera, quienes partieron inicialmente hacia Francia, fueron los principales motivos que lo impulsaron a despegar motores hacia ese país.
Más oportunidades
En junio de 2007, con 21 años, Daniel tomó vuelo con destino a Europa. Su familia nunca dudó de sus capacidades. Gracias a su desempeño académico, Pino pudo acceder al programa de Becas de Excelencia Eiffel, creada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Desarrollo Internacional de Francia, para terminar sus estudios de doble titulación por dos años en la Escuela Nacional de Ingenieros de Metz.
Este hecho significó salir de la zona de confort. “Llegar a otro país no es nada fácil, lidiar con la soledad, con la barrera del idioma y con otro contexto es un reto para ser más sociable, salir y hablar con la gente. Estar lejos implica coraje”, cuenta Daniel.
En ese país encontró un ambiente más propicio para la labor científica. En 2008 realizó su maestría en Mecánica, Materiales, Estructuras y Procesos en Metz. Su investigación consistió en simular en qué momento un tipo de aluminio podría presentar el fenómeno conocido como
spalling, que ocurre cuando las ondas producidas por un impacto en un material se suman y hacen que este se dañe.
En la Escuela de Minas de París realiza sus pesquisas con simulaciones numéricas en supercomputadores con gran capacidad de cálculo.
En 2009, durante su doctorado en la Escuela de Minas de Saint-Étienne, obtuvo uno de los principales resultados como investigador. “Trabajé en la simulación numérica del proceso de sinterizado utilizado en metalurgia de polvos. Este consiste en darle forma en un molde a un polvo metálico (o cerámico) y someterlo a un proceso térmico para convertirlo en un material sólido. El objetivo era entender y simular procesos de difusión de materia y de evolución de la estructura de las partículas”.
En la actualidad hay 115 eafitenses de la Escuela de Ingeniería que adelantan sus estudios en Francia.
Para eso, Daniel desarrolló métodos numéricos y una estructura de datos que permitían tener en cuenta varias centenas de partículas y ver qué pasaba con esos materiales que sufrieron esa transformación. Gracias a su contribución al campo de los métodos computacionales en ciencias aplicadas obtuvo el reconocimiento a la mejor tesis por parte de la Asociación Francesa de Mecánica Computacional.
Este aporte le abrió puertas en una de las escuelas más importantes en ciencia y tecnología de Europa, la Escuela Politécnica de Lausanne, en Suiza, donde ocupó una posición posdoctoral. Durante dos años, de 2012 a 2014, trabajó en simular la propagación de grietas en materiales frágiles, una de las investigaciones que más ha disfrutado porque pudo aplicar los cálculos matemáticos en el campo experimental.
Apoyo a la ciencia
En el sistema académico francés existe la expresión Grande Ecole (grandes escuelas), para referirse a instituciones académicas de alto nivel. De ahí la importancia de que un egresado trabaje en una como lo es la Escuela de Minas de París, que forma parte del sistema de investigación francés y que tiene a ese país como una de las principales potencias en tecnología en el ámbito mundial, señala Alberto Rodríguez García, decano de la Escuela de Ingeniería y quien fue profesor de Daniel.
Desde ese contexto en el exterior, el deseo de este eafitense es apoyar la ciencia en el país: “Hay muchas maneras de contribuir al desarrollo de este campo en Colombia, por eso trato de generar colaboraciones para que los estudiantes de doctorado o de maestría de EAFIT puedan venir a investigar acá”.
En este sentido, para visibilizar la labor de los investigadores colombianos en el exterior, Pino y su colega eafitense Sebastián Echeverri Restrepo (en Holanda) contribuyeron con el libro Recherche Oppérationelle apliquée a la gestión industrielle (Investigación de operaciones aplicada a la gestión industrial), escrito principalmente por Simón Tamayo Giraldo, también egresado de la Institución y profesor de la Escuela de Minas de París.
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Daniel no tiene itinerario para esta travesía por el conocimiento, pero sí sabe que el camino de la curiosidad es infinito y apasionante, y que una nueva pregunta podría cambiar el trayecto. “Con el tiempo las prioridades cambian, prefiero andar ligero de equipaje y vivir a la deriva tratando de hacer lo que me gusta: entender el porqué de las cosas”.
Aporte a la ciencia de materiales
La ciencia de materiales está visible en todas las creaciones hechas por el hombre. El desarrollo tecnológico de industrias como el transporte, la vivienda, la energía, entre otras, son producto de las investigaciones realizadas en este campo. El desafío permanente de la comunidad científica dedicada a esta área es avanzar en el estudio de materiales cada vez más eficaces, resistentes y sostenibles.
Investigador
Daniel Pino Muñoz
Ingeniero mecánico de la Universidad EAFIT, con doble titulación de la Escuela Nacional de Ingenieros de Metz (ENIM), donde obtuvo además su tituló como magíster en Mecánica, Materiales, Estructuras y Procesos. Es PhD en Materiales e Ingeniería, Escuela de Minas de Saint-Étienne. Ocupó una posición posdoctoral en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza).