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Qué tan diferente sería


Mariana Castañeda

Ganadora del Nexcolar Colegio María Auxiliadora de La Ceja

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¿Qué tan diferente sería? Apuesto a que todos nos hemos hecho esta pregunta. ¿Qué tan distinta sería yo misma/o?, ¿qué tan diferente sería mi vida?, ¿qué tan diferente…todo? A partir de cada una de estas preguntas, surgen otras cuestiones: ¿cómo he vivido esta pandemia?, ¿la he vivido bien o por el contrario mal? Tantos interrogantes…


Por mi parte, todo ha sido muy confuso, pero al mismo tiempo todo ha sido “tan claro como el agua”. Cada una de las cosas que han pasado se definen en un antes de la pandemia, un durante y un ahora; o como yo lo veo: lo que fui, donde me perdí y lo que soy. 


Al principio creía lo que la mayoría: “Solo una semana en casa y regresaré a mi vida ‘normal’”. Qué equivocada estaba. Una semana, dos, tres, cuatro, cinco… Perdí la cuenta. Tal vez fue apenas en la cuarta semana, cuando comprendí que por un buen tiempo no volvería al colegio, con mis profesores, con mis amigas o con mi familia. 


Durante la cuarentena. En esos meses fue cando me perdí, me di cuenta de que tal vez no me gustaban tanto las cosas que creía amar; cuando entendí que extrañaba mucho las pequeñas cosas como salir un rato, estudiar presencialmente y estar con mi familia. Fue cuando mi estabilidad comenzó a temblar, mi estrés aumentó y mi vida dio un vuelco. 


La primera cosa que entendí de esto fue: lo tengo todo. Me quejé tanto los primeros meses… “Hay demasiadas tareas, ya vi muchas series, casi no duermo, estoy cansada del encierro, quiero salir, me sofocan estas cuatro paredes…”. Hasta que un día entendí que lo mío, comparado con lo de otros: no era nada. Me sentí tan mal al pensar en estas cosas: ¿y los niños, jóvenes y adultos que no pudieron seguir estudiando?, ¿y aquellos que no tienen hogar?, ¿aquellos que han perdido a su familia?, ¿qué hay de las personas que no tienen que comer? Qué desagradecida era.


Pero llegó el ahora. El momento de comprender que debía estar agradecida porque en todo este tiempo he tenido salud, comida, estudio, casa y a mi familia; tal vez no de la forma que imaginaba antes de la pandemia, pero lo tengo. Al igual, decidí preguntarme a mí misma, en este momento: ¿qué tanto cambié? Eso lo tengo claro, cambié muchísimo. Pero, ¿cómo vivo todo lo que está pasando? Aún lo sigo pensando, aunque sé que es diferente de cómo era al principio.


Refiriéndome a la primera pregunta, hay algo que fue lo que generó mi principal cambio. Literalmente, me perdí en miles de páginas. ¿A qué me refiero? Bueno, quiero decir que hace siete meses descubrí un nuevo hábito: la lectura. 


Nunca he sido de las personas que aman leer. Los libros que había leído en el colegio nunca me habían llamado mucho la atención. Pero llegó ese día de querer intentar algo diferente y, lo primero que hice, fue coger un libro. Recuerdo cómo me lo “devoré” en menos de una semana, todas las emociones que pasé al leerlo y al hablar con otros sobre él. Fue tanta la afección, que decidí seguir leyendo diferentes libros con distintos temas literarios. Hasta el momento creo que he leído 25.


Como dije, esa fue la acción que determinó mi principal cambio, pues leer un libro es entrar en mundos diferentes y encariñarse con personajes que el autor sitúa en nuestra imaginación. Desde ello he de responder mi segunda cuestión: ¿cómo vivo la pandemia, el ahora? Cada quien tiene su forma de sobrellevar lo que está pasando. Esta es la mía. 


Estudio todo lo que más puedo y disfruto de todo el conocimiento que recibo en cada día nuevo. Me saboreo cada comida y las oportunidades que esto me ha dado de estar con mi familia. He decidido ayudar a algunas personas que me necesitan en esta pandemia. Me regalo días para mí misma donde veo la televisión, reflexiono un rato, hago ejercicio y, por último, hago lo que he de describir con una frase que me fascina: Adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida -W. Somerset Maugham.


Estudiante: Mariana Castañeda.

Grado: undécimo.

Género: opinión.