Paula Andrea Colorado ChávezColaboradoraArlen Guarín Galeano es la materialización del dicho popular que reza "el que persevera alcanza". Entre risas se autodenomina hijo cabeza de hogar, según explica, porque ya jubiló a sus padres. Se crió entre los cafetales de Galilea, una vereda del municipio de Granada (Antioquia) que, en escalera, está cerca de una hora y 15 minutos del casco urbano de esta localidad del Oriente antioqueño. Desde los 12 años, vive en Medellín.
Su llegada a la ciudad no fue casualidad. La violencia que sacudió a Granada, en la década del 2000, los obligó a él y a su familia a dejar las labores en el campo para empezar de cero en la capital antioqueña.
Su llegada a la ciudad no fue casualidad.
La violencia que sacudió a Granada, en la
década de 2000, los obligó a él y a su familia
a dejar las labores en el campo para empezar
de cero en la capital antioqueña, gracias al
apoyo de algunos paisanos.
Desde pequeño le inculcaron que debía esforzarse
para estudiar una carrera profesional,
razón por la que siempre alcanzó los primeros
lugares en rendimiento académico y, en 2012,
se graduó como economista de EAFIT.
“Estudié en el colegio Pablo VI. Cuando llegué
a Medellín fue un poco difícil adaptarme
al nivel académico. Este no es el mismo en una
ciudad que en una zona rural, pero con disciplina
logré sacar el bachillerato adelante”, dice.
Y esa disciplina y su habilidad con las matemáticas
le permitieron participar en las
Olimpiadas del Conocimiento cuando cursaba
el grado décimo. En esa oportunidad estuvo entre los 25 mejores. Sin embargo, gracias a la
motivación de Alexander Castañeda, uno de
sus docentes, se presentó nuevamente cuando
estaba en grado once y ganó una beca completa
para realizar estudios de educación superior en
la universidad de su
preferencia.
Los profes lo recuerdan
El primer trabajo que realizó Arlen, para una empresa,
fue apoyando, como asistente administrativo,
al docente Andrés Ramírez Hassan en una
consultoría para Fedegán. Esta consistió en el
desarrollo de un aplicativo para identificar las fincas
con mejores prácticas ganaderas en el país.
“Fue una gran experiencia. Apoyé al profesor
Andrés cuando estaba como en quinto semestre,
y cuando me llegó el primer pago –comenta entre
risas– me sentía la persona más acaudalada”.
Y es que desde principios de carrera, el profesor
Ramírez identificó en Arlen a un estudiante
con gran potencial y un elevado coeficiente intelectual.
“Arlen estuvo conmigo en un semillero
de investigación y ahí desarrollamos un proyecto
sobre metodologías de análisis de eficiencia.
Luego hicimos la consultoría para Fedegán y
ahora fui su asesor de trabajo de grado en la
maestría”, cuenta el docente.
Para él, Arlen es, hoy por hoy, uno de los
investigadores más destacados que tiene el Banco de la República, sede Medellín. Pero,
además, pondera que es un excelente ser humano
y un maravilloso hijo, que ha tratado de
darles gusto a sus padres y ha sido un ejemplo
para la sociedad colombiana.
“Es un ejemplo de superación. A él le tocó ver
de frente qué es la violencia. Pero esas cosas
que tiene un efecto nefasto para el núcleo familiar
tuvieron en él un efecto beneficioso, porque
pudo llegar a estudiar a Medellín. De no haber
sido así, hubiéramos perdido a un excelente académico”,
agrega.
Por su parte, Álvaro Arturo Hurtado Rendón,
también docente de la Escuela de Economía y
Finanzas, recuerda a Arlen como un estudiante
destacado y con capacidad de abstracción, interesado
por la ciencia económica y, sobre todo,
muy disciplinado.
“Arlen es un buen ejemplo a seguir por los
estudiantes y futuros egresados del pregrado y
la maestría en Economía”, anota.
“Antes de la beca
solo tenía como opción
la universidad
pública. Cuando me
inscribí a las Olimpiadas no veía ninguna
probabilidad de ganarme uno de esos puestos.
Por eso, recibir el premio fue algo increíble
para mí, entonces solo pensé: todos los logros
en la vida están ahí, solo falta que uno se esfuerce
por poner su nombre”, resalta.
Desde entonces han pasado casi ocho años
y lo que recuerda de ese momento, fundamental
en lo que profesional y personalmente es hoy, sigue intacto: sus padres emocionados
y llenos de orgullo en la tribuna y sus compa
ñeros corriendo para felicitarlo en la tarima
donde se desarrollaba el evento.
Eafitense por elección y convicción
Desde muy pequeño Arlen la tenía clara.
Economía era la carrera que quería estudiar.
Lo supo en su natal Granada, cuando
fue elegido como gerente de Coingra, una
iniciativa liderada por las cooperativas Creafam
y Coogranada, que buscaba ayudar a
la reconstrucción del municipio luego de la
oleada de violencia.
“Reunieron a los niños destacados de cada
escuela, quienes elegían un candidato para gerente.
Todas las actividades eran supervisadas
por un adulto, pero trataban de dejarnos la
mayor cantidad de responsabilidades a nosotros.
Yo, por ejemplo, llevaba propuestas para
aumentar el cooperativismo”, anota.
Esta cooperativa infantil motivaba a los
niños a participar de una alternativa de escape,
al ofrecer ayuda psicológica y fomentar
en ellos la cultura del ahorro. Así, pues, Arlen
indica que fue en ese momento cuando descubrió
que, de grande, quería hacer algo relacionado
con el tema económico y financiero,
pero enfocado en la parte social.
Por eso, al adquirir la beca, empezó a buscar
las instituciones de educación superior
que ofrecieran Economía, una carrera que se
acomodaba a todo lo que quería, y luego de
mucho indagar descubrió a EAFIT, una universidad
que no conocía, según dice, porque
no estaba dentro de sus opciones.
“Mucha gente me decía que no entrara a
EAFIT, pero no hice caso. Además, mis papás
me impulsaron mucho para que realizara una
carrera en una buena universidad ya que tenía
la posibilidad. Cuando llegué me encontré una realidad completamente diferente: me di
cuenta de que los prejuicios de la gente solo
son algo mental”.
Así llegó a EAFIT con las pilas puestas y
con muchas ganas de aprender. Ocupó los
primeros lugares en la Escuela de Economía
y Finanzas, pero reconoce que pudo haberse
esforzado más. “Fui un poco desordenado, tal
vez porque me metía en muchas actividades”.
Y es que durante su carrera no desaprovechó
los beneficios que la Institución ofrece a
los estudiantes. Fue
monitor en materias
como introducción a
la economía (de la que
actualmente es docente),
macroeconomía
(en la Escuela de Administración),
y en la
maestría y especialización en Economía.
Combinaba estas actividades con la participación
en el semillero de investigación en
Organización Industrial y Regulación Económica,
y los cursos de inglés en el Centro de Idiomas, los que realizó gracias al programa
de Sillas Vacías. “Tenía jornadas largas.
Como vivía en Manrique, a veces salía de mi
casa a las 4:00 a.m. y llegaba a las 10:00 p.m.
Vivía en la Universidad”.
Ese gran esfuerzo se refleja hoy, no solo en
sus logros académicos, sino también en los
laborales: en abril de 2015 se graduó como
magíster en Matemáticas Aplicadas y, actualmente,
es docente de cátedra en el pregrado en
Economía y en la maestría en Administración
Financiera, en las materias de introducción a
la economía y econometría, respectivamente.
Además, dicta estadística en la Universidad
Autónoma Latinoamericana.
Pero, principalmente, se desempeña como
profesional de la Subgerencia Regional de Estudios
Económicos del Banco de la República,
sede Medellín, donde trabaja en investigación
sobre temas como análisis de impacto de programas
sociales, mercado
laboral, crimen
y educación.
“Yo realicé mi
práctica profesional
en el Banco de la
República y me ampliaron
el contrato
por seis meses más.
Luego, cuando me gradué, ya estaba participando
en una convocatoria que abrieron y,
por fortuna, fui un profesional desempleado
solo por 10 días, porque desde entonces
trabajo allí”, afirma.
Ahora, al mirar atrás y ver los logros obtenidos
con tan solo 23 años, Arlen Guarín está
convencido que de haber más oportunidades
para jóvenes como él, la brecha social seguirá
disminuyendo.