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Apostémole a esto

Valentina Muriel Tamayo
vmuriel@eafit.edu.co
@Valentinamurielt

A lo largo de la historia, en nuestra evolución como animales gregarios, los humanos hemos aprendido a juntarnos para sobrevivir y para progresar. Todo lo que hemos logrado es gracias a esa capacidad de socializar. El conjunto de conocimientos que hemos adquirido, las costumbres y las tradiciones, es lo que hemos denominado como Cultura.

Aún sabiendo esto, no es sencillo definir qué es la cultura para nuestra sociedad. Lo que sí podemos afirmar es que es la posibilidad de reconocerse a sí mismo, al otro dentro de una misma sociedad. Como bien lo expresa Carlos Sánchez, director del Teatro Pablo Tobón Uribe:

La cultura es una gran manera de comunicarnos a partir del cultivo de tradiciones, de representaciones sociales a través de imágenes de territorios, costumbres y visiones del mundo. Es una manera de construcción o destrucción conjunta de ideales y sobre todo, la cultura es una posibilidad maravillosa de reconocernos como sociedad.

En el proceso de propagar la cultura se ha creado el evento cultural, un espacio donde se involucra alguna rama de las artes o costumbres y tradiciones de una comunidad. En un principio, se afirmaba que dichos espacios eran responsabilidad de las entidades públicas, sin embargo, estos eventos comenzaron hace mucho tiempo a ser realizados por todo tipo de instituciones. Los eventos culturales en Medellín abarcan desde la literatura y el arte, hasta el deporte.

Cabría preguntarse entonces, ¿de uno a diez qué tan importante es para usted la cultura? Es claro que los ciudadanos, de acuerdo a sus condiciones socioeconómicas, tienen prioridades básicas como la salud, y que a su vez encuentran fundamental asuntos como la educación y la seguridad. Tiene sentido que estos temas ocupen el porcentaje más alto en la distribución de los recursos que se discute en el Concejo de Medellín a final de cada año. Sin embargo, es preocupante que la cultura, como tema que debe impactar y transformar la ciudad, pase a un segundo plano. Tiene el presupuesto más bajo en la distribución ya mencionada.

A pesar de esto, la agenda cultural en la ciudad tiene mucho que ofrecer: cine, ferias, conciertos, festivales, sitios históricos, conferencias y tertulias. Lastimosamente, según la encuesta de percepción ciudadana del programa institucional Medellín cómo vamos (2018), el 35% de los ciudadanos no asiste a ninguno de estos eventos, ni realiza actividades como leer o por lo menos, visitar bibliotecas. Es ingenuo pensar que todas estas personas, de una u otra manera, se interesen por la cultura, pero es preocupante que la mayoría de ellas no sientan el más mínimo interés por, al menos, una de tantas opciones propuestas. Y para colmo, el 30% de las personas se sienten insatisfechas con la oferta cultural ofrecida. ¿Qué está faltando entonces?

Para responder esta pregunta es necesario plantear dos puntos: la desinformación y la gratuidad. En muchos casos el problema es la falta de información; los ciudadanos no buscan los eventos, esperan a que estos aparezcan de la nada en sus teléfonos y, cuando esto no sucede, el evento no existe para ellos. Las herramientas que se encuentran disponibles actualmente para conocer e informarse sobre todo tipo de eventos ciudadanos son muchísimas, desde páginas oficiales de entidades públicas, hasta portales web realizados por la misma ciudadanía. Compás urbano, por ejemplo, un proyecto que nació en 2015 y que busca divulgar la guía cultural de Medellín. A partir de iniciativas como esta es que se da a conocer una gran variedad de actividades, en su mayoría gratuitas o bajo el modelo de aporte voluntario, que funciona en lugares como teatros, cines, bibliotecas y museos.

Aunque dichas actividades son interesantes y asequibles, muchas no logran alcanzar los niveles de convocatoria esperados porque la gran mayoría piensa que la oferta cultural en Medellín se limita a los eventos más grandes, como La Fiesta del libro y la cultura y el Festival Internacional Altavoz, que se han convertido en un referente de ciudad. Sin embargo, “La cultura no son solamente grandes espectáculos. La verdadera democracia cultural está en la oferta diversificada”, dice Juan Luis Mejía, rector de la Universidad EAFIT. Es por esto que para tener una Medellín verdaderamente cultural hay que apostarle a eventos más pequeños y cotidianos que sobreviven, casi siempre, a punta de aportes voluntarios.

Debido a que la mayoría de los eventos son gratuitos o de muy bajo costo, las personas se acostumbraron a no pagar por la cultura. Y es aquí donde radica el dilema, ¿se deberían cobrar los eventos culturales sabiendo que una gran parte de la población no podrá asistir a ellos?, o ¿se debería continuar con la dinámica de gratuidad y perjudicar, en cierta medida, el progreso de artistas, espacios culturales y proyectos?

En últimas, el llamado es a tomarse la cultura como un aspecto social que no está de ninguna manera desligado de otras aristas sociales como la educación, por ejemplo. Por el contrario, son temas que deben considerarse parte del motor que impulsa el crecimiento y desarrollo sociocultural, no solo pensando en términos de ciudad, sino también en términos de país. Por lo tanto, todo movimiento e iniciativa que trabaje en pro de dicho avance, merece tanto el reconocimiento como la valía necesaria para mantenerse y perdurar en unas condiciones prósperas y no solo gracias a la caridad de unos pocos.