Resignificar al árbol urbano como una forma de vida esencial en la conectividad ecológica de las ciudades. Reconocerlo como un vecino, valorarlo y ser conscientes de su presencia. Apreciar al que vemos todos los días camino a la tienda, el que da sombra en el balcón, nos ayuda escampar en el paradero o es visitado todos los días por la mascota. Esa es la invitación que expertos eafitenses hacen, este 22 de abril, cuando se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra.
"Qué tan bueno sería que fuéramos conscientes de los árboles que nos acompañan cotidianamente, que están en nuestra cuadra y se ven en el paisaje a través de nuestra ventana. Cada uno de nosotros puede convertirse en un curioso de la naturaleza urbana y aportar a su conservación", expresa Juliana Montoya Arango, jefa del pregrado en Diseño Urbano y Gestión del Hábitat e investigadora del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) de EAFIT.
Para esta experta en conservación y uso de biodiversidad la ciudad es la expresión más clara de la dependencia constante de nuestro bienestar con la naturaleza. Por eso, el llamado a celebrar y proteger a estos seres implica el compromiso de integrarlos a la infraestructura de las urbes y no considerarlos obstáculos. Al contrario, son aliados en nuestra propia conservación.
"La importancia del árbol urbano tiene que ver con distintos servicios que nos prestan en los ecosistemas. Una ciudad con un componente arbóreo importante va a ser mucho más agradable. Es decir, desde la parte estética o cultural hay una función muy importante del árbol urbano, pero también podemos pensar en servicios como la sombra, la frescura, el uso de los alimentos que puede proveer para nosotros y para otras especies", dice Alejandro Álvarez Vanegas, profesor de las escuelas de Humanidades y de Ciencias de EAFIT, quien está seguro de que hay que replantear la manera en que nos relacionamos con los elementos de los ecosistemas urbanos.
La relevancia de los árboles en las ciudades, reiteran los investigadores, es que mantienen los servicios ecosistémicos claves para el funcionamiento de la sociedad: regulan el clima y los efectos del cambio climático, favorecen la polinización, son hábitat de flora y fauna, reducen la polución y la escorrentía (agua de lluvia que circula libremente sobre un terreno), y propician encuentro social en los espacios públicos, entre otros beneficios para la calidad de vida.
Junto a las razones expuestas para proteger al árbol en la ciudad, Cristina Romero Ríos, profesora del Departamento de Ingeniería de Procesos y coordinadora del Núcleo de Formación Institucional en Cultura Ambiental de EAFIT, menciona al agua. "Los árboles liberan agua a la atmósfera y esa agua luego se convierte en nubes que, finalmente, cae como lluvia. Está comprobado que es como un efecto que se retroalimenta; en la medida que hay árboles hay más lluvia, y en la medida que hay lluvia, también hay más bosques. Así que cuidar de los árboles en las ciudades es importante para cuidar del agua en las mismas", manifiesta.
En relación con las condiciones ambientales mínimas que deben tener las ciudades, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en las zonas urbanas debe existir por lo menos un árbol por cada tres habitantes. Respecto a las áreas verdes, se debe tener al menos nueve metros cuadrados por habitante. El crecimiento acelerado de las urbes y la falta de planificación dificultan que estos parámetros sean alcanzados.
Precisamente por esa deuda que tenemos en las ciudades con la naturaleza se justifica el llamado a resignificar al árbol urbano este Día de la Tierra. Pero se trata de una acción en doble vía porque, tal como sostiene Juliana Montoya, también “el árbol es un elemento clave para resignificar que los ciudadanos integran la naturaleza".
Beneficios que traen los árboles en las zonas urbanas
La investigación La vida pública de los árboles: el valor social del arbolado en la dinámica urbana de La Pilarica, producto de una tesis realizada por egresados de la maestría en Procesos Urbanos y Ambientales del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam), identificó beneficios ambientales y sociales de tener árboles en el territorio:
1. Biodiversidad o conectividad: la salud de la estructura ecológica en las ciudades está ligada a la presencia de fauna, pues el paso de fauna por las zonas arboladas ayuda a la dispersión de semillas y con eso se conserva la flora nativa.
2. Isla de calor urbano: los árboles regulan la temperatura volviendo el aire más fresco y limpio. Esto porque generan sombra con su follaje, moderan la temperatura y la humedad relativa.
3. Frutos y hojas: los árboles frutales sirven como alimento para fauna, lo que a su vez genera la dispersión natural de semillas, labor importante para la conservación de especies.
4. Quebradas: las quebradas son, por lo general, los corredores verdes que conectan ecológicamente los entornos urbanos, en donde los árboles ayudan a la protección y regulación de los cuerpos de agua.
5. Barreras visuales: Los árboles sirven como barreras para dar privacidad, pues la forma y tamaño de sus follajes puede utilizarse como elemento aislante que contribuya a contrarrestar la cercanía entre apartamentos, dándole a la vivienda mayor privacidad.
6. Barreras auditivas: la presencia de los árboles sirve como barrera contra el ruido. El ruido viaja a través de las ondas que son interrumpidas cuando chocan con elementos naturales, en este caso la copa de los árboles.
7. Valorización de las propiedades: por el colorido de sus hojas y flores, por el regocijo intelectual y la percepción cultural, la presencia de los árboles valoriza las construcciones.
La vida pública de los árboles: el valor social del arbolado en la dinámica urbana de La Pilarica es una obra de Juliana Andrea Aristizábal Guevara, arquitecta; Carolina Carvajal Agustín, ingeniera civil; y Natalia Milena Rodríguez Builes, ingeniera forestal.
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Alejandro Gómez Valencia
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