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El Eafitense / Edición 111 “Ahora hay unas generaciones más cercanas al libro que cuando no había medios digitales”

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“Ahora hay unas generaciones más cercanas al libro que cuando no había medios digitales”

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​Foto: Róbinson Henao​​​
​Sol Astrid Giraldo Escobar
Colaboradora

Desde comienzos de este siglo, la industria editorial en el ámbito mundial se convulsionó ante la irrupción de lo que parecía ser su Némesis definitiva: los formatos digitales de lectura, llámense pdf, ebook, kindle o, el coco de las editoriales, Google. En un panorama tan convulsionado, resulta evidente que los hábitos de creación, acceso y consumo cultural experimentan una transformación histórica y, por tanto, las editoriales están ante un desafío que las llevará a adaptarse a estos cambios o a perecer. En el caso particular del libro electrónico, competirán con contenidos gratuitos y millones de opciones de entretenimiento en Internet y con la liberación de los derechos de autor. Sin embargo, surfeando sobre este tsunami, se avista un sobreviviente sin salvavidas: un libro de papel hermosamente editado al que los bibliófilos de cualquier generación persiguen como el más deseable de los objetos.

Ante los desafíos y las oportunidades que este panorama ofrece, Claudia Ivonne Giraldo Gómez, jefa del Fondo Editorial Universidad EAFIT, se refiere a cómo hacerle frente a las agitadas aguas de la oferta, el mercadeo, la demanda y la virtualidad con iniciativas, según ella, creativas y estéticas.

¿Cómo se está dando la tensión global libro digital versus libro impreso en el caso particular de Colombia?

Para entender este tipo de fenómenos se podría pensar en alguien parado en la playa que ve una ola viniendo, mientras otras personas se retiran. Hay muy pocos casos de movimientos sociales tajantes, donde se corte de manera nítida la historia, la evolución o las costumbres de una comunidad. Quizás podríamos hablar de la Revolución Bolchevique o una guerra mundial. Pero estos otros cambios de mentalidad o de tecnologías realmente
son asumidos por unas personas de una manera, otras vienen un poco más atrás, otras están más avanzadas. Eso mismo sucede con la recepción del libro digital y los nuevos soportes de la escritura.​

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​No es el libro el que está en crisis. Lo que está cambiando son los soportes de la escritura.

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¿Más que del fin del libro habría que plantear más bien una transformación de sus soportes?

Es en lo primero que tenemos que ponernos de acuerdo: no es el libro el que está en crisis. Lo que está cambiando son los soportes de la escritura.
No soy pesimista. Al contrario, pienso  que en el país hemos adelantado mucho. Ha habido un gran interés y unas políticas públicas serias en promoción de la lectura. Y eso ha producido gente mucho más interesada en la lectura y, por lo mismo, en el libro. Y ahí el cambio sí es radical. Ahora hay unas generaciones mucho más cercanas al libro, quién creyera, que cuando no había tantos medios digitales.

Sin embargo, los libros no parecen estarse vendiendo al ritmo en que las editoriales los producen…

Las grandes maquinarias literarias, los grandes pulpos editoriales, pueden darse el lujo de imprimir siete mil ejemplares y, por esto, tienen que vender. Para esto convierten a cada escritor en una marca. Eso es un fenómeno de mercadeo. No obstante, siempre hay un movimiento contrario: nuevas pequeñas editoriales independientes y el auge de las universitarias dan cuenta de esto. Estamos asistiendo a un momento muy interesante en la ciudad.

Por ejemplo, nos estamos descentralizando de Bogotá, con trabajos tan meritorios y luchados como el de Sílaba, Tragaluz o Hilo de Plata… A toda decadencia le corresponde un movimiento de respuesta y, en este caso, es “guerra de guerrillas”: un montón de cositas chiquitas, aparentemente, que van logrando posicionar a nuestros escritores locales. La Fiesta del Libro también ha incidido en este fenómeno. Hay que darles también un enorme reconocimiento a quienes la empezaron como Feria del Libro, porque a todos nos tocó disfrutarla, formarnos allí. Cuando uno tiene solo dos libros publicados, como yo, y que lo reciban en un colegio, con flores, cámaras y pancartas, eso le tiene que decir al niño que ahí hay algo importante.​

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​Los editores tenemos el reto de producir el libro-objeto, ofrecerle al consumidor no solo calidad académica y literaria, sino un producto tan bello y bien hecho que valga la pena comprarlo.​

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Este circuito local permite que los lectores conozcan a los escritores, se den cuenta de que son personas de carne y hueso, cercanos…

Ellos lo tocan a uno, piden autógrafos para el cuaderno, etcétera… Eso es muy distinto a lo que ocurría antes cuando ser escritor solo era sinónimo de inalcanzables como un Borges, un Cortázar. Hoy en día, la figura  del gran autor de culto ha caído en desuso. García Márquez fue el último. En este
momento lo que hay son muchos autores, unos más buenos, otros menos, pero todos tenemos la oportunidad de publicar cuando nos provoque. Y ya tenemos editoriales universitarias y editoriales pequeñas que te abren la puerta, además de Internet que simplemente es tuya.

Y siempre habrá lectores…

Sí, siempre los habrá para lo bueno, lo malo, lo regular y lo excelente. Yo he visto en Internet de todo. Entonces pienso que no es que debamos plantearnos la riña entre lo digital y el papel. El papel es y seguirá siendo nuestro soporte más amado, en el sentido de que a los seres humanos nos gusta tener cositas y a los que amamos los libros nos gusta tener libros.

Hay también potencialidades insospechadas en la mezcla de soportes y tecnologías.

El libro digital ofrece otras virtudes. Hay libros preciosos para niños que son interactivos. Son dos productos distintos, que se van a unir cada vez más. Es muy probable que dentro de unos años los libros huelan o que tengan melodías. Sin embargo, el libro, como libro, no va a morir, porque es la memoria de la humanidad. La flexibilidad es la característica de quien puede lograr hacer cosas. Hay que aceptar estos cambios, entusiasmarse con estos. El que tenga una editorial enteramente tradicional, se muere.

Lo que ocurre en el Fondo Editorial Universidad EAFIT

¿Qué propuestas desarrolla en la actualidad en el Fondo Editorial Universidad EAFIT? 

Hoy en día no se puede a hacer una editorial sin estar en las redes sociales. Hemos ingresado a Pinterest y queremos llegar a Instagram, que es un gran motor de ventas directas. Por lo demás, lo que sí ha tenido esta editorial y han cuidado todos sus directores es la excelente calidad de los contenidos y colecciones muy bellas como Rescates, la colección de poesía o la colección de Fernando González. Lo que yo estoy haciendo es cambiándole la cara a la editorial, dándole un valor agregado a libros que, de todas maneras, son de contenidos maravillosos.

Hay un formato más flexible…

Aunque los contenidos son los mismos, me propuse experimentar con papeles, con guardas hermosas. La nueva forma de la colección académica busca, ante todo, ser bonita, ofrecerles un plus a los lectores. Los editores tenemos el reto de producir el libro-objeto, ofrecerle al consumidor no solo calidad académica y literaria, sino un producto tan bello y bien hecho que valga la pena comprarlo.

¿Cuáles son las líneas de la editorial?

La académica y la literaria. Dentro de la primera acabamos de sacar los Cuadernos Zeta. Son manuales, guías, contenidos un poco más ligeros, con un formato juvenil, para que los estudiantes los consulten y los profesores escriban sus textos para las clases. Es conocimiento que se produce en la Universidad. También hacemos coediciones con otras instituciones de educación superior, que son avaladas por dos pares académicos externos. Es un proceso riguroso. Hacemos un trabajo muy cuidadoso con nuestros editores, tanto internos como freelance.

¿Qué otras estrategias de circulación en las redes sociales están implementando?

Estamos explorando nuevas modalidades como los booktubers, que son chicos muy jóvenes que recomiendan libros por Youtube (El escaparate- Camelia y Danielle https://www.youtube.com/watch?v=E4AJyx4n0-k​). Ade​más, en las carátulas de los libros hemos incluido ahora el Facebook y numeral del Fondo para hablar el mismo idioma.

¿Cuál es la característica del Fondo Editorial Universidad EAFIT frente a otras editoriales universitarias?

Todas compartimos un objetivo común y es publicar el conocimiento que se produce dentro de las respectivas universidades. Las editoriales de la Universidad de Antioquia, Unaula, Bolivariana y nosotros publicamos literatura. Aquí les abrimos la puerta a autores jóvenes y no tan jóvenes, pero desconocidos, con obras muy buenas. Y hemos creado la colección Debajo de las estrellas para autores ya muy reconocidos. Están, además, las dos colecciones de Fernando González y Gonzalo Arango, que son en coedición con Otraparte.

¿Cómo se maneja la distribución internacional?

En Medellín existe el G8, un grupo de universidades que estamos haciendo el Salón Iberoamericano del Libro Universitario en la Fiesta del Libro. El año entrante vamos a ir juntos a Guadalajara (México), y ya no a través de un distribuidor que vende poco y con altas comisiones. Hay que ser muy creativos, buscar otras alternativas. No nos podemos quedar llorando porque el libro no se vende, sino buscar otras estrategias.

¿Cómo trabajan los libros digitales?

Los trabajamos en acuerdo con los autores en nuestra plataforma de venta del libro digital. Cuando los autores ya no quieren seguirlos ofreciendo digitalmente, los ponemos en el repositorio de la Biblioteca en forma de descargas gratuitas. Naturalmente, un libro reciente se pone a la venta. La diferencia de precio con respecto al impreso puede ser del 50 por ciento.

¿Cómo han recibido los lectores los cambios del Fondo?

El año pasado vendimos 19 millones de pesos y este, 29. Es decir, 10 millones más. Puede ser por la aceptación de las nuevas presentaciones, pero también porque tenemos muy buenos productos. Obra Negra, de Gonzalo Arango, por ejemplo, se vendió mucho.

¿Cuáles son los planes y las expectativas del Fondo Editorial Universidad EAFIT?

Seguir embelleciendo los libros, y fortaleciendo el mercadeo persona a persona en las redes. Y buscar otros mecanismos, aunque la misión de una editorial universitaria no es comercial ni debe autofinanciarse. Pero la idea es que los libros no se queden en la bodega. Por otro lado, también queremos fortalecer la producción académica, que se vuelva más internacional.

¿Qué les dice a las nuevas generaciones sobre la importancia de la lectura?

Uno como educador se da cuenta cuando un muchacho o una muchacha son buenos lectores. Siempre serán mejores, más inteligentes,
más capaces de enlazar problemas unos con otros, de dar soluciones mucho más agudas y efectivas. La persona que lee siempre tendrá una ventaja.​

Última modificación: 27/02/2017 17:18