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EAFIT y Purdue, una amistad tejida desde la academia

​​El fortalecimiento de capacidades que empezaron en temas de ingeniería, pero que han migrado hacia otras áreas del conocimiento como tecnología, educación y ciencias, es solo un ejemplo de lo que han sido cerca de siete años de una alianza estratégica que ha permitido el trabajo colaborativo entre docentes, investigadores y estudiantes de las universidades EAFIT y Purdue (Estados Unidos). Ahora son dos instituciones amigas.

Paula Andrea Colorado Chávez
Colaboradora

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Jaime Alejandro Pérez Heredia empezó a escribir su historia laboral y a culminar su historia académica, en el ámbito de la supercomputación, siendo estudiante de Ingeniería de Sistemas de EAFIT. Hoy, ya como egresado y enfocado en temas de desarrollo web para la empresa danesa Jysk Fynske Medier, mira atrás y reconoce que fue gracias a la alianza entre EAFIT y una de las universidades más importantes de los Estados Unidos como se impulsó su presente profesional.

Aunque hoy el trabajo de Jaime no se relaciona con el súper cómputo, fue a través de esta área como logró expandir sus horizontes académicos, gracias a la materialización de la alianza entre EAFIT y un socio internacional interesado en apoyar la generación y transmisión de nuevo conocimiento: la Universidad de Purdue (Estados Unidos).

Esa relación, que inició en temas de ingeniería y que ha ido migrando a tecnología, ciencias, educación, entre otras áreas del conocimiento, surgió en desarrollo de una colaboración entre académicos de las escuelas de Ingeniería –tanto de Purdue como de EAFIT– justo en un momento en el que la universidad estadounidense, ubicada en el estado de Indiana, le apostó a tener un impacto internacional. 

Así, con ese propósito, en 2010 se lanzó la ​iniciativa Purdue Colombia, que priorizó aspectos como el intercambio de conocimiento y la formación de capital humano para aportar en los ámbitos científico e, incluso, empresarial.

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“Lo que se hizo el año pasado con Apolo, si se hubiera hecho con una máquina sencilla, de escritorio, se habría demorado 128 años”, Juan Guillermo Lalinde.​​

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​Fue, entonces, cuando las principales universidades acreditadas del país –entre públicas y privadas– empezaron a sumarse a la iniciativa, que incluyó a EAFIT que, para 2012, recibió en su campus una transferencia de maquinaria –procedente de Purdue– para promover la computación de alto rendimiento. Así es como, gracias a la conformación del Centro de Computación Científica Apolo, estudiantes como Jaime han logrado tener experiencias de conocimiento e inmersión no solo dentro de la Institución, sino por fuera del país.

eafit-y-purdue2.jpgY es que esa colaboración constante entre ambas instituciones, por ejemplo, le permitió, junto a tres de sus compañeros, viajar –durante tres meses–, en 2013, al Summer Undergraduate Research Fellowship (Surf), programa de Purdue, que apoya a los estudiantes para formarse en el ámbito investigativo, teniendo la posibilidad de trabajar en proyectos y conocer más a fondo sobre la computación de alto rendimiento.

“En esa aventura logré ver una cultura diferente y un ambiente académico más abierto, donde el campus era parte de la ciudad. Allí pude descubrir nuevas fronteras, saber que más allá del pregrado había un mundo investigativo muy grande y que no estaba limitado por una universidad, sino por la colaboración de muchas”, anota el egresado de Ingeniería de Sistemas. 

Sin embargo, más allá de la experiencia formativa, que les ha permitido a estudiantes, ya no solo de Ingeniería sino de escuelas como Ciencias, ampliar sus horizontes académicos, Purdue ha realizado un acompañamiento permanente, que, para el caso de Apolo, ha contado con un soporte técnico constante. En este sentido, Juan Diego Velásquez, director general de Planificación Estratégica y Evaluación de la Universidad de Purdue, indica que el éxito de esta iniciativa no radica en la maquinaria, sino en el acompañamiento, el entrenamiento y el trabajo conjunto entre EAFIT y Purdue.
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“Purdue tiene una política declarada de que su impacto sea mundial.
Eso se ve reflejado en iniciativas como Global Engineering Programs. Por eso, la relación
con EAFIT y con Colombia -como país- no es aleatoria.
Esto implica que debemos ser capaces de hablar al mismo nivel y aprovechar las oportunidades que se nos presentan”,
Juan David Ortega.​

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De EAFIT a las grandes ligas 

Apolo es un nombre con doble significado: en primer lugar, hace alusión al dios griego del Sol, a quien se le asocia con la luz de la verdad. En segundo lugar, se le relaciona con el nombre que recibió la misión de Nasa –en la década de 1960– donde participó Neil Armstrong, egresado de la Universidad de Purdue, convirtiéndose en el primer hombre en pisar la Luna.

Sin embargo, más allá de esto, Apolo es un conjunto de máquinas que trabajan en paralelo para apoyar al ámbito investigativo e industrial, en la aceleración de tiempos de ejecución de simulaciones computacionales. Esto permite que los procesos que podrían tomar, incluso años, puedan realizarse en días u horas. Gracias a este centro, EAFIT no solo ha dado sus primeros pasos en supercomputación, sino que ha logrado vincular a varios estudiantes.

“En Apolo participan estudiantes de semilleros de investigación y materias de pregrado, a quienes vamos seleccionando como monitores para que aprendan temas de alto rendimiento, programación, paralelización, entre otros, y así vayan haciendo carrera”, explica Juan David Pineda Cárdenas, director técnico de Apolo.

Por esta razón, cuando en 2014 la Universidad de Purdue invitó a EAFIT a conformar un equipo mixto para participar en un concurso de súper computo internacional, Apolo ya había logrado importantes avances con los estudiantes, lo que facilitó el proceso de participación. 

En este sentido, para los eafitenses no fue un problema trabajar mano a mano, de forma virtual, con estudiantes de Purdue. Así, en noviembre de 2014 viajaron a Nueva Orleans (Estados Unidos) para participar en el Student Cluster Competition, en desarrollo del congreso Supercomputing, que se realiza en desarrollo de la supercomputación.

“Cuando regresamos a Colombia nos dijeron que se había obtenido un buen resultado –se estima que el equipo pudo alcanzar, aproximadamente, entre el sexto y el séptimo lugar–. Entonces, Purdue nos propuso participar, de nuevo, en el concurso que se llevaría a cabo en Alemania en 2015”, afirma Juan Guillermo Lalinde Pulido, director científico de Apolo. De esta forma, durante su actuación en Alemania, los eafitenses fueron invitados a participar de forma independiente en la próxima competencia, dado que Purdue no podría participar porque su tutor se desempeñaría como director del evento.

“Se conformó el equipo y la propuesta fue clasificada para la final. Entonces, en noviembre de 2015, se viajó a Austin (Texas, Estados Unidos). Allí, tuvimos apoyo de Purdue, con la instalación de una máquina Hewlett Packard –su proveedor–, la cual nosotros administramos de forma remota”, resalta Juan Guillermo.

Finalmente, en 2016, los eafitenses fueron invitados a participar del Asia Student Challenge, donde sobrepasaron, incluso, equipos de universidades como Purdue y el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Ya, a finales del mismo año, clasificaron para competir de nuevo, en los Estados Unidos, esta vez con el patrocinio de IBM y con el apoyo de Purdue, quien les suministró un tutor y costeó el viaje de unos de los participantes.

Actualmente, Apolo se encuentra trabajando con Crea –grupo de la Escuela de Administración– para conformar un equipo extendido con estudiantes de Ingeniería de Sistemas y de Administración que puedan trabajar tanto la parte técnica como logística.

“Sembramos una semilla que, ahora, está dando sus primeros frutos. Apolo ha sido el punto de convergencia de muchas entidades para trabajar en proyectos y ha crecido gracias a que Purdue nos ha mostrado el camino en temas de supercomputación”, resalta Juan David.
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De acuerdo con la jefa de la Oficina de Relaciones Internacionales de EAFIT, la relación con Purdue ha permitido afianzar, también, el tema de innovación educativa, gestión curricular y metodología de enseñanza. Esto, a partir de una visita realizada a Purdue
-en desarrollo del encuentro Universidades del Futuro-.​

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Una apuesta hacia la movilidad académica 

Pero, además de Apolo, toda esa experiencia de colaboración que se ha gestado entre ambas universidades se ha logrado consolidar a partir de otras iniciativas, como es el caso de la movilidad académica. 

Oluwatoni Adetayo, por ejemplo, es un estudiante de Ingeniería Química de la Universidad de Purdue que viajó a Colombia, en 2016, con un interés claro: conocer una nueva cultura, aprender español y realizar, durante un semestre, un intercambio con el pregrado en Ingeniería de Procesos. “Me decidí por EAFIT porque sus académicos tienen una reputación muy fuerte. Además, era el lugar perfecto para desarrollarme como profesional y empezar mi carrera como un ingeniero global”, afirma.

eafit-y-purdue.jpg​En este sentido, gracias a un convenio de intercambios estudiantiles entre EAFIT y Purdue, la Universidad ha recibido a cerca de 15 estudiantes, quienes, como Oluwatoni, buscan una experiencia inmersiva, de intercambio cultural y de conocimiento. Además, la Institución ha enviado a cerca de seis de sus estudiantes a realizar un semestre académico en la institución estadounidense.

Según Marcela Wolff López, jefa de la Oficina de Relaciones Internacionales (ORI) de EAFIT, ese proceso ha sido posible gracias a la confianza que se ha generado con Purdue y al compromiso que hay desde la Institución por garantizar un proceso de aprendizaje exitoso para los estudiantes extranjeros.

Así, firme en su propósito de internacionalización, EAFIT ha logrado participar, de la mano de Purdue, en iniciativas como la Fuerza de los 100K de las Américas, una apuesta del Gobierno de los Estados Unidos para fortalecer el intercambio académico entre países de América Latina y el Caribe con este país norteamericano.

“La primera convocatoria para América Latina la presentó EAFIT con Purdue como socio estratégico. Así fue como vinieron los primeros cinco estudiantes de esa institución a estudiar un semestre en la Universidad. Ya, para la novena convocatoria, Purdue presentó una propuesta, en alianza con EAFIT y con la Universidad del Norte (Barranquilla), para traer a 30 alumnos de ingeniería, al año, a Colombia, además de enviar a 20 más al resto de América Latina”, destaca Wolff. En este sentido, y teniendo en cuenta que esos procesos de intercambio se han focalizado en un primer momento con la Escuela de Ingeniería de EAFIT, su decano, Alberto Rodríguez García, indica que se han preparado para el programa a través de cursos ofrecidos en inglés. 

“Esto es importante para la escuela porque el hecho de tener cursos en inglés nos permite no solo recibir a gente de Purdue, sino a estudiantes de otras latitudes del mundo que no tengan dominio del español”, señala el Decano. 

Por su parte, el director General de Planificación Estratégica y Evaluación de Purdue destaca que este tipo de propuestas les permite “construir los primeros pinos para desarrollar otras iniciativas conjuntas entre las dos universidades”. Además, señala, que EAFIT es la institución que más estudiantes de Purdue ha recibido en Colombia.

Otro aspecto importante, en desarrollo de la alianza, han sido las misiones académicas que desde Purdue se han realizado hacia EAFIT. Un ejemplo de esto es la visita de 10 estudiantes de esa institución, pertenecientes a las áreas de ingeniería química, ingeniería industrial y tecnología de construcción para realizar un curso sobre la resolución de problemáticas internacionales a partir de planteamientos locales. 

Enrico Martínez, docente de Purdue, quien los acompañó en la visita, indica que además de evidenciar la alianza entre ambas instituciones, esta fue una oportunidad para conocer empresas en otros contextos. “Nos encontramos con unos enfoques bien definidos y estructurados, que evidencian cómo los jóvenes pueden desarrollar empresas con impacto en la sociedad”, enfatiza.

Por otro lado, Marcela Wolff resalta, también, un trabajo fuerte en proyectos de investigación conjuntos y coautorías. Además, señala que se han presentado propuestas para la National Science Fundation (NSF). En este sentido, el docente Juan Guillermo Lalinde participó, a través de Purdue, en la creación de un curso que cuenta con el apoyo del Centro para Ciencias de la Información –financiado por la NSF– que aproxima a estudiantes, de diferentes áreas del conocimiento, a las ciencias de la información y a sus implicaciones en la actualidad.

"Nosotros lo que hemos hecho como escuela es una acción de reconocimiento mutuo. Eso genera un relacionamiento en investigación, en cuanto a concursos con juntos, estudiantes que viajan, pasantías y proyectos de grado de maestría”, resalta Alberto Rodríguez. 

Educación para el mundo

De acuerdo con la jefa de la Oficina de Relaciones Internacionales de EAFIT, la relación con Purdue ha permitido afianzar, también, el tema de innovación educativa, gestión curricular y metodología de enseñanza. Esto, a partir de una visita realizada a Purdue –en desarrollo del encuentro Universidades del Futuro–. 

“El rector Juan Luis Mejía (EAFIT) conoció a Chantal Levesque-Bristol, directora del Centro de excelencia instruccional de Purdue. Allí nos mostraron nuevas tendencias metodológicas de aula invertida y de currículos con enfoques diferentes: donde el profesor tiene un papel de acompañante y de asesor”, señala Marcela. A su vez, enfatiza en que esa colaboración ha tenido una gran incidencia en proyectos de infraestructura que se están
desarrollando en el campus eafitense. 

Es ahí cuando Proyecto 50, bajo el liderazgo de la profesora Claudia Zea Restrepo, empezó a trabajar –de la mano de Chantal– en temas de innovación en la educación. Esto, a través del Programa Impact de Purdue. Por otro lado, Marcela resalta que, en parte, ese esfuerzo en temáticas educativas se evidencia con el hecho de que un egresado y un docente de EAFIT estén en Purdue realizando sus estudios doctorales.

Uno de ellos es Juan David Ortega Álvarez, docente del Departamento de Ingeniería de Procesos de EAFIT, quien adelanta su doctorado en Educación en Ingeniería. Así, gracias a una beca de un año que ofrece la institución estadounidense para cursar materias, conocer la planta docente y sus diferentes áreas de investigación, el profesor viajó a Indiana a mediados de 2014 para iniciar sus estudios, y del segundo año en adelante con una beca otorgada por Colciencias.

Ortega explica que eligió ese programa, ya que cuando fue jefe del Departamento de Ingeniería de Procesos de EAFIT, se dio cuenta de la necesidad de tener en la Institución docentes con una instrucción formal en educación. 

“Hay una percepción incompleta de que educación en ingeniería se trata de aprender a ser mejor profesor. Esto no está errado, pero es incompleto: como doctorado se trata de un programa de investigación cuyo objetivo es, desde la literatura científica, encontrar buenas prácticas. Y es que no solo se trata de dar clase, sino de mejorar temas de inclusión, de diversidad y de experiencias formativas”, explica el docente, quien enfatiza que dentro  de esta temática también se incluye el diseño de cursos, actividades y contenidos que permiten impactar la práctica docente desde diferentes ámbitos. 

Así pues, para el Decano de la Escuela de Ingeniería, todos los proyectos, las iniciativas y las oportunidades de movilidad para estudiantes y profesores demuestran más que una alianza, una relación de amistad y un camino al relacionamiento exitoso entre ambas instituciones.
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Para el Decano de la Escuela de Ingeniería todos los proyectos, las iniciativas y las oportunidades de movilidad
para estudiantes y profesores demuestran más que una alianza,
una relación de amistad y un camino al relacionamiento exitoso entre ambas instituciones.

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Oportunidades para el agro 
Cuando nació la Escuela de Ciencias de la Universidad EAFIT, Elizabeth Taparowsky, decana asociada de Investigación y Ciencias de Purdue, llegó a la Institución para conocer –de la mano de Luciano Ángel Toro y los jefes de los diferentes departamentos que componen la Escuela de Ciencias– lo que se podría hacer de forma conjunta.

Esto coincidió con un interés nacional de crear iniciativas que favorecieran el campo desde el punto de vista agrícola. Y es que con todo el proceso de posacuerdo se abrieron posibilidades para este sector, teniendo en cuenta, por ejemplo, la disponibilidad de tierras y la variedad de trópicos en el país. Además del hecho de que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Colombia podría llegar a convertirse en despensa agrícola para el mundo. 

Así, entonces, teniendo en cuenta el interés de EAFIT por apoyar estas temáticas, buscó a Purdue como líder mundial de programas académicos enmarcados en agrociencias y fue, entonces, cuando en el marco de dicha coyuntura, Bernard Engel, jefe del Departamento de Ingeniería Agrícola y Biológica de Purdue, visitó la Universidad para participar de un encuentro con las escuelas de Ciencias, Ingeniería, y Economía y Finanzas. 

eafit-y-purdue3.jpg​“En ese momento nos dimos cuenta de que la Escuela de Ciencias podía aportar mucho a ese proceso, y específicamente desde el Departamento de Ciencias Biológicas, que podría servir de plataforma para relaciones con los departamentos de Ciencias Físicas, Ciencias Matemáticas y Ciencias de la Tierra”, puntualiza Diego Fernando Villanueva Mejía, jefe del Departamento de Ciencias Biológicas de la Institución.

Por su parte, Marcela Wolff indica que la llegada de la delegación de la Escuela de Ciencias de Purdue a EAFIT abrió una gran cantidad de posibilidades de colaboración para plantear objetivos comunes desde la movilidad, la docencia y la investigación. En ese sentido, tanto Luciano como Diego viajaron a Purdue.

“Producto de ese viaje surgió el hecho de que ya tengamos la primera estudiante de la Escuela de Ciencias de EAFIT haciendo una pasantía de investigación –durante seis meses en Purdue–. Salomé Colorado Hernández trabaja con el doctor William Cramer en temas de biología estructural. Además, otro de nuestros estudiantes, Camilo García Botero, viajará en julio para trabajar con la profesora Ximena Bernal”, señala Diego.

El Jefe del Departamento de Ciencias Biológicas de EAFIT afirma, además, que entre colegas se están dando posibilidades de desarrollar proyectos de investigación en conjunto. Esto no solo permitirá que los eafitenses puedan aprender de temas relacionados con agrociencias, sino que se podrán exponer las capacidades locales en términos de recurso humano y científico, que hay en este campo.

Así, pues, las visitas permanentes entre ambas universidades para apalancar iniciativas en diferentes áreas del conocimiento son la evidencia del compromiso, la confianza y la amistad que se ha gestado. Pero, además, esta alianza estratégica ejemplifica los esfuerzos de EAFIT por fortalecer sus procesos de internacionalización.

“La internacionalización es un medio para alcanzar las metas de calidad y de impacto de una institución. Tener un socio internacional del nivel de Purdue, confiable, con quien hay transferencia de conocimiento y con quien puede haber transferencia de tecnologías, representa un gana-gana necesario. Aquí tenemos una alianza que nos lleva a transformarnos y a evolucionar”, finaliza Marcela Wolff.​