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Edición 229 Skip Navigation Linkscultura Cultura a la venta

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Cultura a la venta​​

​​Elaborado por: Manuel Bedoya

​Cada año, el pueblo Kamëntsá celebra el carnaval del perdón o Bëtscnate, un ritual de lealtad y agradecimiento con el planeta. El carnaval es, para el pueblo, tradición; para nosotros, ajenos a su cultura, un evento exótico que desborda expresiones artísticas.

Por un día, las calles de Sibundoy se llenan de colores, bailes y sonidos. Personajes como el Matachín, los Sanjuanes y los Saraguayos, que con sus máscaras representativas bailan, cantan y tocan instrumentos con efusividad; viven el dolor, la resistencia, la alegría y la dicha de su pueblo.

Bëtscnate es un carnaval que celebra el perdón: perdón a las personas por los conflictos, a la naturaleza por irrespetarla y olvidar su carácter sagrado y a uno mismo por permitirse lastimar lo ajeno y lo propio. A la par se vive la expectativa, la vista a un mañana que siempre será mejor que ayer: mejores cosechas, relaciones y actitudes.

El carnaval llama la atención de los foráneos: la curiosidad los seduce y los lleva a participar en tradiciones ajenas. El exotismo atrae al mercado y lleva a la capitalización del arte: marcas, patrocinadores y propaganda deforman la tradición y la despojan de sentido. La cultura deja de ser la esencia del evento y pasa a ser una excusa.

A pesar de esto, una tradición se puede globalizar sin perder su magia; es posible llegar a más gente sin perder la esencia. Bëtscnate, por ejemplo, fue declarado Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Nación en 2013, y cada año atrae a más personas sin perder la tradición como eje central.

Otras festividades, como el Carnaval de Barranquilla, han llevado la capitalización al máximo y han perdido, año tras año, su esencia encantadora. Esta preocupación ha llevado a la creación de lugares de conservación de la cultura como el Museo del Carnaval, un proyecto que busca devolver la festividad a sus raíces.

Todo carnaval tiene su propio espíritu: la tradición y la cultura son su esencia primigenia. Bëtscnate es solo una pequeña chispa entre millones que han logrado sobrevivir al mundo occidental. La tarea que nos queda es protegerlas del olvido, mantener la chispa viva e incluso avivarla hasta convertirla en llamarada.​

Cultura a la venta