En medio de una acelerada carrera mundial por descubrir el antígeno que combata con mayor eficacia el agente del Sars-co2, causante del covid-19 que obligó a la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que ha dejado cerca de 1.5 millones de muertos, las preguntas sobre cómo se fabrica una vacuna y por qué toma tiempo crearla son frecuentes en las conversaciones de los ciudadanos.
Producir anticuerpos que permitan neutralizar la naturaleza infecciosa de los virus o bacterias que ingresan al cuerpo humano, como es el caso del coronavirus, es el objetivo por el que científicos, gobiernos y empresas farmacéuticas invierten cada vez más recursos en el desarrollo de nuevas vacunas, método eficaz para prevenir enfermedades infecciosas.
Si bien el cuerpo humano es capaz de crear sus propias medicinas, pues la química del organismo ante la invasión de un patógeno produce sus propios anticuerpos, en algunas ocasiones un agente extraño infeccioso logra colarse en su estructura y ocasionar una grave enfermedad a las personas.
“Cuando surge una enfermedad siempre hay un antes y un después. Y lo que hagamos para evitar el contagio o la infección estaría en estos tratamientos preventivos. Las vacunas están allí para evitar que nosotros podamos sufrir esos síntomas severos ante una infección. Todos los demás fármacos que están asociados al proceso posterior de la infección son otro tipo de tratamientos en los que también hay una serie de desarrollos muy importantes que se vienen haciendo”, explica Diego Fernando Villanueva Mejía, doctor en biotecnología y docente del Departamento de Ciencias Biológicas de EAFIT, quien habló recientemente en el programa Campus Global de EAFIT sobre los factores biotecnológicos que inciden en la creación de las vacunas.
Hasta ahora no hay antecedente para el desarrollo de una vacuna de forma tan rápida, pues las anunciadas de manera reciente contra el covid-19 se creó en 10 meses, teniendo en cuenta que un medicamento de este tipo normalmente, tarda en diseñarse entre 6 y 20 años. Esto es un hecho sin precedentes, así lo han declarado las autoridades sanitarias tras el anuncio en Reino Unido de aprobar la vacuna para uso de sus ciudadanos.
“Esta industria empezó hace unas décadas a usar biotecnología moderna. Esto consiste en cruzar la tecnología de ADN recombinante para ser mucho más específica y rápida en la respuesta inmune que se genera en el cuerpo. Básicamente lo que se hace es aislar el material genético del virus, las partes que son inofensivas, y por medio de la tecnología de ADN recombinante se hace una versión atenuada, por la que el cuerpo es capaz de reaccionar. El cuerpo genera anticuerpos y estos son altamente específicos para el virus, lo que permite rápidamente identificarlo y que no se genere la infección”, expresa Javier Correa Álvarez, doctor en Genética y Biología y profesor de la Escuela de Ciencias de EAFIT.
La importancia de este avance, indican los expertos en biotecnología, radica en qué producir vacunas es una empresa con un alto nivel de incertidumbre, donde poco menos del 10% de las iniciativas logra tener efectividad y ser probada sin ocasionar efectos colaterales o adversos para la salud de los seres humanos.
Generar inmunidad
Desde la medicina, una vacuna es una preparación destinada a generar inmunidad adquirida contra una enfermedad, y se crea a partir del mismo virus o bacteria que la transmite. A pesar del temor de muchas personas a aplicarse las vacunas, indican los científicos, estas no causan daño pues los virus inoculados están debilitados, muertos o genéticamente modificados en los medicamentos. Su función al ser suministrados es detectar el agente infeccioso y producir los anticuerpos que necesita el sistema inmune para su defensa.
Precisamente, una de las razones por las que suele tardarse el descubrimiento de nuevas vacunas, es por el largo proceso biotecnológico que esto conlleva. Para llegar a estos resultados, lo primero que hacen los investigadores es descifrar el código genético del virus e identificar la molécula crítica que infecta al organismo. Luego de esto, el trabajo es aislar el microorganismo para ser probado en animales y, finalmente, mediante ensayos clínicos inocularlo en personas.
“La pandemia aceleró el desarrollo en el campo de la biotecnología. Con la efectividad de la vacuna, cualquier tecnología tiene su tasa de error, por eso los controles con la OMS son tan estrictos. No hay una vacuna cien por ciento segura, eso se da porque somos demasiados humanos en este planeta. Con seguridad, con el conocimiento que se ha levantado, la vacuna va a servir para disminuir los casos de incidencia. Seguramente en unos años van a venir versiones más efectivas”, señala el experto en genética, Javier Correa Álvarez.
Uno de los principales desafíos que surgen para la distribución de esta vacuna es que al ser moléculas biológicas susceptibles a degradación ambiental, requiere de temperaturas de -70 grados centígrados para ser conservadas, lo que puede ser un inconveniente a la hora de transportarlas. En Colombia, de acuerdo con un reciente proyecto de ley aprobado por el Congreso de la República, la vacunación será gratuita por parte del Ministerio de Salud. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) los primeros que deberán vacunarse es la población más vulnerable al covid-19.
“En el mundo biológico siempre los organismos hemos estado expuestos a interacciones. Nosotros estamos expuestos a bacterias, hongos y plagas como los insectos, por ejemplo, que no causan una enfermedad sino un daño. Frente a estos organismos hay productos: bactericidas, fungicidas e insecticidas, pero frente a los virus es mucho más complejo, casi siempre lo que podemos hacer es controlarlos síntomas que produce”, añade el experto en edición genómica, Diego Fernando Villanueva.
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Alejandro Gómez Valencia
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