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El Eafitense / Edición 104 Las expresiones de Antioquia como pueblo se abordan desde la academia

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Las expresiones de Antioquia como pueblo se abordan desde la academia

​​Un conjunto de seis paneles, que se denominaron Antioquia expresiones de un pueblo, conmemoraron, desde EAFIT, los 200 años de independencia del departamento con una visión crítica desde diferentes ámbitos. El cuerpo, el arte, la diversidad, el empresarismo, la minería y la música aglutinaron a diferentes intelectuales durante los dos semestres del año.


​Abadio Green (izquierda), Juan Camilo Escobar (centro) y Óscar Almario en el panel Antioquia, territorio y cultura e la diversidad.
Paula Andrea Guisao López
Colaboradora

Durante seis sesiones Antioquia pudo mirarse en el pasado, reconocerse en el presente y proyectarse hacia el futuro. Primero con el cuerpo, el arte y la diversidad cultural; después con el empresarismo, la música y la minería, pero siempre con un único denominador, el departamento en sí, esa región que emergió de las montañas; se volvió eje del desarrollo de Colombia; y avanza hacia un mañana en el caben costeños, indígenas, afrocolombianos, sabaneros y andinos.  

Por eso, Antioquia expresiones de un pueblo, seis paneles que se coordinaron desde el Área de Extensión Cultural de EAFIT, llevaron a sus asistentes, en los dos semestres del año, a recorrer el devenir antioqueño desde una óptica crítica y académica.

La idea fue unirse a la efeméride departamental mediante la apertura de una reflexión en la que todos esos referentes construidos alrededor de Antioquia y sus habitantes pudieran reconocerse y salieran a relucir en medio de la discusión, según lo aseguró Juan Antonio Agudelo Vásquez, coordinador de Extensión Cultural de EAFIT, para quien esta fue una celebración diferente.

La dinámica fue simple: se partió de un tema representativo para la identidad antioqueña, se invitó a tres estudiosos o conocedores del tema para que ofrecieran una mirada académica o experiencial alrededor de este; y el público tuvo la oportunidad de escuchar, discutir y analizar los diferentes planteamientos, que siempre estuvieron enfocados en los relatos y significados de Antioquia y los antioqueños.

Para Sol Astrid Giraldo Escobar, una de las investigadoras invitadas, este tipo de espacios es muy importante para el reconocimiento de la identidad y el autoconocimiento de una sociedad, pues permiten visibilizar perspectivas y puntos de vista que no siempre son visibles, mucho menos en estas coyunturas. “Creo que es una forma menos clásica de conmemorar la independencia. Es importante que en esta fecha salgan a flote estos temas”, agregó.

Panel Una reflexión sobre el cuerpo en Antioquia.jpg
​​Por eso, la magíster en Historia del Arte, filóloga y autora del libro Cuerpo de mujer. Modelo para armar fue una de las participantes de la sesión inaugural, que se llamó Una reflexión sobre el cuerpo en Antioquia, en la que el arte, la antropología y la historia fueron los hilos conductores para construir una reflexión general alrededor del cuerpo y sus consideraciones en el departamento. 

200 años de arte y corporalidad 

El cuerpo es un tema poco tratado y que, por lo general, se aborda desde la medicina y la anatomía. En este caso se insertó en la dimensión cultural para descubrir las representaciones, formas y represiones que han marcado, y que todavía influyen en la antioqueñidad. 

“El cuerpo tiene historia y geografía. Hay que pensar en el cuerpo como un discurso representado en estos. Cuál es el discurso y los poderes que hay allí. Cómo se han simbolizado en la historia, qué sociedad están simbolizando hoy y cómo el arte los ha reflejado. La pregunta es si el arte refleja los cuerpos, o si este los impone”, cuestionó Sol Astrid.

Por eso, en su trabajo hace un análisis a las formas del cuerpo en el arte, las fotografías y en los manuales de urbanidad para comprobar su hipótesis central: el cuerpo, en el arte local, siempre ha sido tratado desde el dolor, como un elemento vejado y aniquilado, que muy pocos han tratado desde otra perspectiva.

Llegar a esta conclusión hace necesario un análisis de cada uno de los periodos del arte y los discurso que cada uno tiene implícito: empezando por la etapa prehispánica, inserta en la naturaleza; pasando al sincretismo y la huella del catolicismo, producto de la colonización; hasta la actualidad, en la que problemas como el conflicto armado son fundamentales en esa línea del dolor del que habla la autora. 

"El cuerpo, en el arte local, siempre ha sido tratado desde el dolor, como un elemento vejado y aniquilado, que muy pocos han tratado desde otra perspectiva": Sol Astrid Giraldo.

El historiador Rodrigo Zapata Cano, otro de los invitados a esta actividad, hizo énfasis en el control de la corporalidad como una manifestación del poder social. “Sí se puede hablar de un cuerpo en Antioquia, teniendo en cuenta todo un devenir que cuenta con investigaciones muy incipientes, pero que hablan de una tendencia hacia la represión y el poder”, aseguró el investigador.  

Se trata de estudios poco conocidos, que se abren paso en lo local y exploran aspectos ya trabajados como la higiene, la medicina, así como puntos que todavía esperan ser explorados como los sentidos, es decir, los olores y los sabores de los primeros años del departamento.

En esta oportunidad también participó la artista Ángela Chaverra Brand, quien desde una crítica a la sociedad antioqueña actual y sus formas de reprimir el cuerpo, hizo una propuesta a través del performance y el teatro. “Nuestra idea es un cuerpo que resista a los cánones de belleza creados por una sociedad occidental fundamentada en un montón de preconcepciones que no permiten que este sea libre”, explicó.

El segundo panel se tituló 200 años de arte en Antioquia, en el que sus participantes debatieron en torno a las expresiones plásticas presentes en estos dos siglos en el departamento. Allí se pasó por sus momentos de coyuntura y artistas más representativos.

“Hace apenas 28 años que los indígenas aparecieron en el contexto antioqueño, pues hasta ese momento el Estado reconoció los primeros territorios”: Abadio Green.​

Y esto lo sabe Isaacs que, finalmente, conociendo algunos o suponiendo que ya los hay establecidos en el Valle de Aburrá, pide que lo entierren entre los suyos. Y si bien murió en Ibagué, su tumba está en el cementerio de San Pedro, en Medellín, y Marco Tobón Mejía esculpió los símbolos que adornan su mausoleo.

Pero el asunto de los judíos en Antioquia, que si los hubo vinieron sin rabinos y por esto hicieron de su religión un sincretismo, no aparece solo en María. Con anterioridad a la novela, se sabe que Luis Brion, comerciante y aventurero, trasladó gente de Curazao a estas tierras, con la anuencia de Simón Bolívar, de ​​quien era amigo y protector.​


El público eafitense pudo recorrer este camino de la mano de Santiago Londoño Vélez, investigador, curador y artista, autor de libros como Historia de la pintura y el grabado en Antioquia; Débora Arango, vida de pintora; y Arte colombiano, 3.500 años de historia, entre otros. 

Estuvo también Imelda Ramírez González, doctora en Historia del Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México, autora del libro Visita. La obra de Ethel Gilmour y docente de EAFIT. Se contó también con Efrén Giraldo Quintero, doctor en Literatura de la Universidad de Antioquia, autor de Los límites del índice: imagen fotográfica y arte contemporáneo; y docente del Departamento de Humanidades. 

Antioquia diversa

Algunos dicen que la obra Horizontes de Francisco Antonio Cano fue encargada por Carlos E. Restrepo, entonces presidente de Colombia, para conmemorar el centenario de la independencia del departamento en el que nació, pero también suele explicarse que el hecho de que terminara en su colección se debió a la buena suerte del político, que la ganó en una subasta. 

Lo cierto es que fue pintada el mismo año en que se cumplían 100 años de la declaración de libertad del entonces Estado Soberano de Antioquia, y se convirtió en uno de sus principales símbolos y referentes: un hombre, una mujer y un bebé, de tez clara, con montañas de fondo y mirando hacia un futuro de tierras nuevas. 

Es una clara representación de la Colonización Antioqueña, entonces en pleno auge, y que sumada a los demás elementos del cuadro se convertiría en todo un emblema del antioqueño: un paisa sin influencias indígenas y mucho menos negras, uno que pasó décadas convencido de esta premisa, pero que hoy empieza a repensarse y a evidenciar pluralidad. 

Según el último censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el 11.9 por ciento de los antioqueños son afrocolombiano y el 0.5 indígenas,  según lo recordó Abadio Green Stocel, el primer indígena doctorado en Colombia, durante su intervención en el tercer panel denominado Antioquia, territorio y cultura de la diversidad, en el que dialogó con Óscar Almario García, estudioso de las poblaciones negras en Colombia; y Juan Camilo Escobar Villegas, docente del Departamento de Humanidades de EAFIT. 

Este último presentó los resultados de una de sus investigaciones La representación mental que los antioqueños se construyeron de sí mismos. 1814-1851. Un examen a través de la prensa, en la que halla un imaginario de identidad sustentado en la existencia de una “raza antioqueña”, que se convirtió en un arma de control en ámbitos como el político, el social y el económico. 

“Para estudiar la identidad antioqueña es necesario hacerlo como imaginario, pues las élites intelectuales forjaron un imaginario en los contextos de las luchas regionales posindependentistas, que se convirtió en hegemónico y ocultó a ciertos grupos sociales”, dijo el docente.
 
Green Stocel aseguró que se trata de una omisión y un olvido de la sociedad que todavía persiste y que se refleja en un no reconocimiento del multiculturalismo existente en el departamento. “Hace apenas 28 años que los indígenas aparecieron en el contexto antioqueño, pues hasta ese momento el Estado reconoció los primeros territorios”, manifestó. 

Una historia similar tienen los pueblos afrocolombianos, que también luchan por el reconocimiento dentro de una sociedad que apenas empieza a reivindicar su pluralidad, todavía con muchos rezagos, supuestos y prejuicios de ese imaginario idílico del antioqueño ‘blanco’ y ‘descendiente europeo’. 

"Si bien estamos en un momento de auge de materias primas, no es algo que vaya a durar para siempre. Así que la invitación es al debate sobre la posibilidad real de que la minería sea un modelo de desarrollo viable": Juan Carlos López.

“Hoy existen iniciativas y fechas para homenajear los diferentes grupos, el caso del Día de la afrodescendencia. Lo que me preocupa es que se hagan los rituales, pero se pierda el trasfondo. Dicen que somos diversos, pero no se pasa de eso, de lo políticamente correcto, no se pasa a lo realmente importante: el reconocimiento del otro”, aseguró Almario. 

​​​​En el segundo semestre

La segunda parte de los paneles estuvo dedicada a la economía y la cultura, con temas como la minería, el espíritu empresarial y la música. Uno de estos se denominó Antioquia, región de mineros, y partió de un recorrido histórico por la que fue la actividad económica principal del departamento en sus inicios, pero también una mirada a los proyectos actuales alrededor de la misma y sus implicaciones sociales y ambientales.

Juan Carlos López Díez, docente de la Escuela de Administración, fue uno de los participantes del diálogo, en el que se abordó el tema desde varias categorías: la histórica, en la que la minería es fundamental para los primeros años de la región, pero empieza a ser olvidada y desplazada por actividades como el café y la industria en el siglo XX, un punto en el que la pregunta fue si vale la pena o no retornar a esa economía, y recuperar la tradición minera hoy.  

Y este punto, entonces, se cruzó con otras dos categorías que fueron importantes y tienen que ver con el panorama actual de la minería: la primera alrededor de la locomotora minero energética impulsada por el actual Gobierno, y la pregunta por la posibilidad de que se convierta en un modelo de desarrollo para la región; y la segunda, un cuestionamiento a las implicaciones ambientales de dicho proyecto.  

“Si bien estamos en un momento de auge de materias primas, no es algo que vaya a durar para siempre. Así que la invitación es al debate sobre la posibilidad real de que la minería sea un modelo de desarrollo viable. Yo creo que la historia nos debe servir de alguna manera para iluminar el futuro”, explicó el docente. 

Panel Desarrollo del pensamiento empresarial en Antioquia.jpgEn la conversación también estuvieron Jorge Eduardo Cock Londoño, ex ministro de Minas y Energía; y Jorge Martín Molina Escobar, ingeniero de minas y metalurgia de la Universidad Nacional de Colombia, y estudioso del tema en la región y el país. 

El quinto panel se dedicó a uno de esos perfiles clásicos del antioqueño en estos 200 años, el desarrollo del pensamiento empresarial, y contó con Nicanor Restrepo Santamaría, presidente del Consejo Superior de EAFIT, y por muchos años líder del Grupo Empresarial Antioqueño; Ángela Marulanda Valencia, magíster en Ciencias de la Administración de EAFIT, docente de la Universidad Nacional de Colombia y estudiosa de la historia empresarial; y Víctor Álvarez Morales, doctor en Historia del Colegio de México, autor de libros como Empresas y empresarios en Antioquia. Un intento de balance historiográfico, y docente de EAFIT.

En este, Nicanor Restrepo recordó que la esencia del modelo antioqueño de empresarismo se justifica en su poder de asociación, en la solidaridad, en la ética y en la responsabilidad social. A su vez, el profesor Víctor Álvarez trajo a la memoria a don Pepe Sierra, el famoso empresario paisa que, desde finales del siglo XIX y comienzos del XX, entendió que la diversidad de los pisos térmicos en Antioquia era una ventaja para los negocios.

Otro panel fue La música en Antioquia ayer y hoy, con el que se regresó al arte. “En este departamento la música ha sido muy importante, pero no se le ha dado el lugar que se merece. Por esto, quisimos que este panel fuera una excusa para hacer un segundo conversatorio sobre cultura, ya que en el primer semestre lo hicimos sobre arte, en esta oportunidad sobre la música académica por un lado, y popular por el otro”, explicó. 

Los invitados en esta oportunidad fueron dos docentes de EAFIT, Gustavo Adolfo Yepes Londoño y Fernando Gil Araque, así como el investigador de la Universidad Nacional de Colombia, Luis Carlos Rodríguez Álvarez.

Antioquia es música, pero también es artes plásticas y manifestaciones del cuerpo. Este es un departamento con vocación empresarial, igual que minero y diverso, en el que la historia habla con la economía y con otras disciplinas. Esa fue la intención de este ejercicio académico en el que, una vez más, se ratificó que más que una Antioquia, existen muchas.​
Última modificación: 27/02/2017 19:21