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El Eafitense / Edición 107 Colores y trazos que imaginan a Antioquia después del conflicto - El Eafitense - Edición 107

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Colores y trazos que imaginan a Antioquia después del conflicto

​​Niños y docentes de varios municipios del departamento se atrevieron a escribir y dibujar qué entendían por paz. La actividad se desarrolló dentro de la iniciativa Sueños de vida en paz, una de las acciones del programa de la Gobernación de Antioquia que se denomina Preparémonos para la Paz, y en la que participa EAFIT.


​Dibujo de Cristian Agudelo.

Laura Paulina Vélez Vega
Investigadora

Con el análisis no se quería revictimizar a quienes han padecido el conflicto, sino, por el contrario, darles herramientas para que construyan la sociedad en la que quieren crecer.​


Angie Carolina Pérez Palacio cursaba noveno grado en la Institución Educativa Presbítero Ricardo Luis Gutiérrez Tobón, de Belmira (norte de Antioquia), cuando le preguntaron qué entendía por paz. Sin dudarlo, narró un suceso en el que dos de sus vecinos fueron asesinados con armas de fuego. En su relato, Angie cuestiona la sed de venganza y los hechos violentos que ocurren en la cotidianidad. A sus 14 años, tampoco duda en afirmar que perdió la esperanza de que la paz llegue a Colombia. 


Ella, junto con cientos de estudiantes y docentes de varios municipios de Antioquia, participaron del proyecto Sueños de vida en paz, que se realiza en desarrollo del programa Preparémonos para la paz, de la Gobernación de Antioquia.

Allí, por medio de dibujos y textos en diversos formatos (cuentos fantásticos, relatos de sus vivencias, canciones, poemas y reflexiones), los autores de las narraciones y de los dibujos compartieron sus imaginarios de paz y dejaron sentir, oler, vivir y padecer el conflicto armado colombiano. Al mismo tiempo, mostraron las posibles soluciones que plantean y el llamado que hacen para que la paz arribe a su territorio.

​Por medio de dibujos y textos en diversos formatos (cuentos fantásticos, relatos de sus vivencias, canciones, poemas y reflexiones), los autores de las narraciones y de los dibujos compartieron sus imaginarios de paz y dejaron sentir, oler, vivir y padecer el conflicto armado colombiano.​

Pero, ¿cómo llegaron a esto? Con una pregunta, hecha por la Gobernación de Antioquia y que, según los participantes, parecía bastante simple: “¿Para ti qué es la paz?” No obstante, abordar este concepto es complejo y varía de persona a persona, de lugar a lugar, de vivencia a vivencia.

El hecho es que Angie Carolina Pérez hace parte de una minoría del proyecto: aquellos que no creen en la paz. Asunto diferente sucede con Juan Esteban Henao Villa, estudiante del municipio de Liborina (occidente de Antioquia) y que titula su relato Yo veo el futuro, y quien cree que la paz se logra con esfuerzo, al respetar a los menores y reconociendo el trabajo digno de los campesinos. Mientras que para Daniela Corpus, habitante de Urabá, la paz se encuentra en garantizar la libertad de expresión, respetar la tranquilidad de los demás y brindar seguridad a los ciudadanos. Y claro. Son respuestas diferentes, pero que tienen su punto de encuentro en el anhelo de los niños por obtener la paz.​

​Presencia de EAFIT​

EAFIT participó en este proyecto a través del análisis del material, con el fin de recoger las principales propuestas de paz para devolvérselas a la comunidad. 

Los resultados fueron significativos: quienes participaron en el programa hicieron una radiografía del conflicto en su región y realizaron propuestas para comenzar a cambiar su realidad. Por ejemplo, escribieron y dibujaron sobre tratar bien al vecino, a la familia, a los amigos, salir a marchar y liderar propuestas para exigir un cambio, estudiar con disciplina y luchar por los sueños. Estas fueron algunas de las más destacadas. 

A su vez, con el análisis no se quería revic​timizar a quienes han padecido el conflicto, sino, por el contrario, darles herramientas para que construyan la sociedad en la que quieren crecer. Por esto, fue importante plantear que ellos tienen los elementos para hablar de paz y, lo más importante, para generarla.

Sueños de vida en paz permitió que la voz de quienes se ven afectados por el conflicto fuera escuchada. Así mismo, le dio valor a sus propuestas y se convirtió en una forma de luchar contra el olvido.​

​Varios fueron los hallazgos luego de un acercamiento a los textos y a los dibujos de los protagonistas de esta historia. Entre lo más novedoso está la propuesta de “paz comunitaria”, que reúne las acciones que la sociedad está dispuesta a implementar para obtener la paz. Así, son ellos quienes quieren abanderarse de la paz de su territorio y quienes proponen iniciativas que los involucran para lograr una vida más armoniosa.

Para estudiantes y docentes es imperativo el trabajo dentro de la comunidad, el fortalecimiento de las relaciones amigables, el respeto por la diferencia, la unión y la construcción de la paz individual y colectiva.

Quienes narraron y dibujaron sus vivencias o anhelos son personas que ansían un buen futuro y esa esperanza los mantiene con vida. Recurrentemente aparecen, para definir la paz, palabras como tranquilidad, amor, tolerancia, esperanza y armonía. Algunos exigen más compromiso por parte de los gobernantes, atención y visibilidad ante el Estado. Otros se concentran en proponer una construcción comunitaria de convivencia, en donde la paz de cada individuo juega un papel primordial. En todos los casos se hace evidente la imperiosa necesidad de reparación de las víctimas. ​​​

Uno de los pedidos que más llamó la atención durante el análisis fue el de volver al territorio. Recuperar la tierra que les fue arrebatada es un anhelo generalizado.​

Sueños de vida en paz permitió que la voz de quienes se ven afectados por el conflicto fuera escuchada. Así mismo, le dio valor a sus propuestas y se convirtió en una forma de luchar contra el olvido, generar memoria y divulgar cómo crecen los niños, lo que deben vivir y los imaginarios que tienen.

También, uno de los pedidos que más llamó la atención durante el análisis fue el de volver al territorio. Recuperar la tierra que les fue arrebatada es un anhelo generalizado y, con frecuencia, se describen los paisajes con nostalgia y con orgullo el trabajo en el campo. En los dibujos podían observarse casas, grupos de amigos tomados de las manos y árboles. En los textos se leía el deseo explícito de regresar a su lugar de origen.

Otro aspecto importante es que si bien hay niños que ven en el diálogo y en el perdón una solución, también hay muchos que creen que la venganza es el medio idóneo para resolver los conflictos. Este es un hallazgo al que debería prestársele atención. 

Son muchos los interrogantes y las tareas que quedan pendientes luego del trabajo realizado por la Gobernación y por EAFIT, pero queda una satisfacción: es evidente que los colombianos son personas fuertes, perseverantes, creativas, con espíritu emprendedor, y dispuestas a sobreponerse a las adversidades. 

​​​El trabajo por dentro

Trabajar en Sueños de vida en paz fue una experiencia enriquecedora. Cuando tuve los textos debí hacer varias lecturas para organizarlos y analizarlos. Y aunque tenía la mayoría de los trabajos en el corazón, siempre me sentí un poco ajena. Ajena a esas historias desgarradoras que no estaba viviendo, pero que se podían ver gracias a lo descriptivo de los relatos. Nunca dejaron de conmoverme, sorprenderme e indignarme. Hasta la última lectura me sacudieron y me invitaron a formar parte de la solución, a cultivar la paz desde mi entorno.

Y las gracias son para ellos, quienes se atrevieron a abrirnos las puertas de sus casas y nos invitaron a experimentar un poco de lo que ya aprendieron de memoria. Pudimos escuchar su voz, que clama por reconocimiento en una atmósfera donde la violencia se ha instalado en su día a día.​​

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Última modificación: 27/02/2017 22:50