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Con la mira puesta en la calidad de la educación superior

​​Las universidades EAFIT y de San Buenaventura ofrecen, desde 2017, la maestría en Docencia en Educación Superior, programa que cuenta con la resolución 19868, del 18 de octubre de 2016, con vigencia de siete años. Las dos instituciones crearon el programa de posgrado para mejorar la calidad de la docencia universitaria en Colombia.

José Alejandro Pérez Monsalve
Colaborador


“Sabe mucho, pero no sabe cómo enseñarlo a sus alumnos”. Esta es una frase coloquial que se puede escuchar ​en los pasillos de las universidades cuando
un docente tiene falencias para transmitir sus conocimientos. Debilidades que están, básicamente, relacionadas con la falta de una preparación adecuada desde el punto de vista pedagógico para transmitir de la manera más acertada posible ese conocimiento especializado y convertirlo en una fuente de aprendizaje a los alumnos en proceso de formación.

Por eso, y de manera novedosa en el departamento de Antioquia, las universidades EAFIT y de San Buenaventura unieron sus fortalezas para crear el primer programa de maestría en Docencia en Educación Superior (Snies 105907), orientado a desarrollar las competencias necesarias para realizar un adecuado proceso de enseñanza y aprendizaje en sus diferentes cátedras, y dirigido a los profesionales de las distintas áreas del conocimiento y quienes en el futuro piensan dedicar parte de su quehacer a la docencia universitaria.

“La mayor parte de los profesores universitarios son profesionales con títulos de maestría y doctorado en área disciplinares o en áreas del conocimiento, y entonces se hacen profesores universitarios por la idoneidad cognitiva o disciplinar. Pero, en su desempeño como docentes no es suficiente la idoneidad del conocimiento y el método de la disciplina, sino que se tiene que saber enseñar, conducir los alumnos al aprendizaje. Se tiene que tener un conocimiento del contexto educativo, de la legislación educativa, del relacionamiento pedagógico con el alumno”, explica Gabriel Jaime Arango Velásquez, director de Docencia
de EAFIT, al señalar el contexto en el que ambas instituciones abordan esta nueva oferta académica para la región.

Teniendo en cuenta que un porcentaje de los profesores y docentes que hoy desarrollan su trabajo en las universidades no tienen una formación en temas relacionados con el proceso educativo, esta maestría busca solventarles la idoneidad desde el punto de vista pedagógico y metodológico para que puedan orientar el aprendizaje de la forma más adecuada.
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En su desempeño como docentes no es suficiente la idoneidad del conocimiento y el método de la disciplina, sino que se tiene que saber enseñar, conducir los alumnos al aprendizaje​.

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El origen de este programa, comenta por su parte Carmen Tulia Cano Álvarez, directora de la maestría desde la Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura, parte de una pregunta simple, pero, a su vez, poderosa y retadora: “se identifica a veces a una débil y casi nula fundamentación y reflexión educativa, pedagógica y didáctica de los maestros de la educación superior en relación con sus propias prácticas docentes.


Entonces surge la pregunta sobre ¿cómo fortalecer la docencia en educación superior?” La propuesta –señala Carmen Tulia– se estructura a partir de un tema general que es entender lo que sucede en el contexto de las instituciones educativas. El devenir de la educación superior. “Es necesario entender lo que
ocurre en la educación superior, lo que pasa en este contexto de sociedad-territorio en educación superior, y que nos permita, pues, comprender cómo es el nivel de formación”.

Otro de los elementos importantes que se abordará a partir de esta nueva maestría tiene que ver con la pedagogía y la didáctica, como factor que debe ser trabajado –como lo presenta la propuesta– desde las competencias del saber, que también se constituye en eje de formación de la maestría.

“Nosotros creemos que el profesor también debe reflexionar alrededor de algunos asuntos relacionados con el ser del docente en la educación superior, que reflexione sobre su propia práctica, que identifique ese saber pedagógico como reconocimiento de sí y del otro, y que realice una aproximación analítica
a la práctica docente en su quehacer en educación superior”.

Se trata de una maestría que tiene un carácter propio: el educador y su práctica educativa se convierte en el objeto de estudio de sí mismo. Una propuesta que tiene una apelación a la reflexión y a la sistematización del propio saber, de la experiencia y del devenir del profesor universitario en los campos del desempeño para que ese sea el referente que él se dedica a estudiar, a comprender, a refundamentar, a prospectar y a redefinir si es del caso.

“Entonces el objeto de estudio de esta maestría digamos que es el profesor, su contexto, su desempeño, sus saberes, sus prácticas pedagógicas y sus logros, que se someten a investigación, a reflexión y a redefinición”, puntualiza Gabriel Jaime Arango.

Sus características

La nueva maestría en Docencia en Educación Superior se enmarca dentro del concepto de maestría de profundización, pero esto no quiere decir que la investigación no se tenga en cuenta en el desarrollo de los tres semestres que la componen.

Su metodología está compuesta, en su totalidad, por seminarios que implican el acceso, el conocimiento y el estudio de referentes teóricos; y la confrontación de esa teoría con las prácticas. Y poner en diálogo teoría y práctica, pero alrededor de la vida de cada profesor que cursa esta maestría.

Se apela, metodológicamente, a la reflexión, a que el profesor –con soporte teórico en materia educativa, pedagógica, didáctica, educativa– reflexione su propio ser y su propia práctica.

Al final de estos períodos académicos, se busca que los profesionales docentes o aquellos que quieren, en el futuro, ejercer esta práctica cuenten con un portafolio que les permita renovarse y relanzarse al servicio con una nueva actitud, una nueva programación, unas nuevas estrategias de docencia, unas
nuevas metodologías de enseñanza, y, sobre todo, con una producción intelectual y académica, que le permita mejorar su desempeño en la universidad.

“Las dos instituciones estamos trabajando para lograr que este ejercicio sea una innovación educativa en sí misma y que, por supuesto, los docentes también tengan una experiencia que les permita reconocer esta experiencia como una innovación educativa en su práctica, para no seguir haciendo más
de lo mismo en la educación superior, sino que miremos y exploremos otras alternativas”, manifiesta Carmen Tulia Álvarez.

La maestría cuenta con el respaldo de los grupos de investigación de EAFIT y la Universidad de San Buenaventura. Es así como los futuros magísteres encontrarán semestres académicos con diferentes énfasis sobre los que podrán enfocar su objetivo en el proceso de aprendizaje.

Entre las líneas de investigación y énfasis que podrán optar se encuentran: modelos de innovación educativa; estudios ciberculturales y cibermediales; educación, cultura y poder; obstáculos epistemológicos; pedagogía, lenguaje y comunicación; desarrollo humano y contextos educativos; estudios
culturales y lenguajes.​​​

Unión de saberes

¿Por qué esta maestría se desarrolla bajo la figura de una alianza entre dos universidades? Gabriel Jaime Arango Velásquez, director de Docencia de EAFIT, explica que, por norma del Ministerio de Educación Nacional, si una universidad quiere desarrollar el tema de educación en el nivel de posgrado, debe tener un pregrado sobre esta misma temática. EAFIT hoy no tiene ningún pregrado relacionado con el tema, pero la misma normatividad le permite desarrollar la figura de asociación con otra institución universitaria que sí cuente con este pregrado. Así, se alió con la Universidad de San Buenaventura. 
“Primero, queríamos aprovechar en esta iniciativa el saber pedagógico y de administración educativa que es uno de los grandes acumulados y una de las grandes experiencias que tiene la Universidad de San Buenaventura desde hace más de 50 años”. 
En la Universidad de San Buenaventura está el saber franciscano de más de mil años de enseñanza. Ahí está, por ejemplo, la Universidad de Bologna (Italia), que ha sido en Europa, de alguna forma, la decana de la educación para el Viejo Continente y el mundo. 
“Los franciscanos representan la tradición educativa de muchos siglos y lo saben hacer. A través de ellos, uno puede acceder a las mejores prácticas educativas que se están desarrollando en el mundo”. Además, complementa Gabriel Jaime, ambas universidades comparten valores similares, lo que hacía más fácil esta alianza. 
Pero también desde la Universidad de San Buenaventura ven cómo el trabajo que está desarrollando EAFIT, a través de programas como Proyecto 50 para articular las nuevas tecnologías de la comunicación a los escenarios educativos, es una fortaleza que potencia esta alianza en beneficio de los profesionales que ejercen la docencia en los espacios universitarios.