Tras la temporada de cuarentena ocasionada por la pandemia del covid-19, retomar la rutina en las actividades presenciales y continuar incorporando hábitos, a través de acciones sistemáticas que garanticen nuestra salud, es esencial para adaptarse a la llamada "nueva normalidad".
Para fortalecer un hábito saludable es necesario repetirlo de manera sistemática e incorporarlo dentro de nuestras rutinas hasta que se vuelva automático, así como lavarse los dientes. Para el cuidado de la salud física y mental, se requiere de estímulos que motiven estas acciones. Para esto, lo primero es adoptar las conductas que promuevan no solo el bienestar individual sino colectivo, lo que sirve además para un cambio social donde se desarrollen entornos protectores.
La formación psicológica de los hábitos es, también, un proceso de aprendizaje que requiere de un activador de la nueva conducta, en este caso el cuidado de la salud, y las posteriores acciones que refuerzan ese comportamiento con el fin de obtener un beneficio o recompensa. En el caso individual hay herramientas que pueden ser útiles a la hora de fortalecerlos. Por ejemplo, utilizar el celular para recordar cuando lavarse las manos o poner elementos de bioseguridad accesibles y visibles a las personas en ciertos lugares como la entrada a los hogares o los establecimientos, permite convertir esta conducta en algo sistemático.
"Las empresas y las personas podemos hacer uso de claves que ya los estudios del comportamiento nos han mostrado, por ejemplo, hacer de los comportamientos protectores algo que sea atractivo, fácil, social y oportuno. Cuando hablamos de esto es, precisamente, que si voy a estar compartiendo con algunos amigos, va a ser muy importante desde el principio tener el lugar apropiado para reunirse", dice la psicología clínica Mariantonia Lemos Hoyos, doctora en Psicología y coordinadora de la maestría en Estudios de Comportamiento de EAFIT.
Si el tema es organizacional, estatal o colectivo las normas sociales funcionan bien. Así lo considera Santiago Silva Jaramillo, experto en cultura ciudadana e investigador del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad, quien agrega que “a las personas nos interesa saber si los otros están cooperando. La pandemia es un reto de acción colectiva, nos tenemos que coordinar con los demás asumiendo pequeños costos, en este caso el adherirse a las restricciones para poder tener unos disfrutes colectivos. Es por la posibilidad de cuidarnos entre todos e, incluso, por cierta normalización de la situación social".
Para este experto, si el objetivo desde el Estado y las distintas organizaciones sociales es plantear hábitos de comportamiento ideales para el cuidado de la salud en medio de la nueva normalidad, existen herramientas como la retroalimentación positiva de comportamientos deseables, que son de mucha ayuda en el actual contexto.
Esto se puede lograr, por ejemplo, en asuntos comunicacionales enfocados en contarles a las personas que gracias a su comportamiento es posible regresar a una actividad o lugar físico donde no se había podido ir.
"Es el hecho de que las personas vean que lo que están haciendo contribuye para que haya beneficios colectivos positivos. Ver que los demás también están poniendo de su parte es fundamental para las personas. Y para cada uno de nosotros termina siendo una pequeña recompensa, una tranquilidad de que no estamos contribuyendo solos, que es una sensación muy compleja que puede llevar a que las personas terminemos no cooperando", señala Santiago Silva.
Crear un entorno protector
Con la reactivación económica y el regreso de muchas de las actividades sociales, que por los efectos de la pandemia habían visto obligado su cese de forma presencial, hablar de un estilo de vida saludable con la mirada puesta en la protección frente a un agente viral es una de las prioridades para continuar en esta adaptación.
"Este es uno de esos momentos que, precisamente, hace que tengamos que preocuparnos más por nuestros hábitos. La pandemia del covid 19 ha hecho que la atención de las personas se centre en tener comportamientos protectores de la salud. Durante el tiempo que tenemos que convivir con este virus, hay que prestar especial atención en nuestros hábitos", explica Mariantonia Lemos.
Incorporar los hábitos saludables a las rutinas puede ayudar a generar un entorno más protector en los hogares, pues precisamente son estos hábitos los que se asocian con las condiciones de vulnerabilidad de algunas personas frente al virus u otras morbilidades.
La buena alimentación, la actividad física, la higiene, el equilibrio mental y emocional, respirar aire puro y mantenerse alejado de relaciones tóxicas como el tabaquismo, entre otras dimensiones de la salud, son necesarios para llevar una vida sana.
"En aras de prepararnos para futuras pandemias, porque sabemos que la ciencia nos está mostrando que esto puede volver a pasar, esto es un llamado de atención a que es importante cuidarnos y tener comportamientos saludables desde lo más temprano en nuestra vida para mantener una condición de salud adecuada", concluye la investigadora del área de la salud.
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Alejandro Gómez Valencia
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