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El Eafitense / Edición 109 ¿Profesión? ¡Colombianistas! El Eafitense - Edición 109

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¿Profesión? ¡Colombianistas!

​​​No nacieron en el país pero tienen toda la autoridad para hablar de esta nación y de su producción literaria y cultural. Raymond Williams y Kevin Guerrieri son colombianistas, término que se aplica para los académicos que estudian e investigan sobre este territorio. Su vocación los llevó a crear una asociación que se dedica a la divulgación sobre los estudios colombianos en diferentes campos y su congreso número 19 se celebró este año en EAFIT. Los catedráticos conversaron sobre su labor.


​Jonathan Andrés Montoya Correa
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT

En la década de los ochenta y comienzos de los noventa la imagen de Colombia en el exterior se encontraba en su punto más crítico. La violencia, el narcotráfico e incluso los desastres naturales representaban, ante las otras naciones, un panorama de inestabilidad política, económica y social.

Sin embargo, entre la bruma de negatividad y malas noticias, un grupo de norteamericanos se percató de las posibilidades académicas e investigativas que les ofrecía este país suramericano, y se embarcaron en el proyecto de visibilizar otros aspectos a través de un grupo de estudios sobre Colombia.

De esta manera, en 1985 se realizó el primer Congreso de la Asociación de Colombianistas, con el objetivo de entender la complejidad cultural, histórica y social del país, desde diferentes enfoques teóricos, disciplinas, metodologías y fuentes.

Ese primer espacio tuvo lugar en el Recinto Quirama, (El Carmen de Viboral, Antioquia), y contó con la presencia del entonces presidente Belisario Betancur Cuartas. Detrás de su organización también estuvo la gestión de Raymond Williams, licenciado en Español de la Universidad de Washington y uno de los fundadores de este grupo de colombianistas.

Más de 30 años después, la Asociación cuenta con cerca de 250 miembros activos; una revista sobre estudios colombianos de publicación bimestral; y diferentes líneas de trabajo en temas de literatura, historia, filosofía, religión y comunicaciones, entre otros.

Los resultados de las investigaciones y proyectos en estos campos son socializados, de igual manera, en los congresos que se realizan cada dos años (un año en los Estados Unidos y otro en Colombia), y que se convierten en una oportunidad para tejer redes de contactos y divulgar su labor entre las comunidades académicas de ambos países.

Desde hace dos años y durante los próximo dos, la presidencia de este colectivo de investigadores recae en Kevin Guerrieri, natural del estado de Colorado, apasionado por la novela colombiana de finales del siglo XIX y principios del XX, y quien tiene el reto de aumentar la interdisciplinariedad y el número de integrantes de la Asociación.

Tanto Kevin como Raymond estuvieron recientemente en el país con motivo de la celebración del XIX Congreso de la Asociación de Colombianistas, que se realizó en EAFIT del primero al 3 de julio con la consigna: tradiciones y rupturas, y aprovecharon su estancia para rendirle, junto a los demás miembros, un homenaje al poeta Darío Jaramillo Agudelo.

Los académicos conversaron sobre la importancia de este grupo, el significado de ser colombianista, los elementos que convierten al país en un campo atractivo de estudios y los retos investigativos ante una eventual fase de posconflicto.

¿Por qué Colombia?, ¿dónde nace el interés de estudiar este país? 

Raymond Williams: “En 1975 culminaba mi doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Kansas, sentía que había recibido una muy buena formación en novelas mexicanas, argentinas, chilenas, peruanas y brasileñas pero aún tenía un vacío sobre Colombia y busqué a mi mentor para que me recomendara algo.

Él, al igual que Kurt Levy, también era un estudioso de Colombia y acababa de hacer una investigación sobre algunos autores como José Félix Fuenmayor, Álvaro Cepeda Zamudio,  Gabriel García Márquez. Me escribió en una hoja de papel 50 novelas que debía leer y que contenía muchos autores nuevos para ese momento. Ese se convertiría en mi principal tema de interés: la novela colombiana después de Cien años de soledad.

En el verano del 75 y gracias a una beca Fulbright pude tener los fondos necesarios para venir a Colombia, conocer a los autores que había leído y ver de primera mano lo que ellos narraban. Quería estar en el barrio Guayaquil (Medellín) porque era ahí donde sucedía la historia de Aire de tango, de Manuel Mejía Vallejo, y fue un sueño que pude cumplir.”

Kevin Guerrieri: “Nací y crecí en Gunnison, un pequeño pueblo de Colorado, en un ambiente de granja y un hogar monolingüe, pero siempre quise aprender otro idioma. Aunque cursé simultáneamente las carreras de negocios y español, me di cuenta de que lo que realmente me apasionaba eran los libros, e inicié una maestría en Literatura Latinoamericana, en la Universidad de Colorado.

El español fue lo que me enganchó inicialmente e, incluso, me llevó a leer novelas medievales del Siglo de Oro. Luego empecé a interesarme en Colombia, en su cultura y en su producción científica y, en la actualidad, mi  tesis de doctorado en la Universidad de Riverside (California) es sobre la modernización de la novela colombiana de finales del siglo XIX y principios del XX.

Eso, sumado a mi cargo como presidente de la Asociación, me permite estar en contacto continuo con el país que me apasiona y que me dedico a estudiar.”

¿Cómo se creó la Asociación de Colombianistas y cómo recuerda esos primeros años? Y ¿cuál ha sido la acogida y el nivel de participación de los mismos colombianos en este estamento?

Raymond Williams: “Como docente y alumno de posgrado siempre veía cómo en los campus universitarios se creaban asociaciones en torno a temas específicos. Recuerdo que en la Universidad de Kentucky existían grupos de gaudocistas, hispanistas y peruanistas. Comencé a reunir a otros académicos e interesados en Colombia para crear un colectivo
similar e, incluso, llegamos a reclutar a un experto en teatro colombiano, un tema del que no se sabía mucho en aquel momento.

Inicialmente realizábamos los encuentros en los Estados Unidos y, en los años ochenta, hicimos el primer congreso en el recinto Quirama. Fue una experiencia muy satisfactoria. Invitamos al presidente de ese momento, asistieron autores locales y trajimos a un grupo de estudiantes de pregrado para que viviera esta experiencia y practicara su español. La gente se maravillaba al saber que había un grupo de “gringos locos” que se interesaba en su cultura. Puedo decir, con seguridad, que son los colombianos los que han elevado el nivel de la Asociación y sus congresos, y han permitido que un grupo muy pequeño y modesto haya crecido a más de 250. 

¿Y que cuál ha sido la participación de los colombianos? 

Pues toda, porque han creído en ellos mismos y en esta causa”.

¿Qué es lo que hace exactamente un colombianista?

Kevin Guerrieri: “En su definición más simple es una persona que se especializa en la cultura colombiana, pero ahora es mucho más que eso, porque hemos encontrado nuevas articulaciones y lo que significa estudiar un país en tiempos contemporáneos.

Ya no nos dividimos en colombianistas norteamericanos y locales, sino que les dimos la bienvenida a personas de otros países, a los emigrantes colombianos en Estados Unidos, a los hijos de esos emigrantes, o a personas que tienen algún tipo de raíz o vínculo en este país.

Ser colombianista es toda una gama de experiencias, vivencias y razones al pertenecer a un grupo de gente que se junta para hablar de su camino en el conocimiento de esta nación, y de los temas afines a esta.

Pero que también es capaz de insertar a Colombia en el contexto global y relacionarla con otras realidades. No podemos ser una asociación nacionalista, sería algo anacrónico en un mundo donde cada vez más impera el discurso de la globalización”.

¿Qué es lo que hace atractivo a Colombia para ser motivo de estudio en el extranjero?

Raymond Williams: “Cuando empecé este recorrido era muy poco lo que se hacía sobre Colombia, ahora reviso la bibliografía y encuentro que hay mucha gente trabajando en los más diversos temas, hay tesis, artículos, libros, es enorme. Los académicos han entendido que este país es un campo muy amplio. Acá hay asuntos de interés internacional que merecen ser estudiados”.

Kevin Gerrieri: “Cada país tiene su encanto, pero Colombia es un caso especial por su riqueza histórica, su diversidad geográfica, topográfica o racial, y otros tantos elementos que han enriquecido su producción científica. Además, ahora tiene una serie de retos al superar los estigmas de la violencia y el conflicto armado que ofrecen otras maneras de estudiarla”.

Justamente, ¿cuáles son esas nuevas posibilidades académicas e investigativas frente a un eventual cese del conflicto y el avance a una fase de posconflicto?

Raymond Williams: “No puedo dar una respuesta tajante frente a este asunto, pero recuerdo que en los primeros años de la Asociación, los colombianos valoraban que nosotros rescatábamos lo más positivo del país en un momento en el que su imagen pasaban por un mal momento.

Desde entonces entendían que veíamos el país con ojos diferentes. Que no solo veíamos lo negativo, sino que generábamos reflexión, análisis y pensamiento crítico. Eso es lo que seguiríamos haciendo en un posconflicto, pero desde las nuevas miradas que nos ofrezca esa situación”.

Kevin Guerrieri: “Desde lo personal lo veo como un gran cambio, porque una vez se materialice tendremos otros retos académicos. No tengo la osadía de decir si va a suceder o no, pero, definitivamente, sería algo muy interesante para los académicos”.

Finalmente, los dos son especialistas en literatura colombiana y, específicamente, en novela. ¿Cómo ha sido la evolución y cuál es el estado actual de este género en el país?

Raymond Williams: “De las 50 novelas que leí en 1974 todo me parecía interesante, pero cuando llegué a Colombia y comencé a conocer otros autores me di cuenta de que existía otra literatura experimental que la academia o la gente no reconocía. Creo que el estado de la novela colombiana es muy saludable. Lo que falta es una mayor convicción por parte de los colombianos,
pues desde hace 30 años, cuando leía los suplementos dominicales de los diarios, se ha hablado de una crisis de la novela colombiana, como si no existiera nada. Para mí es lo contrario, es un género cada vez más interesante y llamativo”.

Kevin Guerrieri: “He podido identificar nuevas tendencias que enriquecen el panorama novelístico del país. Hay subgéneros que siguen centrándose en la violencia, pero también hay novelas históricas que están retomando el período colonial o la figura de Simón Bolívar. Hay novelistas colombianos radicados en el exterior que están trabajando, o bien en temas que no tienen nada que ver con Colombia, o sobre las situaciones de los colombianos en el exterior. También hay un neoregionalismo cada vez más latente; escritores del Eje Cafetero, de la Costa, del sur del país están emergiendo. Creo que tenemos mucho por estudiar todavía”.​


Última modificación: 27/02/2017 12:46