La pandemia por el covid-19 ha dejado al descubierto nuevos retos sociales para el mundo y ha puesto a pensar a muchos gobiernos en términos colectivos para solucionar problemas que exigen cada vez más redes de cooperación global. Lo ocurrido con el virus durante el tiempo que se ha prolongado la pandemia, aseguran expertos en estudios del comportamiento de EAFIT, ha demostrado el impacto que pueden tener las decisiones individuales en las sociedades actuales cada vez más interconectadas.
¿Cuál es la responsabilidad individual y colectiva frente a la vacunación del covid-19? "La responsabilidad individual y colectiva es recíproca, es una responsabilidad donde las decisiones más pequeñas pueden tener grandes impactos colectivos y globales. Y lo que va a exigir ahora una sociedad global y digital, como la del siglo XXI, es ser cada vez más conscientes de esos enormes impactos que pueden tener esas decisiones individuales", indica Jonathan Echeverri Álvarez, profesor del Departamento de Psicología de EAFIT e investigador en temas relacionados con ciencias de la decisión.
Las implicaciones sociales que puede tener la decisión de vacunarse o no para la salud pública, si bien hace parte de la autonomía de cada persona, es determinante en casos como los de una pandemia, lo que también exige una conversación entre varias áreas del conocimiento que permitan resolver parte del dilema ético que se presenta a la hora de valorar y hacer coincidir los intereses comunes e individuales.
"La vacunación puede plantearse como un reto de acción colectiva. Para eso, desde los estudios del comportamiento, debemos promover una comprensión común de motivaciones, reglas y razones en juego", manifiesta Adolfo Eslava Gómez, doctor en estudios políticos y decano de la Escuela de Humanidades de la Universidad.
"El punto de partida es la distancia entre argumentos individuales para no vacunarse y las razones compartidas para sí hacerlo, de allí el papel que juega la conversación social en donde medios de comunicación y las alternativas multimodales de expresión juegan un rol central para convertir los contenidos informativos en hechos formativos, que contribuyan a activar el proceso de cambios de comportamiento que va desde el diagnóstico, pasa por el discernimiento y concluye con la decisión", explica el decano.
Precisamente, sobre este dilema ético que se presenta, el doctor José María Maya Mejía, decano de Ciencias de la Vida de la Universidad EIA, planteó durante el encuentro Los retos de informar sobre la vacunación contra la covid-19, convocado por la red de universidades G8, la tensión que existe entre el concepto de libertad, la autonomía individual y el bien colectivo, el cual dijo no debe resolverse a favor del individualismo libertario.
"Colombia está en mora de hacer un análisis serio y sin fanatismos de esta posibilidad, ante el riesgo real de una proporción baja de población vacunada que no sea suficiente para producir una protección colectiva frente al virus, y conlleve una prolongación innecesaria y productora de morbilidad y mortalidad de esta dura pandemia", aseguró el doctor José María Maya.
Cuidarnos también cuidar de otros
De acuerdo con la evidencia empírica, la vacunación es el mejor remedio para impedir que el virus no solo no se propague, sino que adquiera niveles de mutación en su funcionamiento que puedan tener consecuencias negativas para los seres humanos.
"La responsabilidad individual tiene que ver con vacunarse en el momento que corresponda. También parte de esta responsabilidad es que no obstaculicemos el proceso y tratemos de no tener la vacuna antes que otros que la necesitan más", resalta Mariantonia Lemos Hoyos, doctora en psicología e investigadora, quien asegura que hasta ahora la evidencia científica demuestra una baja probabilidad de que se generen efectos negativos para la salud con la vacunación.
"Lo que inicialmente es una responsabilidad individual, porque estamos cuidando nuestra salud, después se vuelve una responsabilidad colectiva en el sentido de que con el virus hemos aprendido que cuidarnos significa también cuidar de otros. En este caso, llevándolos a vacunar en su momento y poniéndonos la vacuna", expresa Mariantonia Lemos.
Para los investigadores, existe el riesgo de que muchas personas no quieran vacunarse, todo esto motivado en gran parte por las teorías de la conspiración que circulan en redes sociales y las campañas de movimientos anti vacunas que aumentaron en el mundo con la reciente pandemia.
"Ese riesgo está asociado con las interpretaciones o los modelos mentales que podemos tener sobre la vacunación, creencias populares que muchas veces son erradas o que se fijan en fragmentos de información que se divulgan rápidamente en las redes sociales virtuales y que tienen efectos reales en los comportamientos de las personas. En ese sentido el riesgo de que las personas no quieren vacunarse es alto", dice Jonathan Echeverri.
El decano Adolfo Eslava considera que, en términos más sencillos, “las cadenas de WhatsApp, las conspiraciones y el miedo al cambio se combaten desde los argumentos que nos permitan darnos cuenta de las implicaciones que tienen decisiones individuales en los demás. Estamos en la obligación de fijar la vacunación como el horizonte esperanzador en el que todos ganamos”.
Una forma de intervenir en una situación como esta es lo que se conoce como paternalismo libertario. Es decir, ofrecer a las personas opciones y permitirles decidir. Así lo considera el profesor Jonathan Echeverri, quien opina que “ante el hecho probado de que nuestras decisiones puedan tener impactos negativos muy fuertes en términos de acción colectiva, que implican en este caso un asunto de vida o muerte, sí deberíamos de tener un grado de paternalismo un poco mayor en vez de una posición más libertaria".
La alarma porque el porcentaje de población que se vacune sea bajo ha sido comentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otras autoridades de salud pública en el mundo, desde que comenzó a gestarse la vacuna. Ante esto, los expertos en estudios de comportamiento vienen haciendo recomendaciones sobre cómo implementar intervenciones donde el procedimiento sea más aceptado.
Uno de los retos que identifican los expertos en salud frente al desafío de la vacunación masiva es divulgar información que sea fácilmente asimilable sobre la vacunación, así como proponer estrategias para impedir que información ambigua o falsa tenga tanto poder sobre el comportamiento de las personas.
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Alejandro Gómez Valencia
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