Ana Isabel Rivera Posada
Colaboradora
Era lamentable. Hace algunos años, ni siquiera cinco, la Institución Educativa Santa Elena no tenía buena reputación, y sus estudiantes preferían migrar hacia centros de sectores vecinos en busca de mejores condiciones y de calidad educativa. Sin embargo, el trabajo decidido de las directivas,
con el acompañamiento de la alianza compuesta por EAFIT, la Fundación Nutresa, el Colegio Montessori y el apoyo permanente de la Secretaría de Educación de Medellín ha catapultado la institución a los mejores sitiales de la educación local, regional y nacional.
Hoy, la Institución Educativa Santa Elena ocupa el octavo puesto (2016) en las Pruebas Saber Pro dentro de las instituciones públicas del país, luego de que en 2012 estaba en el lugar 257. Además, esto se complementa con la organización interna, la puesta en marcha del sistema integral de
gestión de la calidad, el Premio Ciudad de Medellín a la Calidad de la Educación 2015 en la Categoría de Mejoramiento y cada vez mejores índices de ingreso a la Universidad por parte de sus egresados, entre otros (39 por ciento en 2015, en comparación con el 5 por ciento en 2012).
¿Y cómo se logra esto? Es la pregunta obligada. Tal vez una institución sola no pueda hacerlo, pues necesita el firme y decidido acompañamiento de una buena alianza que le dé el impulso para lograrlo, le transfiera conocimientos y la lleve de la mano en la experiencia de conocer buenas prácticas externas que puedan replicarse adentro.
Durante la Alcaldía de Sergio Fajardo (2004-2007) se crearon los llamados Pactos
de Calidad para acompañar a los 10 megacolegios que se construyeron en Medellín.
Se conformaron tríadas (universidad-empresa privada-colegio privado)
para apoyar el fortalecimiento de esas instituciones educativas.
En el caso de Santa Elena, no es un logro que se consiguió de un momento a otro. Han sido agotadoras las jornadas y un arduo trabajo para recuperar el sentido de pertenencia de estudiantes, padres de familia y personal docente. Una labor que ha implicado grandes esfuerzos, paciencia y un constante compromiso para lograr cambiar el chip hacia mejores condiciones para sus jóvenes y unos mejores estándares de calidad.
Una decisión
Esta alianza compuesta por EAFIT, la Fundación Nutresa, el Colegio Montessori y la Secretaría de Educación de Medellín ha sido un beneficio para las instituciones educativas oficiales a las que ha acompañado.
Durante la Alcaldía de Sergio Fajardo (2004-2007) se crearon los llamados Pactos de Calidad para acompañar a los 10 megacolegios que se construyeron en Medellín. Se conformaron tríadas (universidad-empresa privada-colegio privado) para apoyar el fortalecimiento de esas instituciones educativas. En el caso de las instituciones aliadas de EAFIT, el beneficio le correspondió primero a la Institución Educativa Benedikta Zur Nieden, en la Comuna 13, donde esta tríada estuvo entre 2008 y 2012. Luego, los miembros de la alianza se trasladaron a Santa Elena en 2013, donde se encuentran en la actualidad.
La alianza entre EAFIT-Fundación Nutresa-Colegio Montessori manifestó
desde un comienzo que le apostaban a la invitación, pero sin pago alguno.
Según lo que explica Patricia Echeverri Tobón, funcionaria de la Subsecretaría de la Prestación del Servicio Educativo de la Secretaría de Educación de Medellín, “fueron seis tríadas, todas estas mediadas por un contrato, con pago, para lograr unos resultados. Esta tríada, la de EAFIT - Fundación Nutresa - Montessori, se constituyó desde el comienzo, en 2005, sin pago y eso ha hecho una gran diferencia”, señala. “Es la evidencia de la corresponsabilidad social, que yo la llamo corresponsabilidad educativa para el mejoramiento. Y ya no es una tríada, somos cinco, con la Institución Educativa Santa Elena, todos ponemos, respetamos y siempre estamos compaginando acciones e iniciativas para llegar a los logros comunes”, dice.
La tarea de la Secretaría de Educación es facilitar la gestión interna para que todos los procesos realizados por la alianza se desarrollen con éxito y, en esa medida, se proporcionan profesionales de apoyo (psicólogo, maestra de apoyo y equipo de la Unidad Integral de Función) para mejorar y acompañar el enfoque de inclusión educativa. Entre los factores de éxito del proceso, la funcionaria destaca el equipo de trabajo de
la institución, además –y muy importante– el paso de la rectora de la institución educativa por el Programa Rectores Líderes Transformadores,
en el que solo participaron 15 directivos de colegios de Medellín. “No solo fue un trabajo para ella como docente, sino que le generó una gran transformación como ser humano y le permitió, luego, replicar lo aprendido en la institución”, afirma.
Lo mejor de cada uno
Mario Enrique Vargas Sáenz, director de EAFIT Social, explica que uno de los grandes aciertos de esta alianza es que es ad honorem y cada quien hace lo que corresponde, con sus propios recursos, disponiendo lo mejor de sus profesionales.
Hoy se tiene una institución educativa con un horizonte definido, que ha entendido
que no basta con tener el norte si no están claras las acciones que se requieren
para cumplir con esas metas.
La figura de los padrinos comenzó en 2005 cuando la Alcaldía invitó al Colegio Montessori a acompañar a la Institución Educativa Benedikta Zur Nieden, en la comuna 13. Luego la Administración, a través de la Secretaría de Educación de Medellín, invitó a la conformación de tríadas universidad-empresa privada-colegio privado y es cuando llega EAFIT a conformar esta alianza con el Colegio Montessori y la Fundación Nutresa, para continuar,
desde 2008, el acompañamiento a la Benedikta Zur Nieden. La alianza entre EAFIT Fundación Nutresa-Colegio Montessori manifestó desde un comienzo que le apostaban a la invitación, pero sin pago alguno.
Mario destaca el objetivo de la alianza que es “favorecer el mejoramiento de la calidad educativa de la institución apadrinada, aunando esfuerzos que fortalezcan las capacidades particulares de sus docentes y de la comunidad educativa, y que se vean reflejados en resultados de mejora académica”.
“Conocemos el plantel por diagnóstico, pero también por encuentro. Validamos diagnósticos institucionales para ver otras variables y hacemos una sesión de mapeo de necesidades, con puntos débiles y fortalezas, y eso nos define un mapa de prioridades con responsables de cada tarea, para elaborar un plan de trabajo y saber quién hace qué. Se hace monitoreo y reuniones de seguimiento al plan de trabajo. Tenemos un termómetro de madurez y cuando nos estamos acercando, hacemos el destete”, dice.
En el caso de Santa Elena, “en 2013, de una lista de instituciones educativas que nos plantean para acompañar, seleccionamos la Institución Educativa Santa Elena por ubicación (zona rural), por el impacto que se podría generar, porque reúne gente del corregimiento con estudiantes de comunas cercanas y población flotante, y por todo el contexto que la rodea, relacionado con la cultura silletera”, señala, y agrega que “si bien nosotros somos un equipo de acompañamiento, la capacidad de la gestión y la transformación es del colegio. Tenemos una fecha de inicio y creemos que, en
tres o cuatro años, se puede terminar el proceso. En Santa Elena, consideramos que a finales de 2017 estaremos haciendo el retiro”.
Gana-gana
Para María Clara Piedrahíta Gutiérrez, directora ejecutiva de la Fundación Nutresa, esta alianza es un verdadero gana-gana, porque permite “ir, ver, conocer los retos que el plantel tiene de cara al territorio y también entender los desafíos que, como empresa, tenemos, en relación con las instituciones con las que trabajamos, con base en las tres líneas de acción de nutrición, educación y generación de ingresos”.
Explica que “estamos ahí porque hace parte de nuestro enfoque de gestión y se conecta con la estrategia de desarrollo equitativo, porque es una forma de fomentar el capital humano con las competencias adecuadas y pertinentes para lo que se requiere en el país y también porque es un asunto de la base moral y de valores que cobijan este negocio”.
El gran reto, antes de que termine el trabajo de la alianza, es “tener una institución
educativa con su propuesta formativa definida y con coherencia entre sus
planes de estudio y el propósito educativo, con constante reflexión pedagógica”.
La Fundación Nutresa acompaña a la Institución Educativa Santa Elena en labores de coaching y en la auditoría a todos los procesos que están homologando y formalizando, así como en el fortalecimiento de la cultura institucional, el clima interno o gestión de cambio. Estas acciones salieron de un diagnóstico inicial en el tema de calidad y de clima, que sirvió El gran reto, antes de que termine el trabajo de la alianza, es “tener una institución educativa con su propuesta formativa definida y con coherencia entre sus planes de estudio y el propósito educativo, con constante reflexión pedagógica”. A este centro educativo llegan niños de todas las veredas del corregimiento de Santa Elena. de insumo para el plan de trabajo y focalizar los públicos, especialmente la escuela de padres y la comunidad educativa. Estas acciones del plan de trabajo se pusieron en marcha en el segundo semestre de 2016.
Resalta, como factores importantes para el éxito de la alianza, la “conexión de confianza que se ha logrado con el equipo del plantel, así como el hecho de juntar personas y entidades que ya teníamos temas en común. Montessori, EAFIT y Nutresa ya habíamos trabajado juntos y eso facilitó el camino, y siempre con las cabezas al frente y comprometidas en el proceso. Eso ha garantizado los avances y siempre con un respeto muy claro entre todos”, afirma.
Unión de voluntades
“Cuando hay unión de voluntades y experiencias con la disposición de una institución educativa como la de Santa Elena, los resultados
son muy positivos. Vemos que, en muchos momentos, las instituciones necesitan un acompañamiento básico para desplegar su calidad y, cuando se hace, uno ve que despegan y se ven los resultados”, dice Myriam Montes Tamayo, rectora del Colegio Montessori, quien asegura que “es una construcción conjunta, pues todos tenemos aprendizajes muy importantes, y no es que unos dan y otros reciben”.
“La relación entre instituciones que tienen características diferentes es muy productiva y va dando ideas de lo que hay que hacer en educación para generar un gran impacto. Más importante aún es que cuando vemos que la institución educativa que recibe el acompañamiento tiene una determinación de mejoramiento, todo suele darse con mucha facilidad y se ven muy rápidamente los cambios, porque lo más importante es la apropiación para que esta cultura quede instalada”.
El Colegio Montessori apoya la puesta en marcha de un sistema integral de calidad desde los temas de horizonte institucional, procesos, registros, metas y evaluación del proceso. También acompaña el proyecto formativo, para que el plantel pueda definir, mejorar o fortalecer su modelo pedagógico. El gran reto está en la implementación, dice Myriam Montes Tamayo. Sin embargo “ha sido muy enriquecedor acompañarlos en la redefinición, con las nuevas miradas y retos”.
“Hoy se tiene una institución educativa con un horizonte definido, que ha entendido que no basta con tener el norte si no están claras las acciones que se requieren para cumplir con esas metas, que sabe lo que implica una cultura de mejoramiento, que ha madurado mucho porque tiene capacidad de mirarse, de revisarse, que sabe qué valores quiere para sus estudiantes y eso tiene un gran sentido”, afirma.
Como parte de otros logros, la rectora del Montessori resalta el conocimiento por parte de los estudiantes de Santa Elena acerca del Modelo de Naciones Unidas. Ya visitaron el colegio el año anterior y este año volvieron para vivir la experiencia. Eso permitió la incorporación en Santa Elena de un ejercicio de ciudadanía y de pensamiento crítico.
Expresa que el gran reto, antes de que termine el trabajo de la alianza, es “tener una institución educativa con su propuesta formativa definida y con coherencia entre sus planes de estudio y el propósito educativo, con constante reflexión pedagógica”.