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EAFITNexosEdicionesUn país escrito en sangre

Un país escrito en sangre

​​Por: Matilda Lara, Silvia Natalia Rojas, Diego Arcila, Valentina Velásquez Escobar


La Virgen sus cabellos
Arranca en agonía
Y de su amor viuda
Los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza
Que cubre losa fría;
Pero glorioso orgullo
circunda su alba tez

Las madres han cantado en sintonía, y desde siempre, sus agónicos lamentos. Se muerden las uñas y arrancan sus cabellos cuando, al anochecer, sus hijos no han vuelto a casa. Esperan, fatales, el anuncio de su muerte, pero son dejadas en vilo por días, meses, años...
Dejan las luces encendidas para anunciar su presencia, “por si acaso algún día vuelve”. Cuelga de un hilo su esperanza, porque todo es posible en Macondo. Debaten, incansables, cuál alternativa perfora menos su cansado corazón ... ¿ha muerto o está desaparecido?
Entonces, recorren las calles, visitan recintos hasta que se percatan de estar atrapadas en un laberinto kakfiano. Vuelven a casa, cantan en silencio y se abrazan de la sinfonía que silba el viento: canto eterno de madres desoladas.

La Patria así se forma 
Termópilas brotando; 
Constelación de cíclopes Su noche iluminó; 
La flor estremecida 
Mortal el viento hallando 
Debajo los laureles
Seguridad buscó
Incautos los pasos 
de quienes descalzos en armas 
la libertad proclamaron. 
Su honra abunda la mente
de ciudadanos ahogados, 
que no encuentran sosiego 
en un país quebrantado. 

¡Ay, tierra mía! 
Que con dolor suspiras
los atropellos cobardes 
de la policía.
Los tiros asesinos 
que cegaron la voz 
de hombres campesinos.

Se pierden los rostros 
sobre el horizonte
en un cielo que acoge 
hasta el alma más pobre

Estrellas que abrazan 
el mísero andar 
del héroe sin nombre,
porque en tu suelo fértil
ni al mas noble socorren.

Pero hasta el ciclón reclama
que se encuentre un respiro
en la exhaustiva bonanza 
de nubes y tiros. 

Entre soles y lomas
se exhiben las flores
de laureles que imploran:
que asome el Estado, 
que levante la mira,
que en las calles camina
un pueblo sin vida.

Mas no es completa gloria Vencer en la batalla, 
Que al brazo que combate Lo anima la verdad. 
La independencia sola 
El gran clamor no acalla: 
Si el sol alumbra a todos 
Justicia es libertad.

La gloria no ha sido completa. Vencer en aquel 7 de agosto trajo consigo el mayor de los retos: la construcción de una sociedad. Más de dos siglos en los que la violencia ha sido protagonista y no hemos logrado establecer la paz.
En Colombia el sol no alumbra por igual, para muchos aún no existen las oportunidades, la educación no es una opción y las personas deben migrar a las ciudades desamparados. El abandono estatal ha acelerado la inequidad en un país donde millones de madres lloran a sus jóvenes que ven en el conflicto su única realidad.

Del hombre los derechos 
Nariño predicando, 
El alma de la lucha 
Profético enseñó. 
Ricaurte en San Mateo 
En átomos volando 
"Deber antes que vida", 
Con llamas escribió.

Cómo reconocer a un verdadero héroe 
que nunca fue encontrado,
porque por la vida de su patria
murió batallando.

Entre miles de batallas 
se impuso en la delantera 
con gran astucia y valor 
defendió la bandera.

Y es así como la historia 
le quita vida a las personas 
que ahogaron el dolor 
por no traicionar a sus compatriotas.

Qué valentía debió haber tenido 
este héroe olvidado. 
Que con todo lo que hizo, 
quedó en el último canto.

Como Ricaurte en San Mateo, 
hay muchos héroes luchando 
para que nosotros tengamos derechos,
esos que siempre han arrebatado.

Qué se espera en un país 
donde se ha derramado sangre, 
donde por una diferencia 
nos matan sin clemencia.

Qué pensarán estos héroes 
que con el tiempo han sido olvidados, 
por la ignorancia de la gente 
que libros han abandonado. 
Los actos de valentía 
que nuestros ancestros han entregado, 
 todo por una patria; 
esa que seguimos luchando.

Y pensar que es la última estrofa,
la que de verdad te llega a las entrañas.
Esa que nunca sufre del escarnio público
ni de repetición automática de palabras.