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Tras cuatro décadas los contadores cuentan su historia

​En enero de 1977 se iniciaron las clases del programa de Contaduría Pública de EAFIT. Desde entonces, la Institución ha graduado a cerca de 1000 contadores, quienes destacan las virtudes competitivas y el énfasis ético de la carrera. Para conmemorar las cuatro décadas del pregrado se adelantaron diversas actividades, entre las que se cuenta la presentación del libro Programa de Contaduría Pública 1977–2017, 40 años de historia.

Eduardo Bermúdez Pérez
Colaborador


Las teorías contables indican que la información resulta primordial al tomar grandes decisiones en las empresas u organizaciones. El avance ilimitado de la tecnología ha impactado de manera directa en el desempeño de las diferentes profesiones y oficios en todo el mundo. Antes, por ejemplo, la contabilidad
tenía un énfasis en la construcción metódica y detallada de modelos que ayudaban a interpretar la realidad de las empresas. 

Hoy, la tecnología ya tiene incorporados esos patrones que contribuyen a la comprensión de la actualidad de las organizaciones. Así, el papel del contador público pasó a otros ámbitosdentro de las empresas como el de acompañar la visión estratégica y respaldar las grandes decisiones gerenciales.

La era digital ha dinamizado las funciones de los contadores dentro de las organizaciones. Con herramientas tecnológicas estos profesionales identifican las fuentes que generan la información, preservan adecuadamente los reportes fidedignos, y ayudan a construir modelos y variables para que las empresas proyecten mejor su horizonte.

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En tiempos de la era digital el contador público es el gerente de los sistemas de información organizacionales, lo que le permite soportar y justificar la toma de importantes decisiones para su empresa. ​

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“Un contador en el mundo de las tecnologías actuales y en el universo de la información digital es un profesional que navega entre datos para darle sentido e interpretación a la realidad que rodea a su organización”, argumenta Manuel Esteban Acevedo Jaramillo, decano de la Escuela de Administración de EAFIT. El directivo agrega que, en tiempos de la era digital, el contador público es el gerente de los sistemas de información organizacionales, lo que le permite soportar y justificar la toma de importantes decisiones para su empresa.

Por su parte, Leonardo Sánchez Garrido, jefe del Departamento y del pregrado en Contaduría Pública, recuerda que los contadores públicos proveen importante información para múltiples usuarios con diferentes objetivos. “La contabilidad es un dinámico sistema de información. Así como las ´Páginas Amarillas´, lo que no está en la contabilidad, no existe.

No hay varios sistemas de información dentro de una empresa, solo que esta alimenta diferentes públicos. Es un sistema que suministra muchos datos a tiempo y en línea para soportar esa toma de decisiones. Por eso, debe ser moderno, pertinente y con tecnología de punta”, explica el profesor Sánchez Garrido.

Con soportes tecnológicos, los contadores actuales disponen de aplicaciones y programas en línea que aportan valiosa información a las instancias gerenciales de las organizaciones. Desde ágiles plataformas de internet, portátiles en red y dispositivos móviles viaja la información suministrada por los contadores de la era digital, muy diferente a la manera como lo hicieron durante décadas sus antecesores, los llamados “tenedores de libros”.

En defensa de la fe pública

Como parte de la conmemoración del día clásico del Contador Público, el primero de marzo de 2017 se proyectó The Accountant, una película estadounidense dirigida por Gavin O´Connor y protagonizada por Ben Affleck, que narra la historia de un inteligente matemático, quien lleva una doble vida: en el día
trabaja en el área contable de una pequeña empresa y en la noche presta sus servicios a algunas de las organizaciones criminales más peligrosas del mundo. La trama hace alusión a la ética y a la moral, dos de los valores más cuestionados en la actualidad en varias de las profesiones de la sociedad colombiana.

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El libro Programa de Contaduría Pública 1977–2017, 40 años de historia es un inventario de logros, retos, enseñanzas y aprendizajes construidos durante cuatro décadas de vigencia académica de este programa, adscrito a la Escuela de Administración. ​

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Este tema fue tratado en detalle meses atrás, en la Institución, por parte de la investigadora Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia (España), quien insistió en la urgencia de que todos los programas universitarios tengan dentro de su plan de estudio, al menos, una materia de ética aplicada a su profesión.

“El contador público es uno de las profesionales que mayor riesgo social corre. La misma sociedad, accionistas, clientes o gerentes de algunas empresas pretenden, equivocadamente, que los contadores tengan actuaciones inadecuadas dentro de su ejercicio profesional. No en vano esta profesión
tiene dos códigos de ética: el tradicional, originado en la Ley 43 de 1990; y el que proviene del decreto 302 de 2015, emitido por el Ministerio de Hacienda y Crédito Púbico”, asevera Leonardo Sánchez Garrido.

Durante sus 40 años de vigencia, el programa de Contaduría Pública siempre ha tenido dentro de su plan de estudio una materia dedicada a explorar este aspecto. Se llama ética y responsabilidad social del contador y lo cursan los estudiantes en el primer semestre de la carrera.

El contador es reconocido socialmente como el guardián de la fe pública. “Necesitamos que la sociedad entienda que el contador no es quien se opone al logro de los objetivos organizacionales. Al contrario, es quien ayuda a que las metas de las empresas se hagan por los canales correctos”, añade Manuel Esteban Acevedo Jaramillo.

Cuatro décadas de historia

El libro Programa de Contaduría Pública 1977–2017, 40 años de historia es un inventario de logros, retos, enseñanzas y aprendizajes construidos durante cuatro décadas de vigencia académica de este programa, adscrito a la Escuela de Administración. La tarea de hacer esta recopilación estuvo a cargo de Ana María Mesa Bedoya y Andrea Velásquez Ochoa, historiadoras de la Universidad de Antioquia, quienes dedicaron siete meses a la investigación, recolección de datos, selección de material gráfico y elaboración de textos de la obra.

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“Es una impronta que se ha mantenido durante 40 años y que hoy, cuando hay más de 180 programas de Contaduría Pública en Colombia, nos distingue por nuestro perfil gerencial y financiero, no como simple ´tenedores de libros´”. ​

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“Lo más complejo fue darle un orden a la información que brindaron profesores, estudiantes y egresados, así como al material hallado en el Centro de Administración Documental (CAD) de la Universidad. Tuvimos ​mucha colaboración y asesoría por parte del programa de Contaduría Pública”, destaca la
investigadora Ana María Mesa Bedoya.

En ocho capítulos, las autoras articularon una detallada cronología sobre uno de los programas pioneros de la Universidad. Son 270 páginas revestidas de narraciones, soportes documentales, anécdotas y una elocuente historia alrededor de la contaduría. “Para nosotras fue un reto acercarnos a la contaduría porque no teníamos idea de su dimensión, manejábamos un concepto vago que luego cambió. Entendimos que se trata de un programa que va más allá de números, es una profesión muy importante para las empresas y la sociedad, dada la cantidad de información que maneja. Nos tuvieron paciencia para entender de qué se trataba la contaduría”, recuerda Andrea Velásquez Ochoa, coautora del libro.

En las primeras páginas, el libro explica la diferencia entre contabilidad y contaduría e indaga sobre los orígenes de la profesión en Colombia y el mundo, luego ahonda en los hechos que permitieron edificar esta estructura de cuatro décadas.

Un programa “cuarentón”

Se estima que como profesión la contaduría pública nació en la segunda mitad del siglo XIX en Gran Bretaña y los Estados Unidos como resultado del capitalismo generado por la Revolución Industrial y la necesidad de contar con personas capacitadas para administrar las nuevas empresas. En Colombia, el rastro de la contaduría, como carrera, se remonta a la década de 1930, debido al florecimiento industrial que vivió el país durante la primera mitad del 
siglo XX.

Para responder desde las aulas a ese fulgor industrial, en 1960 nació en Medellín la Escuela de Administración y Finanzas (EAF), la que años más tarde se convirtió en EAFIT, al agregarle las letras I y T del Instituto Tecnológico.

Desde sus orígenes, esta iniciativa académica privada, que contó con el respaldo de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), tuvo claros sus propósitos educativos: formar dirigentes empresariales y altos ejecutivos capaces de responder a los requerimientos de administración, manejo de finanzas y mercadeo de productos.

La rápida estabilidad que logró EAF propició, después, la apertura de la Escuela de Ingeniería y la aprobación en 1976 del programa de Contaduría Pública, cuyas asignaturas comenzaron formalmente en enero de 1977.

Una marca que garantiza ​​el éxito

De acuerdo con los académicos, la contaduría tiene entre sus retos el de redefinir el significado de la profesión. “Lamentablemente todavía se ve a la contaduría como una carrera de menor categoría y esa es una visión errada. Es una disciplina determinante en las decisiones más trascendentales de las organizaciones”, advierte el Decano de la Escuela de Administración de EAFIT.

El directivo recuerda que los egresados del programa de Contaduría Pública son baluartes de los valores que la Universidad profesa: integridad, ética, innovación, investigación, bilingüismo y audacia.

“Es una impronta que se ha mantenido durante 40 años y que hoy, cuando hay más de 180 programas de Contaduría Pública en Colombia, nos distingue por nuestro perfil gerencial y financiero, no como simple ´tenedores de libros´”, añade el jefe del programa de Contaduría Pública. Al inicio del primer semestre de 2017, el programa de Contaduría Pública contaba con 208 estudiantes activos y durante sus 40 años de vigencia ha graduado a unos 1000 profesionales.

“Ser profesional de Contaduría de EAFIT ha significado para mí la apertura de buenas oportunidades y tener un buen nombre como profesional, todo gracias a los conocimientos adquiridos bajo los valores de ética y moral que la Universidad imprimió en mí”, reconoce Claudia García Ossa, egresada de Contaduría
Pública en 1999.

Por su parte, Érika González Zuluaga, quien se graduó como contadora en 2001, admite que ser egresada de EAFIT es una garantía para asegurar el éxito profesional. “Mi experiencia como contadora es gratificante, ya que el programa combina adecuadamente la técnica contable y la administración, lo que
me hace muy fuerte en el desempeño profesional”, concluye la egresada.

Entre tanto, Juan Manuel Bernal Mesa, jefe administrativo y financiero de una empresa de muebles de la ciudad, reconoce con orgullo el rótulo que para él implica llevar el “apellido” como eafitense.

Este sueño académico que comenzó a forjarse hace 40 años fue el primero, en todo el país, en obtener en 1999 la acreditación de alta calidad por parte del Consejo Nacional de Acreditación (CNA), cuya distinción ha sido renovada en 2004 y 2013, y está vigente hasta febrero de 2019. De la misma manera, el programa cuenta desde hace cuatro años con el aval del Consejo de Acreditación en Ciencias Sociales, Contables y Administrativas en la Educación
Superior de Latinoamérica (Cacsla), lo que ha permitido catapultar los estándares de globalización e internacionalización de esta profesión de cuatro décadas.​​