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El Eafitense / Edición 110 La educación superior y su papel dinamizador en el empleo formal en Colombia -El Eafitense

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La educación superior y su papel dinamizador en el empleo formal en Colombia

En este análisis hecho por Hugo López Castaño, profesor del Departamento de Economía de EAFIT y exdirector del Banco de la República sucursal Medellín, se ve cómo la demanda de personal con formación superior por parte de las empresas modernas ha venido aumentando tendencialmente en las ciudades colombianas. No obstante, ítems como las referencias de amigos y familiares siguen teniendo una alta incidencia en la búsqueda de empleo.

Fotos: Róbinson Henao​
​Hugo López Castaño
Docente del Departamento de Economía de EAFIT

Desde hace décadas, la demanda de personal con alguna educación superior, por parte de las empresas modernas, viene aumentando muy rápidamente en las ciudades colombianas. 

Para prescindir del aumento demográfico en el largo plazo conviene expresar el empleo formal como porcentaje de la población total en edad laboral (PET). En las siete principales ciudades colombianas (gráfico 1, panel A) el empleo formal poco educado (con bachillerato o menos) se elevó entre 1984 y 1994, antes de caer bruscamente con la crisis de la segunda mitad de los noventa. Después, desde el año 2000, permaneció relativamente estable a bajo nivel. En contraste, el empleo formal, con alguna educación superior, no ha dejado de elevarse, al pasar del 5.7 por ciento de la PET en ​​1984 al 18.0 en 2014.

Otra forma de apreciar esta evolución es cal cular el insumo de trabajo formal por unidad de PIB urbano (panel B). El más educado pasó de un índice de 100 en 1984 a uno de 199.7 en 2014, es decir que se duplicó. Y el carente de estudios superiores pasó de 100 en 1984 a 48.4 en 2014: se redujo a menos de la mitad.​

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El empleo formal, con alguna educación superior, no ha dejado de elevarse, al pasar del 5.7 por ciento de la PET en 1984 al 18.0 en 2014.​

El examen de las causas de esta evolución de largo plazo sale por fuera de los objetivos de este artículo. Baste decir que dos factores están detrás de la misma. El primero es un cambio técnico exógeno transmitido internacionalmente (por eso se acentuó después de la apertura económica de la primera mitad de los noventa). El segundo es un factor interno coadyuvante: el alza considerable que se produjo en el salario mínimo real (el precio del empleo menos educado) que, deflactado por el índice de precios productor (costo para el empresario), subió 58.4 por ciento entre 1995 y 2014.

Necesidad de información

El extraordinario dinamismo de la demanda por personal con educación superior ha generado una creciente demanda de información por parte de los aspirantes, las universidades, los egresados y las empresas. Los aspirantes necesitan saber cuáles son las mejores universidades y los programas de mayor demanda. Las universidades requieren de esta última información y, además, necesitan compararse entre sí. Los egresados quieren saber cuáles son y dónde están las empresas que los demandan y que ofrecen las mejores posibilidades de inserción laboral. Las empresas requieren saber dónde están y cuáles son los egresados mejor preparados. 

El país ha progresado, no sin tropiezos, en la calidad comparativa de los programas y las universidades. Se trata del Sistema de Acreditación de Programas y Universidades y de las pruebas Saber Pro aplicadas a los estudiantes de los últimos semestres. Sin embargo, el intento del Ministerio de Educación Nacional (MEN) por elaborar un escalafón de las instituciones de educación superior, con base en los indicadores disponibles (Modelo de Indicadores del Desempeño de la Educación -Mide- aplicado en 2015), tropezó -como resulta obvio- con críticas (algunas técnicas) y muchas provenientes de los sectores afectados. Sería, sin embargo, deseable que el Ministerio no ceje en su empeño por construir y mejorar ese escalafón. Pero en materia de información laboral sigue presentando falencias como se verá a continuación.

Consecución de empleo

¿Cuáles son los canales de consecución de empleo asalariado para los egresados? El Dane pregunta a los ocupados por el canal principal a través del que consiguieron su empleo actual. Las respuestas se filtraron de tal manera que se refieran solo a los enganchados en empleos asalariados en 2014 (con hasta un año en su trabajo actual) y a los universitarios con 22 a 26 años de edad y con cinco o más años de estudios aprobados en el nivel superior. En adición, las cifras se procesaron para las 13 ciudades principales y por quintiles del ingreso per cápita de los hogares en esas ciudades. La importancia que los diversos canales tuvieron en 2014 en la consecución del empleo asalariado para los jóvenes universitarios de aprecia en el cuadro 1. ​​

  • ​La ayuda de familiares, amigos y colegas es el canal más importante (42.7 por ciento) y pesa más en los quintiles bajos que en los altos. 
  • La búsqueda individual (visitó, llevó o envió hojas de vida a empresas o empleadores) es el segundo canal en importancia (31.3 por ciento). Su peso ​es menor para la población más vulnerable y mayor para la más favorecida.
  • Los canales modernos (visitó, llevó o envió hojas de vida a bolsas de empleo o intermediarios, puso o consultó avisos clasificados o se presentó a convocatorias) ocupan el tercer lugar (21.3 por ciento). Su importancia crece con el quintil del ingreso per cápita de los hogares. 
  • Entre los otros canales se ha incluido el sistema de información del Sena, que es un canal moderno, pero que apenas tiene una importancia marginal para los jóvenes egresados del sistema universitario (0.2 por ciento); los otro medios (3.9 por ciento) y las respuestas no sabe o no informa (0.2 por ciento). 

¿Y qué tal es la calidad del empleo conseguido en los distintos canales? Por canales, la calidad del empleo asalariado conseguido por los jóvenes universitarios, en 2014, se aprecia en el cuadro 2. 

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cuadro2.gif​Al respecto, se han escogido, como índices de calidad, el porcentaje del empleo conseguido en microempresas de hasta 10 trabajadores (mala calidad) y en grandes empresas de 51 o más trabajadores (buena calidad) en atención al hecho de que, según las encuestas del Dane (cabeceras municipales, año 2012) las microempresas de hasta 10 trabajadores evaden mucho más sus obligaciones laborales que las segundas: evasión al salario mínimo diario (31.3 por ciento vs. 3.0 por ciento), evasión al pago de las vacaciones (74.3 por ciento vs. 17.3 por ciento), evasión al pago de la prima de servicios (64.0 por ciento vs. 10.8 por ciento), evasión al pago de las cesantías (73.3 por ciento vs. 10.5 por ciento), evasión patronal al pago de salud contributiva o especial (54.1 por ciento vs. 2.6 por ciento), evasión patronal al aporte pensional (75.0 por ciento vs.7.3 por ciento), evasión al pago de ATEP (74.5 por ciento vs. 6.4 por ciento) y evasión a las contribuciones a las cajas de compensación familiar (79.6 por ciento vs. 13.8 por ciento). 

  • La ayuda de familiares, amigos y colegas es el canal más importante (42.7 por ciento) y pesa más en los quintiles bajos que en los altos. 
  • La búsqueda individual (visitó, llevó o envió hojas de vida a empresas o empleadores) es el segundo canal en importancia (31.3 por ciento). Su peso ​es menor para la población más vulnerable y mayor para la más favorecida.
  • ​Los canales modernos (visitó, llevó o envió hojas de vida a bolsas de empleo o intermediarios, puso o consultó avisos clasificados o se presentó a convocatorias) ocupan el tercer lugar (21.3 por ciento). Su importancia crece con el quintil del ingreso per cápita de los hogares. 
  • Entre los otros canales se ha incluido el sistema de información del Sena, que es un canal moderno, pero que apenas tiene una importancia marginal para los jóvenes egresados del sistema universitario (0.2 por ciento); los otro medios (3.9 por ciento) y las respuestas no sabe o no informa (0.2 por ciento). 
 ¿Y los salarios de los egresados? El Ministerio de Educación Nacional ofrece, a través del Observatorio Laboral para la Educación (OLE), datos sobre la oferta de graduados, el perfil de los mismos, su vinculación al sector formal de la economía y los salarios obtenidos por los egresados del sistema universitario. Estos últimos se refieren a los ingresos base de cotización para los sistemas de salud y pensiones. Esa información está disponible para todos y viene discriminada por cohortes, universidades y programas. ​

​​El gráfico 2 ofrece una visión de los salarios obtenidos en 2014 por los egresados de pregrado de las instituciones de educación superior de Antioquia para un grupo de programas y para dos promociones (2010 y 2013). El panel A muestra los salarios en orden decreciente correspondientes a la promoción de 2013. Los cinco más altos corresponden, en su orden, a las instituciones U4, U3, U26 y U2. Ese orden cambia con el tiempo y la pregunta es por qué (¿cambios en la calidad de los egresados de cada promoción?, ¿otros factores?) El panel B presenta los salarios obtenidos, también en 2014, para dos promociones (2010 y 2013), y permite interpretar las cifras de manera dinámica: salarios obtenidos en el primer año después del egreso y salarios obtenidos cuatro años después (para la promoción de 2010 los salarios más altos corresponden, en su orden, a las instituciones U1, U2, U3, U4 y U5).​

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El más educado pasó de un índice de 100 en 1984 a uno de 199.7 en 2014, es decir se duplicó. Y el carente de estudios superiores pasó de 100 en 1984 a 48.4 en 2014: se redujo a menos de la mitad.​


Se notará que el orden de las instituciones educativas, según la escala salarial de sus egresados de pregrado, varía sustancialmente con el tiempo: para la Institución U1 los egresados de 2013 ocupan el octavo en la escala salarial; en cambio, sus egresados de 2010, ocupan el primer lugar, lo que significa que los salarios medidos en pesos de 2014 subieron 115 por ciento. Para la Institución U5, la promoción de 2013 ocupa el octavo lugar en la escala salarial, los egresados de 2010 el quinto lugar (los salarios subieron 46 por ciento en cuatro años). En el caso de la Institución U4, los egresados de pregrado de 2013 ocupan el primer lugar, pero cuatro años después (egresados de 2010) han bajado al cuarto puesto (sus salarios solo subieron 23 por ciento).

 En realidad, más que el salario obtenido en el primer año después del egreso, lo que importa, desde el punto de vista pecuniario, es el perfil de ingresos futuros, que depende no solo del programa y la institución, sino también de las oportunidades que ofrezca esta en posgrados, y contactos con universidades y empresas de prestigio.​
 

La ayuda de familiares, amigos y colegas es el canal más importante​ (42.7 por ciento) y pesa más en los quintiles bajos que en los altos.​

​Conclusión

La demanda de personal con formación superior por parte de las empresas modernas ha venido aumentando tendencialmente en las ciudades colombianas. Por unidad de PIB urbano se duplicó entre 1984 y 2014. Este extraordinario dinamismo (cuyas causas hay que atribuir, en primer lugar, al cambio técnico exógeno a favor del empleo formal más educado, generado por la apertura económica de los años ochenta, pero también al alza real del salario mínimo que es el precio de la mano de obra menos educada) ha generado una creciente demanda de información por parte de los aspirantes, las universidades, los egresados y las empresas. Mientras tanto, los sistemas de información son todavía deficientes. 

​El país ha progresado en la calidad comparativa de las universidades (sistemas de acreditación, pruebas Saber Pro). Pero en materia de información laboral que cruce la demanda con la oferta de vacantes apenas cuenta con un sistema (OLE) que suministra datos agregados, pero que no ofrece apoyo concreto en la búsqueda y consecución de trabajo. De hecho, todavía hoy las recomendaciones de familiares, amigos y colegas canalizan el 42.7 por ciento de los enganches anuales, pero ofrecen empleos de menos calidad (sesgados hacia microempresas). El país debe promover los canales modernos de búsqueda y consecución de empleo (que garantizan empleos de mejor calidad) entre los que las bolsas universitarias deben jugar un papel destacado.​


​​El intento del MEN por elaborar un escalafón de las instituciones de educación superior, con base en los indicadores disponibles (Model​o de Indicadores del Desempeño de la Educación -Mide- aplicado en 2015), tropezó ‒como resulta obvio‒ con críticas (algunas técnicas) y muchas provenientes de los sectores afectados.​

Los egresados del sistema universitario necesitan no solo información general, sino un apoyo institucional para el enganche por parte de sus universidades. Este apoyo solo puede lograrse a través de los centros de egresados y de departamentos afines (los encargados de los contactos para las prácticas profesionales). Estos centros, que ahora deben reportar su información al Servicio Público de Empleo, no solo deben contactarlos con las empresas interesadas en llenar sus vacantes, sino también suministrar a las diversas áreas y programas académicos una serie de indicadores que, entre muchos otros, deben referirse al desempleo, al tiempo requerido para el enganche, a las condiciones salariales y a los perfiles de las vacantes ofrecidas, así como a las observaciones que hacen las empresas sobre los méritos y deficiencias de los egresados. ​ 

*El profesor Hugo López Castaño, adscrito al Departamento de Economía de EAFIT, tuvo el apoyo, para escribir este artículo, de Francisco Lasso, del Banco de la Repú​blica, y de Kelly Montoya Muñoz, estudiante de posgrado de EAFIT. ​​​

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Última modificación: 27/02/2017 12:26