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Juliana Restrepo Cadavid

Doctora en Física, escritora y asesora del taller ¿Cómo es la Universidad de los niños?

​"Nos preguntamos qué pierden las mujeres al no estudiar ciencia, ¡pero nos deberíamos preguntar qué pierde la ciencia al no estar hecha por mujeres!"

¿Qué estudiaste?

Soy doctora en Física y me encanta nadar en la piscina. He trabajado como profesora universitaria e investigadora, haciendo preguntas sobre Biofísica, o sea, el estudio de sistemas biológicos a partir de métodos físicos. También me he hecho preguntas sobre Computación Cuántica, un paradigma que va a revolucionar los sistemas informáticos como los conocemos hoy.

También amo leer y escribir ¡y sé hacerlo en francés, inglés y español! Me gusta cómo suenan otras lenguas, me encanta escuchar y contar historias, explorar universos nuevos, como los cuentos llenos de aventura y misterio que la tía Claudia me contaba cuando era niña.


¿Y a qué te dedicas?

Como directora de contenidos del Parque Explora, uso mis conocimientos científicos para conversar con investigadores de todo el mundo y asesorar la producción de textos, imágenes y otros contenidos que inviten a los habitantes de Medellín a explorar el mundo con ojos curiosos.

En fin, soy una amante del lenguaje, tanto el que describe al universo con expresiones matemáticas, como el que narra la suerte de un personaje de ficción con palabras que usamos todos los días en la calle, porque las palabras también dicen quiénes somos y de dónde venimos.


¿A dónde te ha llevado la investigación?

Como investigadora, he trabajado en la simulación de modelos físicos empleando diferentes lenguajes de programación. He puesto a prueba diferentes escenarios teóricos y luego he comparado los resultados que obtengo con experimentos que realizan otros científicos a miles de kilómetros de distancia. 

En ese trabajo, mi principal herramienta es la programación, un lenguaje lógico y matemático, pero que igual se puede aprender a leer y escribir como el español. Desde niña me he interesado por las letras y los números y todo lo que se puede hacer con ellos. Por ejemplo, un libro, como La corriente, una colección de cuentos míos que exploran temas como la juventud, los viajes y la muerte. 


¿Cómo eras cuando estabas en el colegio?

Todavía estaba en primaria cuando me gané un concurso de cuento con la historia de una mariposa fosforescente que acompaña a una niña y un niño a vivir aventuras emocionantes. En esa época era una niña juiciosa y muy exigente conmigo misma: me daba mucha rabia equivocarme, pero confieso que cuando estaba en tercero decidí volverme un poco rebelde. 

Sin embargo, siempre tuve una relación muy buena con mis profesores. Me acuerdo de Tere Molina, la de Inglés; Beatriz Toro, la de Matemáticas y Martica, la de Español. También había una profesora canadiense, que a mediados de los noventa ya nos hablaba de cambio climático y de otros temas que son de gran importancia en todo el mundo treinta años después.


¿Cómo surgió tu interés por la ciencia?

La verdad yo no pensaba en ser científica cuando era niña. Lo que me gustaba era jugar con mis Barbies e inventarme historias de aventura. Vivía en dos mundos, casi en dos universos.

Uno, era la finca de mi papá en Sonsón: era madrugar, ordeñar las vacas, salir en bicicleta a llenarme de pantano, hacer fogatas, jugar cartas, explorar los establos y los cuartos de herramientas, subirme a los árboles, montar a caballo. El otro mundo era el de una «niña pinchada»: visitar a la familia de mi abuela y a mis primas en Estados Unidos, jugar Nintendo, practicar idiomas, Quel délice!

En los dos mundos siempre he sido curiosa. Terminé estudiando Física porque, un día, me colé en una conversación de profesores de la Universidad de Antioquia, y como no era un desastre en matemáticas, decidí zambullirme en el campo de grandes científicos como Isaac Newton, Marie Curie y Niels Bohr.


¿Qué le dices a los niños y niñas que quieren investigar?

Ahora, como mamá, me sorprendo de lo mucho que se interesan mis hijos en cosas que yo ni soñaba a esa edad: ¿Cómo se creó el universo? ¿Qué fue lo que detonó al Big Bang? ¡Los pancakes se parecen a las grandes lunas de Júpiter! 

Yo no les digo que sean científicos, sino que sean lo que ellos quieran ser. Pero sí les digo, especialmente a mi hija, que la ciencia necesita ser más diversa: «nos preguntamos qué pierden las mujeres al no estudiar ciencia, ¡pero nos deberíamos preguntar qué pierde la ciencia al no estar hecha por mujeres!».​