Los avances en el mejoramiento de la calidad de vida de la primera infancia en el periodo 2016-2019 y los retos para los próximos años en perspectivas como población, vulnerabilidad, salud, nutrición, educación inicial y el programa Buen Comienzo fueron analizados por la iniciativa Medellín Cómo Vamos (MCV), que en alianza con la Fundación Éxito tiene la meta de alcanzar la cero desnutrición crónica en menores de cinco años para el 2030.
En el análisis
¿Cómo va la primera infancia en Medellín? se presentaron los principales resultados de estos años y los efectos que ha tenido en esta población la pandemia del covid-19, lo que ha afectado la atención de los niños de manera integral. El informe incluye las metas fijadas para la próxima década en lo concerniente con la primera infancia como parte de la Agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los indicadores se dieron a conocer durante un panel virtual, este jueves 25 de febrero, moderado por Luis Fernando Agudelo, director del programa MCV, con la participación de Azucena Restrepo Herrera, presidenta de Proantioquia; Raquel Bernal Salazar, vicerrectora académica de la Universidad de los Andes; Nataly Vélez Lopera, concejala de Medellín; y Vivian Puerta, directora del programa Buen Comienzo.
"Queremos destacar el asunto de la vulnerabilidad. Desde la perspectiva del porcentaje de hogares con menores de 6 años con privaciones y barreras en el componente de nutrición, se disminuyó del año 2016 al 2019, pasando del 15,8 al 6,83 %. Con esta cifra hay que tener cuidado. Venimos haciendo solicitudes a la administración municipal y desarrollando nuestra propia información de carácter subjetivo y objetivo. La cifra que está mostrando el Dane, en el sentido de que en una de cada tres familias de Medellín alguno de sus miembros no puede completar tres comidas al día, nos está mostrando una gran vulnerabilidad en este tema", señaló Luis Fernando Agudelo.
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Este tercer informe se realiza con el objetivo de hacer seguimiento a las condiciones de bienestar integral de la primera infancia en Medellín, en función de analizar el acceso a la salud, la nutrición adecuada, educación inicial de calidad y la protección de los niños en sus primeros años de vida.
"La atención integral y de calidad en la primera infancia tiene unos efectos muy importantes de corto y largo plazo. La expectativa de los programas es que puedan formar esas competencias integrales, cognitivas, socioemocionales, en salud y nutrición, que dentro de esa integralidad el niño y la niña puedan desarrollar de ahí en adelante todas las condiciones y competencias que requiere el ser humano durante la adultez", indicó Raquel Bernal.
"Los niños que han estado expuestos a programas de primaria infancia de alta calidad después exhiben mayores salarios, más estabilidad laboral, menores problemas de salud mental y física, menor dependencia del Estado y hay innumerables beneficios de largo plazo que han sido documentados en estudios muy rigurosos, que siguen a los participantes de programas por hasta 40 años", agregó la investigadora.
Los retos en atención de la infancia
Frente a las preocupaciones del sector social en la atención de la primera infancia, que se han profundizado por la actual pandemia, organizaciones como Proantioquia señalaron desafíos relacionados a la creación de nueva infraestructura, la gestión del conocimiento, el seguimiento ciudadano y la atención del entorno familiar.
"La planeación de infraestructura es una de esas grandes necesidades que tenemos en el largo plazo. En cada periodo administrativo que el alcalde entre con una visión clara de cuántos jardines o cómo puede ir realmente creciendo en las capacidades. Una planeación que contemple todas las condiciones de trabajo de la familia, del barrio y la localidad para atender de forma rigurosa. Esa planeación de infraestructura es de mínimo 20 años", señaló Azucena Restrepo.
Respecto a Buen Comienzo, su directora Vivian Puerta, explicó que la Alcaldía trabaja en el regreso de la atención, sea en alternancia o en virtualidad, pues se ha manifestado el interés de los padres de familia para que los niños vuelvan a los centros de infancia.
"Hoy podemos hablar de más de 7.900 niños que asisten a 127 sedes de los centros infantiles de Buen Comienzo. Este ejercicio se está haciendo dentro de una etapa de adaptación, en el que poco a poco se hace un ejercicio pedagógico, no sólo con niños sino con padres de familia. Este retorno hemos querido que sea progresivo y sobre todo seguro. Reconocemos, por su supuesto, la importancia y la necesidad de que los niños regresen, no solamente porque allí podemos hacer un seguimiento riguroso a todo su desarrollo físico, cognitivo, emocional y psicológico, sino que también podemos generar esos entornos protectores que son tan importantes para ellos", comentó Vivian Puerta.
Crear capacidades familiares para la atención, tanto en la modalidad familiar como institucional, es uno de los principales retos que se plantean en programas como Buen Comienzo, uno de los pilares en la atención de la primera infancia en Medellín.
Según manifestaron los panelistas, en la actual pandemia los más perjudicados en el proceso formativo, han sido los niños entre los 0 y 5 años. En ese sentido, la concejala Nataly Vélez mencionó los retos surgidos durante el año 2020 en relación a la conectividad, pues aún existen zonas de la ciudad donde se dificulta el acceso a Internet. De acuerdo con un informe reciente de MCV, el 62 % de las familias manifestaron sólo tener como dispositivo un celular para atender los encuentros en hogares, entre estos el 74% con acceso internet.
"Antes de la pandemia los niños tenían una atención presencial que era alrededor de 160 horas en el sitio, donde los niños tenían atención integral del proceso formativo, cognitivo, emocional y nutricional. Cuando comienza todo ese proceso de flexibilización de la atención, pasa a ser un proceso de llamadas con una duración de 15 minutos, hablando de dos o tres horas en el mes con cada uno de los niños y niñas", señaló la concejala de Medellín.
Los efectos de la pandemia
Para los analistas del programa MCV, el mundo enfrenta una situación histórica que tiene una relación directa con la salud y bienestar de los niños, identificando consecuencias negativas a mediano y largo plazo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se tiene previsto que la pandemia cause disrupciones en los sistemas alimentarios, impactando el bienestar nutricional de la primera infancia y causando desnutrición crónica como consecuencia de la inseguridad alimentaria.
"Creo que los niños y niñas, realmente, son los grandes perdedores de la pandemia, si bien todos hemos estado afectados de alguna manera, el daño sobre los niños pequeños ha sido inevitable y va a tener un impacto de largo plazo en el país y en todo el mundo. La educación inicial es difícilmente virtualizable", indicó Raquel Bernal, vicerrectora académica de la Universidad de los Andes, en relación con los desafíos que enfrenta la atención de la primaria infancia.
De acuerdo con este panorama, en Colombia en el mediano y largo plazo, se espera que existan incrementos en las prevalencias de desnutrición crónica, especialmente en los niños nacidos durante los periodos más críticos de la pandemia donde el aislamiento alcanzó sus picos más altos, y en las regiones más golpeadas económicamente por la crisis.
De acuerdo con la Fundación Éxito, esta situación profundizará las brechas de desarrollo infantil, retrasando la acumulación de capital humano en los territorios más golpeados, lo que tendrá repercusiones en su desarrollo económico. "Aunque sabemos que la nutrición infantil es un derecho, además la esencia y el primer paso para empezar la carrera de la vida, somos conscientes que hay mucho camino por recorrer para garantizar que estos temas de nutrición estén en la agenda pública nacional y local de nuestros gobernantes", expresó Paula Escobar, directora de la Fundación Éxito.
Hallazgos y recomendaciones
1. Población: En Medellín, la población representativa de la primera infancia en el año 2019, entre los 0 y 2 años, fue de 58.229 (2.3 %). Entre los 3 y 7 años, fue de 176.282 (7.1%). Como sucede en el resto del país, en la ciudad la representación de la población en primera infancia ha venido reduciéndose.
2. Primera infancia en condiciones de vulnerabilidad: El indicador de niños pertenecientes al Sisbén se han mantenido en 58 %, entre 2016 (102.966) y 2019 (102.954). En el mismo periodo se observa una disminución de 9.5 puntos en los hogares, en relación con la privación por barreras de acceso a primera infancia: en 2016 fue 15.8 %, mientras que en 2019 fue 6.3 %.
Posibles efectos por covid-19: De acuerdo con la Universidad de los Andes, las consecuencias de la pandemia llevarían a un retroceso en lo ganado en materia de pobreza, pobreza extrema y desigualdad por ingresos en el país.
3. Atención integral de la primera infancia: La cobertura de Buen Comienzo en los niños con situación de vulnerabilidad llegó a 84.218 beneficiarios atendidos en 2019, donde se presentó la atención más alta desde que el programa inició (81.8 %). En 2016 fue de 69.2 %. Asimismo, durante el año 2019, aumentaron los días y semanas en las cuatro modalidades de atención.
Posibles efectos por covid-19: Según la Alcaldía de Medellín, la primera infancia continúa recibiendo atención virtual y telefónica durante la pandemia causada por covid-19, no obstante, el aislamiento limita las interacciones fundamentales necesarias para el pleno desarrollo de niñas y niños.
4. Salud: La proporción de mujeres en gestación que recibieron cuatro controles prenatales disminuyó en el periodo de análisis, pasando de 100 % en 2016 a 91,7 % en 2019. También aumentó la Cobertura del Sistema de Salud en 2019 para los niños de 0 a 2 años (87.8 %), y de 3 a 5 años (96.9 %). La meta nacional es llegar al 93 % y la local al 98 %.
Posibles efectos por covid-19: La Organización Mundial de la Salud y la Unicef han alertado acerca de un descenso en las vacunaciones por causa de interrupciones en la prestación y uso de los servicios de inmunización durante el periodo de pandemia. En el periodo de análisis, el porcentaje de madres gestantes con el mínimo de controles prenatales ha disminuido, lo que impactaría no solo en la mortalidad materna, sino en la neonatal y perinatal.
5. Nutrición: En 2019, el 10,1% de niños de la ciudad presentó bajo peso al nacer. Para el caso de desnutrición crónica, en 2016 fue el 7.2 % y en 2019 el 7.4 %. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, actualmente se tiene la meta mundial de llegar al 50% de niños y niñas alimentados con lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida.
El Plan de Desarrollo Nacional en Colombia 2018-2022, por su parte, fijó la meta de 42,8% para el territorio nacional, con línea base de 36,1% en 2015. En el 2019 no se produjo ninguna muerte en Medellín por desnutrición en la primera infancia.
Posibles efectos por covid-19: Debido a la pandemia se prevé pérdida en la información de los tamizajes nutricionales, lo que permite realizar seguimiento a las condiciones de malnutrición, en especial la desnutrición crónica. Adicionalmente, la disminución de los ingresos en las familias podría promover la inseguridad alimentaria.
6. Educación inicial: La cobertura neta en jardín y prejardín en el año 2016 fue de 72 %, creciendo a 83.4 % en 2019, con niños matriculados entre los 3 y 4 años, sobre el total de niños de la misma edad. La cobertura bruta en prejardín y jardín fue de 78.1 % (2016) y 86.3 % (2019).
Posibles efectos por covid-19: dadas las nuevas modalidades para continuar los procesos educativos en el periodo de pandemia, tanto la conectividad a internet como los medios tecnológicos son necesarios para los estudiantes de instituciones educativas oficiales.
Los cinco retos para la infancia
1. Garantizar la prestación ininterrumpida del programa Buen Comienzo, asegurando la cantidad de días/semanas de atención, en especial en la modalidad familiar, así como el acompañamiento técnico necesario para ofrecer un servicio de calidad.
2. Consolidar información de ciudad correspondiente a lactancia materna exclusiva, que permita formular políticas de manera focalizada y que promuevan esta práctica para las madres gestantes y lactantes.
3. Asegurar la captura de información relacionada con tamizajes nutricionales con el objetivo de realizar seguimiento y control oportuno a los niños y niñas que así lo requieran.
4. Generar estrategias que mitiguen los efectos de la interrupción del proceso educativo de los niños en mayores condiciones de vulnerabilidad a causa de la pandemia, que de manera paralela controlen los casos de abuso y violencia intrafamiliar por el aislamiento social.
5. Garantizar que los mecanismos de gobernanza ampliada (comité consultivo), que se establecieron como parte el funcionamiento del programa Buen Comienzo, tengan continuidad.
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Alejandro Gómez Valencia
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