¿Por qué un manual de estilo de los nuevos medios? Sencillamente, porque hace falta.
Joaquín Müller-Thyssen Bergareche
Queueno Te IdentifiQas Al Igual Qeee Yo!! Jeje QeQosas ;)
Estudiante de secundaria, Institución Educativa Mariscal Robledo, Medellín
Juan Diego Urrea Upegui
Colaborador
Una vez Gabriel García Márquez criticó a la Real Academia Española (en ese entonces ‘de la Lengua’) acusándola de aceptar palabras nuevas cuando ya estaban moribundas y asegurando que sus definiciones ‘parecen colgadas de un clavo’, lo que sea que esto último significara.
García Márquez es solo uno más entre un nutrido -aunque no unánime- grupo de celebridades de las letras que critican la labor de las academias. “No creo que las academias tengan la función que mucha gente les atribuye, de ‘regular’ la lengua. Eso es una tontería y ellos lo saben y, a veces, hasta lo dicen”, le dijo Ricardo Soca, creador de elcastellano.org y autor de La Fascinante historia de las palabras, al periódico El Espectador a finales de 2011.
La publicación del Manual para escribir en internet, casi tres años después del ascenso de Twitter -cuatro desde de que Facebook es el rey de las redes sociales y más de una década después del auge de los chats y otros canales, sin que los hablantes del castellano se hayan dispersado por la red incapaces de entenderse unos a otros- parece confirmar esas aseveraciones.
Sin embargo, las directrices o recomendaciones de la Academia son seguidas con fidelidad por editores, periodistas y todo tipo de profesionales de la lengua escrita que encuentran en estas un sistema de regulación y una herramienta para adecuarse a las convenciones del idioma a las que la misma cultura les ha dado el título de ‘correctas’.
Al mismo tiempo hay un universo de expresiones, palabras y símbolos que una buena parte de los hispanoparlantes que frecuentan la red entienden y hasta usan sin problemas y que, probablemente, nunca estarán en ningún manual o diccionario, cuestionando la utilidad de estos últimos si se les ve como reguladores.
"Los únicos dueños de la lengua son los hablantes", fue la expresión que José Manuel Blecua, director de la RAE, utilizó en la presentación del Manual para escribir en internet.
Los hablantes van primero
De hecho en EAFIT, Sonia López Franco, lingüista y profesora del Departamento de Humanidades, explica que cuando hablamos de la lengua “es el uso el que reina sobre cualquier otra condición”. Para ella el hablante impone el uso del lenguaje y la norma es una sistematización de ciertas utilizaciones repetitivas y convencionales que los diferentes grupos sociales utilizan. “Los únicos dueños de la lengua son los hablantes”, fue la expresión que José Manuel Blecua, director de la RAE, utilizó sobre este tema en la presentación del Manual para escribir en internet.
No obstante, por más que en la próxima edición del Diccionario de la RAE se pretendan incluir palabras como tuit, tuitero o tuitear resulta difícil imaginarse que esa jerga confusa para muchos, pero cada vez más difundida entre los más jóvenes en internet y conocida como ‘netspeak’, llegue algún día a los índices de un diccionario, en buena medida porque algunos de sus símbolos son simplemente imposibles de organizar dentro del alfabeto de 27 letras que tiene el castellano y en el que ni los números ni el signo pesos ($) –por ejemplo- cuentan como letras.
“Ps no ze uno ze akonztumbra a la forma de ezkribir q ezcribamoz diferente a loz demas”, es solo una de las reflexiones alrededor de este ‘slang’ que la profesora Ena Luz Ortiz encontró por parte de estudiantes de secundaria en una investigación que realizó entre los alumnos de la Institución Educativa Mariscal Robledo, en Medellín. La difícil trazabilidad y comprensión de estos usos hacen que algunos estudiantes tengan problemas en sus clases, pues a veces confunden la jerga escrita que utilizan en Facebook con el lenguaje formal requerido por el sistema educativo.
“No es posible que la norma nazca por fuera del uso. El habla tiene una condición humana y quienes hablamos las lenguas necesitamos cada vez más precisión e inmediatez, luego aparece la norma”, explica la profesora Sonia. La docente reconoce el estudio de la lengua como una función científica y no cree que la misma tenga la intención de marcar grados de uso, pues esto sería como concluir que quien no cumpla ciertos requisitos deja de ser hablante.
Quizás sea precisamente esta labor de estudio lo que hace que la RAE se perciba como un organismo cuyos tiempos parecen estar en una frecuencia diferente a la de algunos de sus más ávidos usuarios, por ejemplo los periodistas o los escritores de ficción, quienes por casi dos décadas se las arreglaron para vivir de la escritura sin el manual que fue presentado en septiembre de 2012 y que ya es parte activa para resolver dudas y dirimir disputas de salas de redacción, y bibliotecas públicas y personales en todo el mundo hispanoparlante.
Encontrando el uso del manual
El enfoque del Manual para escribir en internet es, en buena medida, práctico y, de hecho, propone problemas y soluciones en temas como las abreviaturas más comunes en Twitter, la redacción en chats y sistemas de mensajería instantánea y hasta la cortesía en la comunicación en la red. Todo esto para Mario Tascón, director general de la Fundéu, está motivado por el imperativo de que un mal dato o un error ortográfico en un nuevo medio puede causar más desprestigio que la misma falta en otros formatos tradicionales.
"Los manuscritos medievales estaban llenos de abreviaturas y la lengua ha sobrevivido sin sobresaltos desde entonces": José Manuel Blecua, director de la RAE.
Lina Maya, profesora de filología hispánica de la Universidad de Antioquia, destaca el valor de la publicación del manual y asegura que sirve, entre otras cosas, para conocer los nuevos lenguajes surgidos de formatos con características no tradicionales como Twitter, los chat o incluso las hojas de cálculo tipo Microsoft Excel.
“No creo que sea una imposición de norma, ni para regular qué está bien y qué está mal, sino que el de internet es un lenguaje que nos exige escribir bien y, aunque se trata de otros modelos, estos requieren de las mismas características de escritura que un texto normal, es decir, que sean claros, coherentes y precisos”, agrega la docente.
En efecto, la experiencia indica que las condiciones de corrección en los textos escritos se han transferido del papel a la web y a los nuevos medios casi completamente, salvando algunos cambios como el de la hipervinculación que se consolidó como una evolución más ágil y pertinente de elementos , más extraños al lenguaje web como los pies de pagina.
“Este manual de la RAE me parece muy valioso porque usualmente se ha creído que el lenguaje en las redes y en los medios personales no requiere de ninguna cortesía”, asegura la profesora Maya. Ella explica que si bien un mensaje con emoticones y con cierto grado de ‘netspeak’ puede ser comprendido por amigos o familiares, hay una línea que separa este lenguaje de los textos formales necesarios en la vida académica y profesional.
En ese sentido los grupos, como por ejemplo los estudiantes que hicieron parte de la investigación en la Institución Educativa Mariscal Robledo, son una parte integral del idioma, pero el ámbito en el que se supone que utilizan esta forma de expresarse está en alguna medida por fuera de aquel al que se dirige la RAE cuando publica obras como el Manual para escribir en internet. “La gente comprende muy bien qué es lo cotidiano, qué es lo formal y qué es informal y las personas que se preocupan por el lenguaje saben con quién deben usar el parlache y en qué contexto”, advierte la docente.
Este fenómeno tampoco parece inquietar mucho a la misma Academia, cuyo director en el discurso de presentación del manual explicó que desde su punto de vista no hay que inquietarse mucho por las abreviaturas y otras expresiones del parlache web. "Los manuscritos medievales estaban llenos de ellas [abreviaturas] y la lengua ha sobrevivido sin sobresaltos desde entonces", dijo.
En esto concuerda también la profesora Rojas. “El principio de un acto lingüístico es que tiene que ser un consenso, los acuerdos no pueden ser entre una sola persona, pero si son dos es suficiente para formalizar una variante lingüística. La variación es justamente una de las características de la dinámica de la lengua y todas estas variaciones son las que la hacen dinámica”, argumenta.
“Todo esto es muy importante porque cada vez leemos más en internet y la información debe estar bien escrita para ser bien entendida”, agrega la profesora de la Universidad de Antioquia. Al final y para concluir el debate, como dice Sonia López, “todas estas variaciones lingüísticas no perjudican a nadie”.