Omitir los comandos de cinta
Saltar al contenido principal
Inicio de sesión
Universidad EAFIT
Carrera 49 # 7 sur -50 Medellín Antioquia Colombia
Carrera 12 # 96-23, oficina 304 Bogotá Cundinamarca Colombia
(57)(4) 2619500 contacto@eafit.edu.co

El Eafitense / Edición 110 Listos los primeros doctores en Humanidades de EAFIT - El Eafitense

EAFITMedios institucionalesEl EafitenseEl Eafitense / Edición 110Listos los primeros doctores en Humanidades de EAFIT - El Eafitense

Listos los primeros doctores en Humanidades de EAFIT

​El doctorado en Humanidades de la Universidad abrió sus puertas en el segundo semestre de 2012 y graduó una parte de su primera cohorte de estudiantes.​

Fotos: Róbinson Henao​
​Daniel Palacio Jiménez
Colaborador

En primera instancia sería fácil pensar que sacar un grado de doctor conlleva muchos ‘sacrificios’, entendiendo que el esfuerzo y la energía requerida para cumplir con los requisitos puede reducir considerablemente el tiempo para, por ejemplo, compartir con la familia. Sin embargo, los doctores y los candidatos a doctores en Humanidades de la Universidad están convencidos de que, de ser necesario, volverían a desarrollar el programa.

Y es que entre las condiciones necesarias para cursar un doctorado está la de tener la disponibilidad de tiempo y la capacidad para dedicarse única y exclusivamente a cursarlo, condición que no se cumple en todos los casos, ya que algunos de los estudiantes deben continuar su vida laboral.

Para el caso del doctorado en Humanidades, quienes deciden ingresar tienen muy claro que los estudios humanísticos no buscan mejorar los procesos tecnológicos o industriales (efectos que pueden verse a corto plazo), sino que trabajan por las cuestiones del ser, tales como las interacciones, los sentimientos, las enfermedades sociales, morales o éticas.

El asunto es que un programa de doctorado, bien sea en humanidades, medicina, ciencias positivas o ingenieriles es un espacio de formación en investigación de alto nivel en donde los estudiantes proponen y ejecutan sus proyectos —y pensamientos—, motivados por el deseo de aportar a la construcción de un conocimiento útil para una colectividad. 

Cumplir con todas las pruebas que propone un curso de esta índole es algo que debe reflejar el amor del estudiante por el conocimiento y su condición altruista para con su comunidad. 

Para Juan Manuel Cuartas Restrepo, coordinador académico del doctorado en Humanidades de EAFIT, “un doctor en humanidades, o en cualquier área, no es un profesor sino un científico que está pensando en la realidad para advertir los problemas de la misma o, en otras palabras, es un observador calificado, pero, vale aclarar, no es un mesías que viene con respuestas que todos debamos considerar correctas”. 

En este sentido, los egresados de un doctorado en ciencias humanas están llamados a comprender una situación social o individual compleja que, sin duda alguna, los ha traído obsesionados durante años, y que resolverla permitirá ampliar las fronteras de las distintas disciplinas académicas mientras mitiga una necesidad socio cultural específica. 

Así mismo, un académico de este nivel tiene la responsabilidad de socializar sus conclusiones y valoraciones sobre un tema específico en la medida en que esté habituado a ser un comunicador que enseña, escribe, divulga y expone sus conocimientos.​

“Un doctor en humanidades, o en cualquier área, no es un profesor sino un científico que está pensando la realidad para advertir los problemas de la misma o, en otras palabras, es un observador calificado, pero, vale aclarar, no es un mesías que viene con respuestas que todos debamos considerar correctas”: Juan Manuel Cuartas.​


Polifonía de la última instancia académica

La primera cohorte del doctorado en Humanidades de EAFIT contó con nueve estudiantes provenientes de diferentes áreas del conocimiento, lo que reforzó la idea de interdisciplinariedad que debe tener un programa en donde el verdadero desafío para la academia es reunir personajes que ya han trabajado e investigado en diversos campos.

Así, pues, la lista del primer grupo de estudiantes estuvo conformada por un médico cirujano, un administrador de empresas, una licenciada en educación: geografía e historia, un antropólogo, una abogada, una psicóloga, un psicólogo, una licenciada en español y literatura, y una filósofa. 

De ellos, tres estudiantes fueron los primeros en sustentar sus tesis en público. Dos de ellos ya obtuvieron su título. Una fue Sonia López Franco, docente del Departamento de Humanidades de la Universidad, y para quien este programa le dio la posibilidad de hacer del discurso una bandera, de incidir mucho más en el papel del administrador eafitense y de devolverle a la Universidad con trabajo la confianza que depositó en ella.

El proyecto de investigación de Sonia consistió en realizar un análisis lingüístico y discursivo de la alocución organizacional, a partir de los textos oficiales misión, visión y manuales de convivencia o códigos de ética presentes en las páginas web de las empresas seleccionadas para el estudio: Grupo Éxito, Haceb, Familia, Nutresa, Corona y Bancolombia.​

La primera cohorte del doctorado en Humanidades de EAFIT contó con nueve estudiantes provenientes de diferentes áreas del conocimiento, lo que reforzó la idea de interdisciplinariedad.​

La hoy doctora en Humanidades tomó algunas empresas de origen ciento por ciento antioqueño con el fin de identificar algunos patrones que le dieran cuenta de un tipo de discurso, “proceso que, en este caso, terminó dibujando una estructura lingüística propia del discurso del control”.

Dice Sonia que “todo esto inició con el pregrado en Comunicación Social y la asignatura interacción comunicativa en las organizaciones, porque ahí fue en donde empecé a visitar con mis estudiantes empresas como Pintuco, Sofasa, Corona, Leonisa, entre otras… Esa primera experiencia, que duró siete semestres, se materializó en un libro -El poder en las organizaciones (2007)- que recibió algunas críticas por la metodología empleada. Por esa razón decidí continuar mi investigación y la mejor manera de hacerlo era con un doctorado”. 

Después del esfuerzo que lleva realizar una tesis, Sonia López asegura que esta investigación le dio la posibilidad de decirle a las organizaciones que sean más humanas desde sus discursos, porque sin imperativos se puede lograr lo que se desea. “Yo creo en un discurso basado en la negociación y en el respeto por cada participante, en un discurso completamente simétrico”. 

Además, asegura que “los discursos empresariales, como están construidos, parecen más un guión que cualquier otra cosa y eso está mal porque las organizaciones no van a encontrar sentido de pertenencia a partir de esas alocuciones. Este tipo de manuales institucionales deben ser escritos por sus trabajadores, gerentes, empresarios y accionistas, con el fin de reflejar la voz de todos”. 

Una de las candidatas es María Helena Builes Correa, quien considera que pensar en la historia, en la condición humana, y comprender e interpretar la multiplicidad de formas, culturas y contextos es una condición sine qua non para reinventar la existencia en los campos íntimo, privado y público. María Helena, docente en una institución pública de educación básica y media de la ciudad, ha venido realizando, desde su maestría en Educación, un trabajo de investigación apoyado en las ideas expuestas en el Último Foucault, de Tomás Abraham. 

Ella espera que su tesis, titulada El concepto foucaultiano “estética de la existencia”: aportes para su fundamentación desde una perspectiva estético-antropológica, contribuya “al proceso de fundamentación del concepto ‘estética de la existencia’ desde la perspectiva estéticoantropológica, a partir de las obras del Último Foucault, el rastreo de antecedentes en la filosofía helenística antigua y algunas aproximaciones a la filosofía contemporánea, en especial al pensamiento de Nietzsche”. 

También señala que su trabajo ha sido “aplicado en el contexto del proyecto educativo de la institución en la que me desempeño como docente, y ha permeado la visión, misión y lema, la filosofía y las prácticas pedagógicas” que cotidianamente desarrolla.

Esta docente y estudiante de doctorado no pudo realizar la pasantía, al contrario de sus compañeros, quienes se vieron enfrentados a este ejercicio que, en algunos casos, ocasionó un cambio en el enfoque de la investigación. 

Para ella, “el papel que están convocados a desempeñar los pensadores, incluyendo los doctores en humanidades, es construir y movilizar un poder simbólico que derive en potencia activa capaz de reconfigurar continuamente las subjetividades y las sociedades”.​

La lista del primer grupo de estudiantes estuvo conformada por un médico cirujano, un administrador de empresas, una licenciada en ed​ucación: geografía e historia, un antropólogo, una abogada, una psicóloga, un psicólogo, una licenciada en espa- ñol y literatura, y una filósofa.​

A su vez, Luis Fernando Toro Palacio, quien como Sonia recibió ya su título como doctor en Humanidades, opina que hoy en día se da por hecho que a más doctores más desarrollo para una sociedad, pero eso no es del todo cierto. “Al número de doctores graduados hay que agregarle la aplicación de sus conocimientos y ese es nuestro mayor déficit”.

Luis Fernando Toro Palacio es un médico cirujano, magíster en Epidemiología, que en palabras de Juan Manuel Cuartas “dio el salto de trampolín desde las ciencias médicas hasta las humanas sin quedar en ridículo, sin defraudarse a sí mismo, y dejando entrever su cultura mientras nos divertía con cada uno de sus performances a la hora de presentar un avance de investigación”. 

Para este académico, que desde primaria dice haber tenido una afinidad y sensibilidad especial para el área de humanidades y que se ha pasado la vida “reflexionando sobre aspectos que tienen que ver más con el pensamiento que en los mismos campos en los que se desempeña como profesional”, realizar un doctorado en Humanidades “al final de la vida misma es una manera de formalizar lo aprendido gracias al gusto que siempre me representó leer filosofía, antropología, sociología y literatura”. 

El proyecto de investigación de Juan​ Fernando Toro terminó siendo un trabajo sobre la conciencia y aunque tuvo que adecuarlo a las exigencias académicas del programa, su idea “siempre giró alrededor de su título inicial: “¿El homo sapiens qué? El hombre como una subespecie diferente en trance a su nueva identidad”. 

Toro, docente de la Universidad CES, ha “estudiado muchas cosas que no se formalizan con títulos”, entre esas dice que lleva 20 años estudiando las ciencias de la complejidad y que ha hecho algunas anotaciones sobre las ciencias del caos. Además, para su tesis, tuvo que darle fundamento teórico al llamado humanismo científico, lo que en el documento sobresale como un intertexto acompañado de algu​nos poemas de su autoría que hacían parte de otro libro y que “de algún modo se adelantaban a este trabajo”.

Finalmente, y entendiendo que los doctorados, gracias a su componente creativo y de generación de conocimiento, garantizan de algún modo la innovación y el desarrollo del país, cabe resaltar que en los últimos años EAFIT se ha concentrado en destacarse por ser una institución que investiga y, muestra de eso, son los seis doctorados vigentes en Administración, Ingeniería, Humanidades, Ciencias de la Tierra, ​Ingeniería Matemática y Economía, programas con los que se garantiza la realización de todos los ciclos de la educación.

Una U con seis doctorados.
EAFIT cuenta con seis doctorados en la actualidad: Administración, Ingeniería, Humanidades, Ciencias de la Tierra, Ingeniería Matemática y Economía.​​

​​

Última modificación: 28/02/2017 0:43