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¿De qué están hechos los sueños?
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Universidad de los niños / Red de las preguntas
¿De qué están hechos los sueños?
¿De qué están hechos los sueños?
Imágenes, sensaciones, sentimientos o vivencias. ¿De qué realmente están conformados nuestros sueños?
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Pregunta:
Andrés Felipe Otálvaro, 15 años.
Responde:
Pamela Williamson, 16 años.
Es de vital importancia aclarar que en esta ocasión, entendemos por ‘sueños’ no aquellos que tenemos mientras dormimos, si no lo que deseamos para el futuro, nuestra idealización de la región del tiempo que todavía no hemos habitado.
Lo que la mayoría de las personas desean para su futuro puede resumirse en dos palabras: “Ser feliz”. Sin embargo, para alcanzar esta felicidad, cada persona tiene diferentes parámetros. Según Freud, los seres humanos somos seres en falta, siempre estamos buscando llenar esos espacios que nos hacen sentir incompletos; en muchas personas, la búsqueda de la felicidad no es otra cosa que el intento de encontrar eso que necesitan para estar completos.
Para visualizarnos obteniendo lo que nos haría felices, usamos nuestra imaginación, pero, ¿por qué somos capaces de ver imágenes que no hemos visto jamás? La respuesta reside en nuestra memoria. Los recuerdos y el aprendizaje están muy conectados con nuestra capacidad para imaginar; percibimos el mundo mediante nuestros sentidos y es así como lo almacenamos. Es por esto que la imaginación no produce nuevos materiales sino que combina los conocimientos con lo que guarda la memoria y crea nuevas situaciones. El tipo de situaciones que creamos depende de cada uno.
Aunque todos utilicemos las mismas herramientas para imaginar nuestro futuro, no todos deseamos las mismas cosas para él debido a innumerables factores, como la educación, la situación socio-económica, la personalidad, la inteligencia, etc.
Así, tus ilusiones, sueños, deseos, aspiraciones para el futuro están hechas, en esencia, de ti. Lo que te hace feliz no es lo mismo que haría feliz a tu vecino o a tu mejor amigo; ni lo que te gustaría que pasara con tu vida es lo mismo que le gustaría a cualquier otra persona.
Nunca entendí por qué escoger una carrera producía úlceras gástricas a la mayoría de las personas, en mi cabeza era muy sencillo: Si te gusta algo, lo estudias y ya. ¿Y si me gustan muchas cosas? ¿O si por el contrario no me gusta ninguna? ¿Si no la hay aquí? ¿Si me muero de hambre? ¿Si resulta que no es esto lo que quiero? ¿Si no paso? Y he ahí el porqué de la úlcera gástrica. Existen también (pocas, pero existen) personas cuyas primeras palabras fueron: “Yo quiero estudiar medicina” o “Yo voy a ser abogado”.
Debo confesar que, como la mayoría, pertenezco a la primera categoría. No sé para dónde voy ni cómo llegar allí. Pero confío en que eventualmente me daré cuenta. Mientras tanto, puedo sentarme a visualizar la infinita cantidad de probabilidades que podrían dejar de ser solo producto de mi imaginación en un futuro cada vez menos lejano.
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