Cerca de las estrellas hay un espacio infinito. En el espacio infinito hay un punto azul. En el punto azul hay un mundo. En el mundo hay un continente verde. En el continente verde hay un país. En el país hay una ciudad. En la ciudad hay un campo abierto. En el campo abierto hay un lugar donde los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y mediadores a través del asombro y la ciencia aprenden para toda la vida.
Si uno mira de cerca, se da cuenta que ese territorio lleva por nombre Universidad de los Niños, y su manera de acercarse al conocimiento es basada en el aprendizaje experiencial, es decir hay que untarse las manos de colores, saltar la cuerda y soplar un barco de papel en un tanque de agua para descubrir las razones que lo hace flotar. Allí todo viaje es posible porque la metodología es única en su especie y cuenta con cuatro pilares: la pregunta, el juego, la experimentación y la conversación.
En la Universidad de los Niños, hay tres programas a manera de mundos a la espera de ser habitados. Para audaces niños y niñas de 7 a 11 años está Encuentros con la Pregunta, un espacio dedicado para despertar la curiosidad y el asombro. Una pregunta siempre está a punto de salir volando del corazón, mira cómo se asoma a los labios; ¿Cómo se crean las olas del mar? Y también esa otra que ríe, ¿Cómo se creó el sol? Al lado de ¿Por qué se forma el arcoíris? Mira esa otra un poco pesada ¿Por qué hay guerra? Y por allá está ¿Cómo se hacen los colores? Junto a ¿Por qué las cosas se llaman cómo se llaman? Entre todas esas hay unas tímidas, ¿Por qué sentimos miedo? ¿A qué saben las lágrimas? ¿Por qué sentimos emociones?
Luego para saciar la curiosidad de los adolescentes entre los 12 y los 14 años, está Retos de Ciencia, aquí nacen las inquietudes para resolver los retos basados en problemáticas cotidianas a partir de las distintas áreas de la ciencia, como el cambio climático y el cuidado del medio ambiente. Para jóvenes entre los 15 y 18 años que sientan el deseo de descubrir y aplicar las distintas metodologías de investigación está Expediciones Científicas.
Déjame contarte otro secreto, a las preguntas les gusta la ciencia. Y la ciencia no vive solo en los refrigeradores o en probetas, esos tubos transparentes, de cristal que se usa para las mediciones de los líquidos en los laboratorios. La ciencia está al alcance de tus sentidos. Muy cerca, en tu casa. Basta soplar dentro de un balde con agua para que veas surgir olas y la ciencia al instante hará su aparición.
Acá en la Universidad de los niños, podrás oír el pálpito de una pregunta. Podrás encontrar Vacaciones recreativas Zoom Ciencia que a la luz de un tema están mediadas por la ciencia, el arte y el deporte. Después de vivirlas se corre el riesgo de ser distinto, de prestarle atención a las propias ideas, de pensarnos el territorio que habitamos, de aumentarle el volumen a la voz del corazón para opinar sobre el mundo, sobre las desigualdades, de cómo ser ciudadanos activos que cuidan el medio ambiente.
Cuando uno está cerca al asombro nacen preguntas semejante a esta, ¿Cómo se construye la ciudad que soñamos? Y junto a esta a manera de una constelación, se asoma otra; ¿Cómo se crean las olas del mar? Y también esa otra que ríe, ¿Cómo se creó el sol? Al lado de ¿Por qué se forma el arcoíris? Mira esa otra un poco pesada ¿Por qué hay guerra? Y por allá está ¿Cómo se hacen los colores? Junto a ¿Por qué las cosas se llaman cómo se llaman?
Entre todas esas hay unas tímidas, ¿Por qué sentimos miedo? ¿A qué saben las lágrimas? ¿Por qué sentimos emociones?
Y tú, ¿qué pregunta llevas guardada?