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El Eafitense / Edición 110 La creación literaria tiene lugar en la academia - El Eafitense

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La creación literaria tiene lugar en la academia

​El Departamento de Humanidades de EAFIT estrena la maestría en Escrituras Creativas, que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) aprobó mediante la resolución 12108 del 5 de agosto de 2015. Las clases se ofrecen desde comienzos de 2016.


​Bibiana Andrea Moná Giraldo
Periodista Área de Información y Prensa de EAFIT

Se cree que cuando la inspiración llega, llega la escritura, que el saber escribir es un talento innato solo de algunos eruditos o aficionados a la literatura. Pero no. Escribir es un proceso que se puede perfeccionar, la creación literaria es algo que se aprende y es producto, muchas veces, de la interacción entre la escritura y la lectura.

Así lo pensaron hace más de un año los profesores del Departamento de Humanidades de EAFIT durante el proceso de diseño de la maestría en Escrituras Creativas. Sí, en plural, porque no se trata exclusivamente del estudio del campo de la literatura en el que aparecen asociados, de manera tradicional, algunos géneros.​

Uno de los argumentos que suscitó el nacimiento de este programa es el hecho de entender que la creación literaria tiene lugar en el mundo universitario. De hecho, según el profesor Suárez Roldán, la tradición anglosajona, proveniente de Inglaterra y Norteamérica, ha hecho una inclusión muy pronta y efectiva de la escritura en las universidades.​

“El plural da cuenta de los tipos de aplicación de la escritura y las diferentes maneras de dar cabida en estos a la creatividad, que no es exclusiva del mundo literario”, manifiesta Juan Camilo Suárez Roldán, coordinador de este posgrado, que inició su primera cohorte en enero de 2016 y que está dirigido a personas que tienen interés en profesionalizar sus actividades de escritura.

Además, uno de los argumentos que suscitó el nacimiento de este programa es el hecho de entender que la creación literaria tiene lugar en el mundo universitario. De hecho, según el profesor Suárez Roldán, la tradición anglosajona, proveniente de Inglaterra y Norteamérica, ha hecho una inclusión muy pronta y efectiva de la escritura en las universidades. 

“Entonces decíamos: en Colombia existen talleres de educación no formal en bibliotecas, institutos de artes, entidades culturales que le apuestan al perfeccionamiento de este talento, pero hay una reserva frente a la relación que puede existir entre la didáctica y el fenómeno mismo de la creación”, señala el docente.

Y la realidad es que el manejo del lenguaje como herramienta; y la aproximación a algunas estrategias que permiten enriquecer el modo como se construyen diálogos, se dibuja una trama o se elabora el perfil de un personaje, entre otros, son susceptibles de estudio y de entrenamiento. 

Así lo corrobora Mario Duque Cardozo, editor temático del periódico El Colombiano y uno de los alumnos de la maestría. Para él este programa es un reto académico que no está asociado directamente a su condición de periodista. Es el gusto por la escritura la motivación que lo llevó a estudiar este posgrado, en el que, además, ha descubierto nuevos métodos y nuevas formas de estructurar sus escritos. 

“Siento que con esta maestría la forma de escribir ha cambiado, porque ahora debo tener en cuenta asuntos que antes no veía como, por ejemplo, el pensar más en la creación de un personaje, el analizar mejor la estructura de lo que quiero contar, el detenerme a revisar la forma y el fondo de lo que pretendo al escribir”, expresa Mario, quien tiene como proyecto una serie de cuentos sobre el 9 de abril de 1948 en Medellín. 

Teoría y práctica

No solo es la experiencia que comparten los profesores. Ese proceso de fundamentación académica tiene un desarrollo práctico, una presentación de herramientas que pueden ser útiles, a través de tutorías personalizadas con escritores y profesores que han trabajado en la creación, en la edición y, en general, en todo lo relacionado con el campo literario. 

“Es importante señalar que en este programa no solo van a trabajar escritores, sino también personas que tienen conocimientos teóricos, como críticos literarios, editores, periodistas culturales, o agentes literarios que tienen un conocimiento amplio del tema”, precisa Efrén Giraldo Quintero, jefe del Departamento de Humanidades de EAFIT.​

Escribir es un proceso que se puede perfeccionar, la creación literaria es algo que se aprende y es producto, muchas veces, de la interacción entre la escritura y la lectura.

En sus palabras, la maestría en Escrituras Creativas no solo ofrece técnicas de escritura o la búsqueda de un estilo, también otros aspectos más amplios en el ámbito literario como la posibilidad de entender cómo presentar una obra a un concurso, enviarla a un editor o buscar un agente literario. 



“Otra de las ventajas es que este es un programa ofrecido por una universidad que tiene distintos espacios y procesos relacionados con la literatura, como el Fondo Editorial, el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, la Biblioteca y el Departamento de Humanidades. Se trata de aprovechar las fortalezas que tiene EAFIT para ayudar a formalizar y profesionalizar la escritura”, sostiene el Jefe del Departamento de Humanidades. 

​Y es que, como lo afirma el profesor Suárez Roldán, el objetivo no es el sujeto y su calificación, sino el proceso y su resultado, es decir, el proyecto de escritura con el que cada estudiante llega al programa y que se desarrolla durante los tres semestres de la maestría. 

Valentina Toro Gutiérrez, escritora y diseñadora gráfica, decidió hacer la maestría en Escrituras Creativas, no solo porque es el único espacio de educación formal en este campo en la región, sino porque lo que busca es perfeccionar su ejercicio de escritura que, en sus palabras, es muy empírico. “Las sesiones de grupo me han ayudado a enriquecer el trabajo desde el punto de vista técnico, sobre todo porque se tiende a escribir mucho desde el interior, pero, más allá de eso, hay aspectos técnicos que se deben conocer para que la escritura sea realmente de calidad”, comenta la autora e ilustradora de Las peripecias de Violeta, Violeta y el pincel encantado, y El pájaro de Ébano.​

Lo que sigue para el alumno es mucho trabajo, porque, incluso, si produce una obra valiosa, será su responsabilidad continuar para lograr consolidarse”, comenta el coordinador del posgrado.​

Para Valentina la técnica no corta su inspiración. Al contrario, esta ayuda a encontrarla, “porque uno tiene la falsa idea de que el escritor solo escribe cuando está inspirado, pero en la maestría nos damos cuenta de que hay muchas maneras de escribir y de hacerlo sistemáticamente”, dice la alumna que tiene como proyecto una colección de cuentos no infantiles, pues quiere retarse con la escritura para público adulto.

Por su parte, Amalia Uribe Jaramillo, comunicadora de la Secretaría de la Juventud de la Alcaldía de Medellín, cuenta que siempre le ha gustado escribir y, aunque estudió periodismo, es consciente de que se requieren más herramientas para perfeccionar este oficio. “Este programa me ha ayudado a entender que escribir es un asunto muy juicioso y que existen miles de posibilidades, ninguna buena o mala, todas son vehículo para encontrar una voz propia”.​

Fundamentación, investigación y creación

La maestría, cuya duración es de tres semestres, está dirigida a profesionales de diversas áreas del conocimiento, es decir que no está limitada a quienes tienen una formación en el campo de la literatura, la lingüística o las ciencias de la comunicación, sino que está abierta a las personas con una formación básica de Lo que sigue para el alumno es mucho trabajo, porque, incluso, si produce una obra valiosa, será su responsabilidad continuar para lograr consolidarse”, comenta el coordinador del posgrado. pregrado, debido a que las inquietudes de esta naturaleza pueden surgir en profesionales de distintas áreas del saber.

Efrén Giraldo indica que el programa está conformado por tres áreas: una de fundamentación, que tiene que ver con la teoría de los géneros literarios y de la escritura; otra de investigación, creación y experimentación, en la que se podrán desarrollar ejercicios creativos y talleres de escritura, que servirán para nutrir el portafolio y el conjunto de propuestas creativas de los estudiantes; y, finalmente, un área de creación en la que los alumnos, en grupos muy pequeños y según su elección de género literario, recibirán un acompañamiento por parte de un tutor. 

“En el área de creación, el proyecto de cada estudiante es el centro de atención, es el momento en el que con profesores o con voces de autores consagrados que tienen una obra consolidada se establece un diálogo que enriquece directamente la propuesta y permite aplicar buena parte de las herramientas que se han adquirido en las otras dos áreas”, asegura Juan Camilo Suárez. 

Además, un alumno puede graduarse con el 60 o 70 por ciento de su proyecto, porque se entiende que un proceso de creación, en muchos casos, no se ciñe a tres semestres. De hecho, el programa abre inscripciones anualmente, por el cuidado que supone cada propuesta. 

“Graduarse de la maestría no es garantía de que el egresado será un autor reconocido, así como no sucede en otras carreras u oficios. Lo que sigue para el alumno es mucho trabajo, porque, incluso, si produce una obra valiosa, será su responsabilidad continuar para lograr consolidarse”, comenta el coordinador del posgrado. 

Y para eso, las nuevas tecnologías disponen de variadas posibilidades para hacerse visible, incluso estas, más que un medio de difusión del trabajo realizado, son el vehículo y fuente misma de la acción de escritura.​​ ​​

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Última modificación: 28/02/2017 0:26