En cálculo, por ejemplo, se puede pensar en una persona que está siguiendo a otra y cada vez se acerca más y más, pero aún no la alcanza. Y así puede introducirse el concepto de límite.
También se pueden relacionar las moléculas frías con ancianos que se mueven despacio y las moléculas calientes con niños inquietos, y comenzar a explicar la entropía y las diferencias de energía en un sistema. Mientras los conceptos se puedan explicar de forma más visual, más fácil será entenderlos y aprenderlos.
Usar metáforas es útil para entender ideas complejas. Las mismas ecuaciones matemáticas son metáforas, pero, igual que con los patrones neuronales, no todas las metáforas sirven para todas las funciones.
Usualmente se piensa en este instrumento para enseñar. ¿También es útil para aprender?
Las metáforas son herramientas fantásticas para los estudiantes. Piense en lo siguiente. Cuando Charles Darwin intentaba resolver el concepto de evolución él era un estudiante. Y lo que hacía para ayudarse era contar historias. Simulaba que un vecino llegaba y él explicaba sus ideas de forma tan sencilla que su vecino las entendiera.
El objetivo con las metáforas es contarse historias en voz alta porque muchas veces no logramos entender algo hasta cuando intentamos explicárselo a alguien más.
Ahora, del lado de los estudiantes, usted habla de procrastinar como una forma de premiarse por alguna tarea cumplida y como una manera de cambiar entre los modos difuso y concentrado de pensamiento, pero, ¿no es una práctica que puede ser contraproducente?
Un poco de procrastinación puede ser útil mientras se reúne información, en las tareas que se deban ejecutar antes de poner las ideas en orden. Pero, cuando se estudia, la procrastinación debe tratarse de manera cuidadosa, pues puede llegar a ser un asunto muy problemático.
Un pesista, por ejemplo, no puede procrastinar hasta la noche antes de una competencia y pensar que va a formar sus músculos justo antes de su participación.
Igual sucede cuando estás aprendiendo. La construcción de estructuras neuronales toma tiempo, por lo que la práctica permanente es clave. Hay que hacer un poco todos los días. Por supuesto que habrá momentos en los que se puede dejar todo a un lado para descansar y no convertirse en un robot.
De allí también surge que la práctica deportiva y los buenos patrones de sueño sean aspectos fundamentales para estudiar. El ejercicio ayuda a crear nuevas neuronas, el aprendizaje ayuda a que sobrevivan.
¿Estas recomendaciones que usted comparte aplican solo a disciplinas Stem (Science, Technology, Engineering and Mathematics)?
Usualmente, la gente piensa que como soy profesora de ingeniería, estas técnicas sirven exclusivamente para ese tipo de disciplinas, pero, de hecho, todo esto se dio cuando reflexioné sobre la forma en la que aprendí idiomas en mi juventud. Esto sirve para cualquier proceso de aprendizaje, para cualquier materia, incluso para aprender a bailar, aunque los colombianos lo saben hacer de forma natural.
Es claro que es más fácil aprender algo por lo que uno siente interés o cercanía. Pero no a todas las materias o temas se les asignan esos calificativos. ¿Cómo aprender algo que no se considere agradable?
Cuando aprendes por primera vez a tocar un instrumento musical debes comenzar a estudiar asunto básicos, como las escalas. Puede que no sea el tema más agradable, pero, conforme avanzas, esas escalas se vuelven un asunto natural, un asunto sobre el que construyes una bella melodía. Y te das cuenta de que se siente bien tener ese conocimiento. Desarrollamos pasiones por los asuntos en los que somos buenos, por lo que la paciencia es importante. No se trata de pensar solo en la meta final, es también vivir los pequeños logros y hacer un poco más todos los días. Aprender matemáticas tiene mucho que ver con aprender música. Cuando escuchas una canción por primera vez no dices que ya la sabes interpretar, sino que comienzas a aprenderla y trabajarla por partes. Pero, muchas veces, cuando enfrentas un problema de matemáticas y lo resuelves nunca lo vuelves a mirar. ¿Por qué hacemos eso? Deberíamos seleccionar unos problemas clave, trabajar en estos y volver varias veces ahí para que se vuelvan conocimiento aplicable en un eventual problema más complejo, momento en el que los pasos para la solución suenen como una canción en tu cabeza. Así se puede llegar a ser un experto, y eso se siente bien.
En resumen, ¿qué recomendaciones les entrega a los estudiantes para mejorar su proceso de aprendizaje?
Escanee este código con su celular o tableta para ingresar al curso gratuito Aprendiendo a aprender en la plataforma Coursera. Darse cuenta que un poco de trabajo todos los días es muy importante. Pueden usar, por ejemplo, la técnica pomodoro, en la que ponen un cronómetro por 25 minutos para trabajar sin distracciones y luego se otorgan unos minutos de descanso. Es importante asegurar un poco de tiempo para relajarse todos los días, prográmenlo, y si en algún momento sienten que deben alejarse, eso los hace seres humanos perfectamente normales. Mientras se alejan temporalmente de una tarea se darán procesos subconscientes que podrán ayudar a resolverla. No se frustren si deben rendirse temporalmente, porque cuando se alejan abren la puerta a ideas alternativas que también sirven para aprender.
A los profesores les digo que el aprendizaje
activo en clase ayuda mucho. Expongan un
poco de material, luego hagan que los estudiantes
trabajen en pequeños grupos para resolver
problemas de manera activa y, después,
expongan otra cantidad de material.
Que un profesor explique un tema no significa
que ya lo puso en el cerebro de sus estudiantes.
Solo cuando ellos trabajan con ese
conocimiento lo entienden de forma efectiva
y, con ese proceso, se puede avanzar mucho
mejor en el desarrollo de un curso.
Conferencia Aprendiendo a Aprender con Barbara Oakley