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El Eafitense / Edición 109 Ritmo de crecimiento de Latinoamérica para 2016 estará cerca del 0.5 por ciento: Lederman El Eafitense - Edición 109

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Ritmo de crecimiento de Latinoamérica para 2016 estará cerca del 0.5 por ciento: Lederman

​​​​El chileno Daniel Lederman, jefe adjunto del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, visitó EAFIT a mediados de agosto para presentar el informe insignia de la entidad. En esta entrevista se refiere, entre otros asuntos, a la desaceleración económica mundial, las relaciones comerciales entre los países del sur y las expectativas de crecimiento para Colombia.


Foto por: Róbinson Henao​​

Paula Andrea Colorado Chávez
Colaboradora

La situación actual de los países europeos, Estados Unidos, China e India es determinante para establecer cómo le irá a la economía de América Latina en 2016. Los factores externos no han sido los mejores y casos como el de China, que se ha desacelerado rápidamente, han sorprendido, incluso, a los analistas. 

Sobre este y otros temas coyunturales en términos económicos, habló Daniel Lederman, jefe adjunto del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, durante una visita que realizó a EAFIT a mediados de agosto. El economista presentó en la Institución, tanto en Bogotá como en Medellín, el informe insignia del Banco Mundial, América Latina y el ascenso del sur: nuevas prioridades para un mundo cambiante, actividad que se efectuó en desarrollo de la conmemoración de los 20 años del pregrado en Economía.

Entre otros temas, Lederman se refirió a los sectores económicos más afectados por el alza del dólar y las acciones que pueden realizar los países del sur para optimizar sus relaciones intrarregionales, estrategias que pueden adelantar estas naciones para mejorar sus relaciones comerciales, y explicó cómo está el panorama para Colombia con las condiciones actuales. 

En el caso específico de Colombia, ¿cómo están las expectativas de crecimiento?
“Para 2015 los Consensus Forecast para Colombia es casi 3.0 por ciento, para Chile está en 2.2, y para Perú en 2.8. Es decir, que tienen expectativas de crecimiento semejantes, pues son países que dependen de bienes primarios. Aunque Perú y Chile dependen más del cobre, y Colombia del petróleo. Pero sus mercados tienen expectativas de crecimiento más o menos semejantes”. 

Y, ¿qué puesto ocuparía Colombia respecto a las demás economías latinoamericanas?
“Colombia está creciendo muy por encima de la expectativa del promedio de América Latina, pues el promedio está empujado hacia la baja por la situación en Brasil, Venezuela y Argentina. Sin embargo, está por debajo de otras economías como la boliviana y la panameña, y similar a los países que ya mencionamos –Chile y Perú–. Pero el comportamiento de la economía colombiana, dado lo que ocurre en la economía global, es bastante buena”. 

En un mediano y largo plazo, ¿de qué podría depender el crecimiento? 
“De la calidad del ajuste fiscal que se lleve a cabo y del éxito que tengan los programas del Gobierno en cuanto a inversión privada para infraestructura pública, como el caso de las vías 4G… Eso puede ayudar. 

En el caso de Bolivia, por ejemplo, la economía está creciendo entre cuatro y cinco por ciento. No tengo la cifra exacta, en parte porque tienen un programa muy ambicioso de inversión pública. Perú también le está apostando a darle un empujón a la inversión en infraestructura pública, pero tiene que venir mucha inversión privada para que el sector público no tenga que endeudarse más. 

Para el caso colombiano hay cierto optimismo, porque ya hay noticias de grandes bancos externos que están dispuestos a participar en el financiamiento de infraestructura pública.

Otros dos factores que me parecen importantes son: primero, cómo van a responder las economías al cambio que se dé en el tipo de cambio. En teoría uno podría esperar que las devaluaciones nominales con inflación contenida terminen siendo devaluaciones reales y le den un impulso significativo, en términos de competitividad, al sector transable, no solamente al sector exportador, sino a cualquiera que compita con importaciones, y eso toma tiempo. 

“Colombia está creciendo muy por encima de la expectativa del promedio de América Latina, pues el promedio está empujado hacia la baja por la situación en Brasil, Venezuela y Argentina. Sin embargo, está por debajo de otras economías”: Daniel Lederman.


A pesar de que las devaluaciones han sido notablemente grandes, el sector privado, tanto doméstico como internacional, toma tiempo en decidir que este es un cambio permanente en los tiempos relativos y que no solamente hay incertidumbre en los mercados financieros. Entonces siempre hay un rezago en la inversión privada para el sector transable como respuesta a estas devaluaciones reales, pero, en principio, es posible que haya un impulso por ese lado. 

Lo segundo es que, probablemente, el consumo nacional va a disminuir porque todos los bienes transables van a ser más caros. Esto puede incidir en el consumo de los bienes no transables. Es decir, por un lado, dado nivel de ingresos, si la canasta de alimentos se hace más cara, va a tener menos dinero restante para gastar en servicios no transables como taxis o peluquería. 

Pero creo que la mayoría de economistas esperan que, en las condiciones actuales de América Latina, donde las devaluaciones ya no están desembocando en crisis financieras, va a ser momento para experimentar eventos en los que las devaluaciones son expansionarias y no contraccionarias como lo han sido en los años 80 y 90”.

Una de las grandes preocupaciones que tienen los colombianos, en términos económicos, es el alza del dólar... 
“La economía colombiana ha sufrido un deterioro, en términos de intercambio, más o menos permanente, lo que implica que el tipo de cambio real de equilibrio se depreció. La economía está encontrando otro sendero con un nuevo tipo de cambio de equilibrio. Esto no quiere decir que el tipo de cambio nominal que observamos hoy (que se está aproximando a los 3100 pesos por dólar) sea el tipo de cambio nominal consistente con el nuevo tipo de cambio real de equilibrio. Es decir, los mercados siempre pueden sobrerreaccionar. También depende un poco de la respuesta del Banco de la República y de las expectativas que los mercados financieros tengan sobre esa posible respuesta en la política monetaria. 

Yo diría que lo más importante es enfocarse en ese tipo de cambio real y menos en el tipo de cambio nominal, eso quiere decir que le tenemos que poner atención a la inflación. Mientras la expectativas inflacionarias no se disparen es posible que el Banco de la República no tenga que reaccionar, pero esto está bajo discusión. 

“La distancia entre México y Chile es enorme, mientras que Corea y China, además de ser economías enormes, están a una hora en barco. Hemos concluido que gran parte de la diferencia del comercio intrarregional del este asiático y latinoamericano se debe a distancias geográficas y tamaño económico”: Daniel Lederman.


Nosotros tenemos confianza en que hay una buena coordinación entre el poder fiscal y el Banco de la República, pero, la verdad, no hay una ciencia exacta sobre cuándo es el momento idóneo para empezar a subir las tasas de interés, para contrarrestar la devaluación y tratar de contener las expectativas inflacionarias”. 

Y dado que el dólar siga subiendo, ¿cuáles serían los sectores económicos más afectados, por ejemplo, para el caso colombiano?
“En primera instancia, si la devaluación nominal es mayor que la tasa de inflación nacional quiere decir que el tipo de cambio real se devalúa, lo que beneficia al sector transable (tanto a exportadores como importadores) porque aumentan los precios de los bienes que esas empresas producen, en relación con los costos. Por eso es importante ver qué le sucede a la inflación y qué ocurre con los salarios. Si los salarios y la inflación nacional doméstica empiezan a aumentar entonces se hace menos efectiva la devaluación nominal en términos del efecto sobre la competitividad del sector transable. 

Así, por el lado de los productores, tendríamos ganadores en el sector transable, y perdedores en el sector no transable. El sector de la construcción, por ejemplo, ya no va a ser tan dinámico como antes. 

Por otro lado están los consumidores, que se preocupan porque cualquier producto que sea remotamente transable (como alimentos, electrodomésticos, entre otros) aumentan de precio. Esto, aún peor, si empezara a haber inflación en el sector de servicios no transables, porque comienzan las presiones sociales para aumentos salariales, lo que después disminuye la competitividad de todo el sector productivo y puede generar una mala dinámica. Pero esto no es lo que ocurre en Colombia, pues la devaluación nominal no se ha traducido uno por uno en inflación nacional, entonces sí ha habido un aumento notable en la competitividad del sector transable. 

Luego está el tema de lo que puede pasar con el empleo. Entonces, ahora viendo a las personas como trabajadoras y no como consumidoras, hay dos efectos opuestos: en primer lugar, la devaluación real que, generalmente, es asociada a una caída en el poder de compra de los salarios, y esa es la fuente de competitividad para el sector transable, es decir, que los costos de producción aumentan menos que los precios que cobran en los mercados. Entonces, mientras más diferencia hay entre el costo unitario de la mano de obra (salarios) y el precio final que está dado por el tipo de cambio, más competitivo es el sector. 

Sin embargo, hay otro efecto en el mercado laboral, y es que el aumento de competitividad en el sector transable hace que el desempleo no aumente, pues a los empresarios del sector se les hace más rentable mantener las nóminas porque el salario real ha caído e, incluso, contratar más para expandir la producción”. 

En cuanto a las relaciones comerciales entre los países del sur, ¿cómo se podrían mejorar para favorecer su economía? 
“Si comparamos a América Latina con los países de alto crecimiento que quisiéramos ser, es decir, los del este asiático, podríamos decir que la incidencia del comercio intrarregional aquí es mucho menor. Esto es, en parte, porque el este asiático como un bloque económico es más grande en términos de fuerza laboral (número de personas y consumidores) y de producción (PIB). 

Por otro lado, en cuanto a distancias geográficas y costos de transporte, los países latinoamericanos estamos relativamente lejos. Por ejemplo, la distancia entre México y Chile es enorme, mientras que Corea y China, además de ser economías enormes, están a una hora en barco. Hemos concluido que gran parte de la diferencia del comercio intrarregional del este asiático y latinoamericano se debe a distancias geográficas y tamaño económico. 

Otro punto importante es que en América Latina hemos sido muy buenos para la negociación de acuerdos de libre comercio, de hecho hay más aquí que en otras partes del mundo. El tema para nosotros, sobre el vínculo entre comercio internacional y crecimiento, no es tanto sobre la incidencia del comercio intrarregional per se, sino sobre qué tipos de comercio tenemos y cómo comerciamos con nosotros mismos. Hay una tarea muy importante y es la de mejorar los acuerdos que tenemos. Por eso, parte de la agenda de inversión en infraestructura es, precisamente, reducir los costos de transporte hacia adentro de nuestros propios países, para que podamos conectarnos mejor y sea más rentable tener patrones de comercio internacional más interesantes”. 

¿Es posible que los países del sur puedan sobrepasar, en términos económicos, a los países del norte?
“Sí. En términos de comercio internacional el sur ya es más grande. Su contribución al comercio global fue, en 2012, el 51 por ciento del comercio mundial. En cuanto a la producción, si sumamos todos los PIB de los productos del sur, a 2012 estábamos, aproximadamente, al 40 por ciento del PIB mundial. 

Dado que China e India siguen creciendo más rápido que Europa, Japón y Estados Unidos, pensamos que es totalmente razonable esperar que el PIB del sur, como un grupo, vaya a sobrepasar el de los países del norte. Hay pronósticos del Banco Mundial, en el Global Economic Prospects, de 2013, que dice que, para 2025, la participación del sur en el PIB Global llegaría al 55 por ciento, más o menos”. ​


“En términos de comercio internacional el sur ya es más grande. Su contribución al comercio global fue, en 2012, el 51 por ciento del comercio mundial. En cuanto a la producción, si sumamos todos los PIB de los productos del sur, a 2012 estábamos, aproximadamente, al 40 por ciento del PIB mundial”: Daniel Lederman.


El tema de China, ¿cuáles son los impactos del comportamiento económico de esta nación que se verán a largo plazo?
"China se integró al sistema comercial mundial cuando ingresó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001. Eso hizo que empezara a ser competitiva, es decir, que tenía la misma entrada a los mercados europeo, japonés y estadounidense que las economías latinoamericanas y, como tenía un costo de mano de obra mucho más barata y una escala más grande, recibió mucha inversión extranjera. En los últimos 15 años se ha transformado en el productor manufacturero más grande del mundo. 

Se sabe que la tasa de ahorro privada de los hogares y de la empresa privada es muy alta. Entonces el costo de capital en China es relativamente bajo. De hecho, son grandes exportadores de capital, eso ha ayudado a mantener el costo de capital mundial, relativamente bajo, en relación con lo que hubiera pasado si China no se hubiera incorporado a la economía mundial, y eso nos ha ayudado a nosotros porque ha mantenido el costo de capital bajo para todo el mundo. 

Ahora, creo que nadie espera que haya un gran cambio en el comportamiento privado en relación con el ahorro en China, porque cuando los trabajadores se jubilan o una empresa quiebra, no está claro si el sector público les va a dar prestaciones sociales para mantenerlos, o para rescatarlos. Eso lleva a un comportamiento de alto ahorro y es probable que no cambie, sobre todo porque hay incertidumbre en los mercados financieros y bancarios. 

Lo que sí puede cambiar, y es el objetivo declarado de las autoridades chinas, es convertirse en una economía cada vez más basada en la demanda interna y menos en la demanda externa. No está claro cómo se hace eso con altas tasas de ahorro, donde la gente no consume en relación con el ingreso. 

En el largo plazo creo que lo que va a suceder es que la tasa de consumo va a crecer más rápido que el PIB, y eso va a cambiar también la composición de las importaciones, por lo menos en términos de tasas de crecimiento. En cuanto a los commodities que nosotros exportamos, no está claro que una China que acelera la tasa de crecimiento de su consumo vaya a consumir menos petróleo. Por ejemplo, si consume más automóviles puede ser que consuma más petróleo, y si hay menos construcción y más automóviles, entonces, tal vez, consuma menos cobre, más automóviles y más acero, pero no es cierto lo que la gente dice: que la reestructuración de la economía china per se quiere decir que vaya a haber menos demanda para commodities, porque el consumo per se crea demanda de algunos tipos de commodities más que otros".

Última modificación: 28/02/2017 0:03