¡La U se narra en fotografías década a década!
“Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre hombros de gigantes”. Esa fue la frase que acuñó el científico inglés Isaac Newton al referirse a cómo sus descubrimientos se debían al trabajo y al esfuerzo previos por parte de sus antecesores, y esa es, en palabras de Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, la expresión que ha definido el recorrido de EAFIT en sus 58 años de vida institucional, un aniversario que, como es tradicional, se celebra este 4 de mayo.
Y los primeros “gigantes” que visionaron ese futuro fueron los 19 empresarios que se reunieron a las 4:30 p.m. de esa misma fecha de 1960, en las instalaciones de la Andi, para firmar el acta de constitución de la Escuela de Administración y Finanzas (EAF), una institución que nacía con la idea, no solo de formar a los futuros líderes empresariales, sino de afrontar el rápido crecimiento industrial que vivía el país.
Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez, fundador e integrante del Consejo Superior de EAFIT, recuerda aquella época como un momento en el que el desarrollo industrial de Colombia se volvió más intenso y el medio requería de profesionales capacitados para trabajar y manejar las empresas.
Los gerentes de aquel entonces eran egresados de otras profesiones diferentes a la administración, por eso se hacía tan necesaria la creación de esta Escuela, señala
En esos años, en los que Medellín continuaba su crecimiento y su consolidación como ciudad industrial, los medios de comunicación de entonces abrieron espacio en su agenda informativa —el 17 de agosto de 1960— para hacer un completo despliegue informativo del inicio de clases de la institución.
Los periodistas, así como los 59 estudiantes que conformaron aquella primera promoción, se dieron cita en las instalaciones de Incolda, donde Bernard J. Hargadon fue el encargado de ofrecer la asignatura principios de contabilidad, marcando así un camino de crecimiento y evolución al que se sumaría, un par de años más tarde, la creación del Instituto Tecnológico (con el apoyo de la Fundación Whirlpool y el programa Tools for Freedom), y el traslado al nuevo campus que comenzaba a construirse en el sector de La Aguacatala.
Desde entonces la Institución no ha dejado de crecer y adaptarse a las demandas de la educación superior para llevar sus aportes a la sociedad. Fue así como al finalizar la década del setenta dejaba atrás la idea de ser una Escuela para entrar a los ochenta con el concepto de Universidad (gracias el aval del Ministerio de Educación), con una nueva escuela —la de Ingeniería—, y la adopción del nombre EAFIT cada vez más posicionando en el medio.
El ingeniero Guillermo Sanín Arango fue el encargado de recibir a la Institución en esos primeros 20 años de gestión y, con su liderazgo, se les dio la bienvenida a nuevos programas de formación como los pregrados en Ingeniería Civil, Ingeniería Mecánica y Geología, se fortaleció la infraestructura física con la creación del Centro de Laboratorios, y se facilitó la expansión a otros territorios con la apertura de EAFIT Bogotá.
En esta misma década se realizaría el primer ejercicio de Autoevaluación Institucional con el que la Universidad comenzaba a evidenciar, no solo la necesidad de revisar sus procesos internos permanentemente, sino de establecer su compromiso con la calidad, la excelencia y el mejoramiento continuo. Y los noventa fueron el momento idóneo para reafirmar esa apuesta.
EAFIT es, ante todo, futuro
Si el IBM 370/115 que la Universidad adquirió en 1975 marcó la entrada de EAFIT en la era tecnológica, su participación en la llegada del internet al país (en conjunto con las universidades del Valle y Los Andes), terminó por ratificar su vocación con la modernidad y los nuevos desafíos de la educación superior.
A este hito se sumó, años más tarde, la apertura de la Escuela de Ciencias y Humanidades, pionera de los pregrados en Música, Ciencias Políticas y Comunicación Social, que permitió que, además del acercamiento al componente tecnológico, el profesional eafitense continuará estableciendo un diálogo con la parte humanística, fortaleciendo su formación integral, y avocándose hacia proyectos que tuvieran, cada vez más, impacto social y cultural.
Todo esto rodeado de un entorno de pluralidad y riqueza académica e investigativa en el que comenzaban a posicionarse los programas de Idiomas; a escucharse los acordes de una recién creada Orquesta Sinfónica; a incrementarse el acervo histórico de la región a través de la Sala de Patrimonio Documental; y florecer muchos más árboles de un campus destinado a convertirse en una Universidad Parque.
Así mismo, EAFIT obtenía, por primera vez en su historia (2003), la Acreditación Institucional de Alta Calidad por parte del Ministerio de Educación Nacional. Una hazaña que ratificaría nuevamente durante la conmemoración de su primer medio siglo de trayectoria (2010) y, una vez más, el pasado febrero (2018), consolidándose como un testimonio de confianza y como una Institución que inspira, crea y transforma desde las potencialidades de las generaciones actuales y la participación, cada vez más activa, en los procesos de desarrollo de la sociedad y el país.
Si vemos la Institución de esa época y la comparamos con lo que es ahora la evolución es impresionante. Empezamos en una casa alquilada y ahora somos una Universidad con presencia en diferentes áreas del saber, con investigación, con amplias relaciones internacionales y un sólido compromiso con el progreso de este país, agrega Jorge Iván Rodríguez Castaño, otro de los fundadores eafitenses
Y es que a la fecha los indicadores han sido contundentes y no han evidenciado más que fortalecimiento. El 98 por ciento de sus profesores con título de maestría y doctorado; 17 programas de pregrado y 6 de posgrado acreditados por el MEN; más del 60 por ciento de los grupos de investigación en las principales categorías de Colciencias; 37 patentes —cuatro de estas por fuera de Colombia—, y cerca de 300 convenios en 36 países son algunos de los hechos que hacen de la última década de EAFIT una de las más prolíficas de su recorrido.
Sin dejar de agradecer la inspiración, visión y capacidad de gestión de sus antecesores en estos 58 años de trayectoria eafitense, el rector Juan Luis Mejía Arango señala que EAFIT, además del reconocimiento de su memoria y pasado, es también presente y, sobre todo, futuro. Una Universidad en plena madurez, inserta en la sociedad del conocimiento, con nuevos desafíos y llamada a ser agente, motor de cambio y transformadora de realidades y de vidas.
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Alejandro Gómez Valencia
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