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El Eafitense / Edición 106 El rastro de 450 años de William Shakespeare

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El rastro de 450 años de William Shakespeare

Un nombre que fascina e intriga, un autor del que poco se conoce en sus primeros 28 años de vida, un hombre que se alejaba de su familia por largos periodos, un genio de las letras inglesas y de la dramaturgia. En este texto, la periodista e investigadora Lina Aguirre se refiere a la identidad de Shakespeare y a la investigación histórica que gira en torno a su figura.​​​


​En 2014 se celebran 450 años del nacimiento de William Shakespeare (1564-1616), el autor más importante de la lengua inglesa, hoy valioso patrimonio de toda la humanidad. Su legado es impresionante, si se tiene en cuenta que la información que se posee de sus primeros 28 de sus 52 años de vida puede escribirse "al reverso de una estampilla postal", como advierte el historiador Michael Wood, autor de In Search of Shakespeare, como se registra en BBC Worldwide (2003).

En la academia, el nombre de William Shakespeare tanto fascina como intriga. La misma fecha de nacimiento exacta se desconoce. Por el acta que se conserva en la iglesia de su pueblo natal, Stratford-upon-Avon, se sabe que su bautizo se efectuó el 26 de abril de 1564 y esta fecha se toma como referencia para suponer su nacimiento, tres o cuatro días antes, siendo el 23, día de San Jorge (patrono de Inglaterra) cuando suelen convocarse conmemoraciones del llamado Bardo de Avon.

Aunque se dispone de numerosa documentación sobre sus padres, John Shakespeare y Mary Arden, la que corresponde de manera directa a él desde su nacimiento hasta su figuración como dramaturgo es exigua. De hecho, en el periodo comprendido entre 1582, cuando contrae matrimonio con Anne Hathaway, hasta 1592, cuando empieza a surgir en Londres, se cuenta solo con tres documentos reconocidos como auténticos en los cuales W. Shakespeare aparece nombrado.

La frustrante escasez de datos constatables da lugar a variadas teorías sobre su identidad y discusiones sobre si existió, realmente, o fue el nombre que adoptó el Conde de Oxford, el poeta y político Francis Bacon o el también dramaturgo Christopher Marlowe. Las especulaciones continúan hoy. Entre las populares está el filme Anonymous (Roland Emmerich, 2011), que dio bastante de qué hablar con la versión, con carácter de ficción, de la vida de Lord Oxford y la pregunta "¿Fue Shakespeare un fraude?"

No obstante, la última parte de la vida de Shakespeare se ha encontrado mejor documentada, incluso cuentas de impuestos sin pagar en cierto momento de su carrera. Han quedado, además, su testamento y el monumento fúnebre erigido en la iglesia Holy Trinity en Stratford, así como el célebre First Folio, un volumen conmemorativo de sus obras, publicado en 1623 por sus amigos John Herminges y Henry Condell, que confirma que "William Shakespeare de Stratford upon Avon" es el autor de las mismas. Entre 1598 y 1602 existen referencias a él como un famoso poeta y escritor de tragedias y comedias. 

La última parte de la vida de Shakespeare se ha encontrado mejor documentada, incluso con cuentas de impuestos sin pagar en cierto momento de su carrera.

​​Shakespeare exi​ste

La mayoría de historiadores serios han determinado que las teorías de un supuesto 'Shakespeare ficticio' no tienen fundamento. Uno de ellos es Michale Wood, egresado de Oxford y actual profesor de Historia Pública en la Universidad de Manchester. 

A partir de su investigación, es posible proponer dos ideas claves: los primeros años de Shakespeare se pueden ver solamente "a través de los ojos de aquellos a su alrededor" y ese periodo tan desconocido de su vida puede ser reexaminado a la luz de los tiempos tumultuosos en el que transcurrió. Lo que el historiador ha hecho es repasar con una mirada fresca el material disponible sobre ese periodo y encontrar "algunas pistas interesantes". Sus hallazgos podrían sugerir que Shakespeare encubrió deliberadamente su rastro.

En ese orden de ideas, ¿quiénes están alrededor del personaje? Los padres: John, de origen campesino, dejó la granja familiar al iniciarse como fabricante de guantes. Luego llegó a ser edil y High Bailiff (equivalente hoy a alcalde) de Stratford-upon-Avon. Mary provenía de una familia reconocida de Wilmcote, también en South Warwickshire, región occidental de las Midlands. 

Documentos que se encontraron en los últimos años indican que el señor Shakespeare tenía, además, 'negocios' alternos como prestamista y comerciante ilegal de lana. Ambos tenían raíces en el Bosque de Arden, una región fuertemente católica y es este elemento religioso algo importante para tener en cuenta en la reconstrucción del origen de Shakespeare y cómo pudo haber influido en sus años de formación. 

En su texto The Shakespeare Paper Trail, publicado por la BBC el 17 febrero 2011, Wood recuerda que Shakespeare nació en un "tiempo extraordinario (…) el de una gran revolución cultural en Inglaterra". En 1564, la joven reina Elizabeth I llevaba cinco años en el trono y se adelantaba el proceso de restablecimiento del protestantismo como religión oficial, la fundación de la Iglesia de Inglaterra que acogía una forma menos represiva del protestantismo de Edward VI y algunas tradiciones católicas, pero apartada de la violenta imposición que había hecho la reina predecesora: la católica y llamada "sangrienta" Mary (hermana media de Elizabeth, ambas hijas de Henry VIII). 

"En la privacidad de su hogar, la antigua fe puede haber estado en primer lugar", anota Wood sobre la vida de puertas adentro de los Shakespeare. El abuelo materno, Robert Arden, dejó en su testamento de 1556 una inequívoca declaración de su devoción católica. 

Cuando el padre fue alcalde se aseguró de postergar el mayor tiempo posible la remoción obligada de los murales y vestimentas católicos de la capilla local e, incluso, algunos fueron conservados. El historiador señala, además, otro hecho significativo: de los seis directores de la escuela a la que asistió el joven William, cuatro eran simpatizantes católicos y uno de ellos, Simon Hunt, quien probablemente fue también uno de sus maestros, ingresó posteriormente a la orden jesuita. Es sorprendente encontrar que un total de doce sacerdotes católicos continuaron oficiando como vicarios de parroquia en Arden.

Una parte importante de estos datos proviene de los informes de los espías reales que, por entonces, operaban activamente al servicio de Elizabeth, atentos a cualquier señal de posible traición. La reina había dicho que no quería "abrir ventanas en las almas de los hombres" y que era suficiente con mostrarse conforme, pero podía también ser implacable: bien para hundir (con la ayuda del mal tiempo) a la Armada Española que pretendía reinstaurar una monarquía católica en Inglaterra en 1588 o para ordenar la ejecución en 1587 de su prima católica Mary of Scots por conspiración tras 19 años de prisión. 

Época de cambios socia​​les

Para muchas familias de finales del siglo XVI en Inglaterra, la vida cotidiana transcurría entre dos mundos: el viejo -católico y medieval- y el nuevo –protestante y moderno-. Pero, por supuesto, tales divisiones no eran fáciles de trazar necesariamente y obligaban a una continua conciliación entre la práctica privada y la pública, y a una lucha por sobrevivir en medio de la vigilancia y el cambio social, político, cultural y religioso.

"Ellos se apegaban a su afecto por la vieja Inglaterra, mientras el Estado hacía desaparecer un mundo vasto y resonante de costumbres y creencias -desde hadas a plegarias por los muertos", recuerda Wood. Es evidente que vida y obra del autor terminaron siendo marcadas por un patrón de comportamiento, de ocultar una parte de lo que él era y hacía. Distintas investigaciones se han encontrado con que, misteriosamente, a pesar de haber vivido 25 años en Londres, el nombre de William Shakespeare no aparece en ningún registro de asistentes a las iglesias, ni siquiera en aquellas ubicadas en las zonas de la ciudad en donde era obligatorio acudir al servicio.

A partir de 1592, cuando su nombre comienza a circular de una manera más visible, se dispone de más información sobre su vida londinense, lo que incluye una crítica publicada por el rival Robert Greene que lo llama “cuervo” ambicioso…

Las precauciones aparentemente tomadas por Shakespeare son aún más interesantes si se tiene en cuenta que ocupan a un hombre con un extraordinario talento que, en definitiva, quiere componer, escribir, actuar y ver sus creaciones en escena. Uno resuelto a hacerse a una vida con su oficio, explorando pasiones humanas, dilemas existenciales, humores, temas seculares y mundos imaginados. 

Un artista dispuesto a alejarse de su familia en Stratford durante periodos extendidos de tiempo (regresaba durante la Cuaresma, cuando se cerraban los teatros) para recorrer Londres río arriba, río abajo (tuvo ocho direcciones conocidas) y tomar parte protagonista en la vibrante actividad de construcción de nuevos escenarios, en la emergencia de nuevos públicos que, sin distinción de cuna, manifestaban un interés por aquella forma de entretenimiento que bullía: Tanto Elizabeth y luego James I, como los súbditos en lugares más apartados, confirmaban el apogeo del nuevo teatro.

Diversos estudios han indagado en la relación del autor con Londres, tema de una formidable exposición presentada en el Museo Británico en 2012, como parte de la Olimpiada Cultural organizada en paralelo con la deportiva.

A partir de 1592, cuando su nombre comienza a circular de una manera más visible, se dispone de más información sobre su vida londinense, lo que incluye una crítica publicada por el rival Robert Greene que lo llama "cuervo" ambicioso con ínfulas de competir en el terreno teatral fuera de su nivel, enfrentando a quienes le aventajaban en tiempo y en educación. El National Archive en Kew guarda también documentos de su compañía teatral, entre ellos la licencia real para actuar en toda Inglaterra con el nombre de King's Men y el pedido de tela roja escarlata para la librea que usó Shakespeare en la Entrada Real de 1604, una lujosa procesión que el rey James hacía por Londres. 

Se conocen también los documentos correspondientes a la compra de una casa en Londres en 1613 (tenida como residencia segura para católicos), compras de propiedades en Stratford, que incluye New Place, la segunda casa más grande de la localidad. En la reconstrucción histórica ha sido fundamental encontrar su declaración con su propia firma en una disputa legal por una dote, en la que actúa como testigo al haber sido intermediario entre la hija de una familia con la que se alojaba y un aprendiz. Su nombre aparece también como mediador de buena fe en un pleito entre terratenientes y campesinos. 

El genio y L​​ondres

Diversos estudios han indagado en la relación del autor con Londres, tema de una formidable exposición presentada en el Museo Británico en 2012 como parte de la Olimpiada Cultural organizada en paralelo con la deportiva. La capital que se convierte en ciudad del mundo es también un teatro para Shakespeare, quien la provee de un escenario al que se puede entrar y se puede salir siguiendo su propio libreto, y del que se retira para volver a Stratford al final de su vida.

En el siglo XVII se difundió una historia surgida en la región de los Cotswolds de que Shakespeare había "muerto papista".

Esto no ha sido comprobado, pero la información disponible sugiere que el hacer parte de una minoría vista con suspicacia cuando menos y como amenaza cuando más (después del intento de Guy Fawkes de volar el Parlamento en 1605, que de haber tenido éxito habría matado también al Rey y a su familia, suceso que se conmemora cada año -todavía hoy- con fuegos artificiales) pudo contribuir al interés del autor por los 'outsiders': aquellos no comprendidos, extranjeros y extraños que aparecen en sus obras; y puede explicar la razón por la que eludió ciertos registros que hubiesen podido identificarle con mayor certeza. 

Es posible también que pueda arrojar luces sobre algunas de sus obras, como el enigmático poema The Phoenix and Turtle (1601), quizá compuesto para una viuda católica ejecutada, Anne Line (investigación de John Finnis y Patrick Martin publicada en Times Literary Supplement en abril 2003).

"Sabemos lo que somos pero no lo que podemos ser", escribió el autor. Cuatro siglos y medio después, la imagen del bardo mirando de soslayo en la portada del First Folio es un recorderis de que entre una colección -a veces brumosa, a veces clara- de hechos históricos, las "Comedies, Histories, & Tragedies" de William Shakespeare, tanto como sus poemas, son creaciones finas inmensamente cautivantes y como dijo Ben Jonson del autor mismo, "no de una era sino para todos los tiempos".

Última modificación: 06/03/2017 10:06