La relación educativa entre maestro y alumno es una de las máximas expresiones del cuidado. En este del Día del Profesor, tan especial como inédito, esa expresión del maestro Jesús Botero García, profesor emérito eafitense, abre la puerta a la reflexión sobre qué se debe proteger y qué se debe potenciar en estos días en los que docentes y estudiantes hacen esfuerzos por velar porque esa relación siga viva y sana mientras la virtualidad remplaza, temporalmente, a los espacios físicos de aprendizaje.
El profesor Jesús Botero amplía su expresión al decir que esa relación entre maestro y estudiante despliega lo mejor de los humanos: “La capacidad de descubrir e iluminar el mundo; la posibilidad de ponerse en el lugar del otro en el genuino ejercicio de la empatía; y la búsqueda conjunta de metas meritorias, que en este caso honran tanto a maestro como alumno”.
La empatía, justamente, es uno de esos aspectos de la correlación docente-estudiante que no se deben perder en esta etapa de distanciamiento social necesario. Así lo considera Gabriel Jaime Arango Velásquez, director de Formación Integral de EAFIT, quien además agrega que en tiempos de educación remota, “la relación profesor-alumno, cualquiera sea la mediación entre ellos, ha de mantenerse siempre como un compromiso de corresponsabilidad en torno al desarrollo integral y al aprendizaje. Para el efecto, cada una de las partes debe compartir el propósito de la relación, definir los objetivos a lograr y el método para hacerlo. La afinidad intelectual y la empatía de ambos frente al objeto de aprendizaje tiene que ser común. Es, pues, una relación de confianza y generosidad humana, del maestro para acoger y guiar y del estudiante para identificar y asumir el aprendizaje”.
El respeto y la tolerancia son valores que agrega a la lista de imprescindibles Claudia Zea Restrepo, vicerrectora de Aprendizaje de EAFIT. Para ella esta etapa de contingencia social que permea el proceso pedagógico es una oportunidad para que los profesores se acerquen más a sus estudiantes y los conozcan en dimensiones más allá de lo estrictamente académico, “cada estudiante es una persona con sentimientos, emociones, mentalidades, capacidades, virtudes. La cercanía, la empatía y la escucha son aspectos que ahora se pueden fortalecer”, dice.
Llamar a los estudiantes por sus nombres, saber quién está hablando, es una de las estrategias para mantener la cercanía que aplica Alba Patricia Cardona Zuluaga, profesora del Departamento de Humanidades de la Universidad. Si antes la profesora Alba incluía el saludo al inicio de sus clases para enriquecer cada sesión, ahora otro motivo es hacer más fuerte la comunicación con quienes la atienden al otro lado de la pantalla. En varios casos, dice la docente, estudiantes le han manifestado que las clases son espacios que les permiten llevar a la mente al disfrute en medio de rutinas que pueden ser agobiantes.
Esas palabras de la profesora Alba Patricia hacen referencia a un hecho inesperado y satisfactorio en estas semanas de aislamiento físico y de educación remota que menciona Gabriel Jaime Arango, quien considera que por esta época la relación profesor-alumno se ha fortalecido al quedar en evidencia la importancia que tiene el uno para el otro por la incidencia y la transformación que se producen mutuamente. “Para los profesores la razón de ser de su trabajo y el sentido último de la responsabilidad que asumen son los estudiantes, cada uno de ellos. Para los estudiantes, las personas que más necesitan ahora son los profesores que los contactan, los entienden y los acompañan, los que confían en ellos. Paradójicamente, la distancia los acercó y les puso al descubierto el valor de la interacción enfocada y deseada”, explica.
Daniel Alzate Medina, estudiante de Ciencias Políticas de EAFIT, coincide en que el vínculo con los profesores se va a fortalecer porque la continuación de las clases de manera remota llevó a valorar asuntos aparentemente simples, como la preocupación de los profesores porque sus estudiantes estén bien más allá de lo académico y la compañía que brindan.
En un laboratorio vivo
La interacción remota obligatoria implica tanto retos como oportunidades. La innovación educativa es uno de esos desafíos que Claudia Zea considera demanda la actual coyuntura de la labor docente, porque para ella “esta contingencia es un laboratorio vivo de innovación educativa en el que cada docente debe revisar los objetivos de aprendizaje de su curso, repensar las metodologías de enseñanza-aprendizaje y los procesos de evaluación adaptados a todas las condiciones que rodean a cada uno de sus estudiantes.
Pistas sobre esa innovación las comparte el profesor Gabriel Jaime al mencionar que entre los retos que se hacen más apremiantes hoy para los profesores está acelerar el conocimiento, dominio y uso de la infotecnología puesta al servicio de la educación. También considera que los docentes deben incluir en su formación profesoral el diseño curricular por competencias, a la evaluación para el aprendizaje, a la virtualización de sus cátedras y a la preparación de materiales y soportes diversos para facilitar el aprendizaje mediado por tecnologías.
“Lo que hace poco se percibía como conveniente y factible, pero aplazable, es ahora una acción de realización inminente, no da espera. Los medios tecnológicos no sustituyen al profesor, por el contrario, le fortalecen su capacidad de prodigar conocimientos, valores y experiencias, le permiten democratizar su servicio y beneficiar a más personas deseosas de aprender. Todo lo que acerque el profesor a su alumno y a este a su profesor es ganancia para el aprendizaje”, concluye Gabriel Jaime.
Mayores informes para periodistas
Alejandro Gómez Valencia
Área de Información y Prensa EAFIT
Teléfono: 574 2619500 ext. 9931
Correo electrónico: jgomez97@eafit.edu.co