En el día a día, en cualquier ámbito en el que se desarrollen relaciones sociales, es posible contribuir a lograr la equidad de género, un desafío mundial que toma aún más fuerza este 8 de marzo cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer. De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), en ningún país existe esa equidad y por eso la importancia de aplicar acciones cotidianas que se unan a las grandes hazañas de muchas mujeres en este objetivo.
El Foro Económico Mundial, en una de sus recientes investigaciones, determinó que a este paso la brecha global de género tardará más de 200 años en cerrarse. Además de las acciones recomendadas por la ONU para ayudar a disminuir esa brecha, docentes de la Escuela de Humanidades de EAFIT recomiendan trabajar en el tema con los niños, aportar a la seguridad de las mujeres, así como vencer estereotipos y prejuicios:
- Hacer que los niños crezcan en entornos diversos: desde temprana edad enseñarles a reconocer la diversidad y la igualdad entre las personas, donde las oportunidades no están determinadas por el sexo ni el género. Asignar las mismas tareas en el hogar y ponerles a disposición todo de tipo de juguetes puede ayudar en este propósito.
- Desde la política de género: para la mujer la percepción de seguridad es muy importante, lo que implica conocer las necesidades particulares de su género. Aumentar la percepción de seguridad en una vía o una acera es fundamental para que las distintas personas tengan la posibilidad de permanecer en el espacio público.
- El contacto con grupos sociales: compartir con grupos de diversos géneros en los distintos espacios sociales, tanto en los espacios públicos como en las organizaciones, puede cambiar las creencias respecto a los estereotipos y sus roles en la sociedad.
- Preguntarse por los prejuicios propios que existen frente al género: reflexionar frente a estas cosas permitirá trabajar más la equidad de género desde las acciones cotidianas. A través de la argumentación se pueden comenzar a cambiar estas creencias.
"Iris Bohnet escribió el libro Lo que si funciona: Cambios de conducta para proyectar la equidad de género. La primera recomendación es leerlo. Allí nos recuerda que hay una brecha entre saber qué es lo correcto y hacerlo, un reto para pensar a profundidad", indica Adolfo Eslava Gómez, decano de la Escuela de Humanidades de EAFIT. "Ahora bien, en la vida cotidiana es posible activar la disposición para cambiar los sesgos y darle al comportamiento personal un empujoncito hacia una mayor equidad", sostiene el académico.
Expertos en ciencias del comportamiento de la Universidad indican que es necesario promover relaciones igualitarias desde temprana edad para que los niños aprendan en entornos que promuevan el reconocimiento de la diversidad y respeto del otro. "Todos nosotros tenemos que empezar a reflexionar sobre qué características le atribuimos a la gente simplemente porque es hombre o mujer. ¿Qué pasaría si nos describen las características de esa persona sin decirnos un género?”, se pregunta Mariantonia Lemos Hoyos, doctora en psicología, experta en estudios del comportamiento y docente del Departamento de Psicología de EAFIT.
“La equidad de género a veces tiene que ver con ciertos sesgos y creencias. Si empezamos a reflexionar, muchos de nosotros tenemos los géneros ligados a ciertas características que realmente no dependen del género sino de la persona. Por ejemplo, qué tan fuerte es o qué tanta capacidad de solucionar problemas tiene o no. Y esto tiene que ver con cosas que, de alguna manera, se transmiten mediante lo que llamamos aprendizaje por observación o modelamiento. O sea, vemos que cuando un hombre hace tareas en la casa está ayudando, mientras que en una mujer se entiende como obligaciones", comenta la docente.
La equidad entre los géneros es una las metas contempladas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS), con el que se busca promover entornos libres de discriminación y garantizar los mismos derechos y oportunidades a todas las personas.
"Esto se ve reflejado en la vida cotidiana, especialmente, en la manera cómo nos relacionamos con los demás. Estamos pendientes de posibles sesgos o prejuicios que guían nuestras acciones y decisiones, lo que muchas veces se traduce en formas de injusticia e inequidad", manifiesta Jonathan Echeverry Álvarez, experto en ciencias del comportamiento y consultor del Centro de Integridad EAFIT.
Desde una perspectiva comportamental, asegura este investigador, la clave está en cómo se organizan los equipos de trabajo, pues entre más heterogéneos sean los grupos, en términos de género y de perspectivas disciplinares, se esperaría una mayor equidad en las organizaciones.
"Estamos en este momento empezando a conversar y poniendo sobre la mesa al tema de equidad. Esto se empieza a ampliar un poco más, pensando especialmente en los movimientos culturales de la población LGTBQI, donde se muestra toda la diversidad cultural que es posible y las formas de asumir ciertos géneros", comenta el profesor del Departamento de Psicología.
"Ser una sociedad más equitativa, precisamente, implica ser muy consciente de los sesgos que como sociedad y cultura tenemos, para poder empezar a hacer mecanismos que nos permitan contrarrestarlos. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con las leyes de minorías y las cuotas son un mecanismo que, inicialmente, sirve porque en general se han dado cargos de mayor responsabilidad a más hombres que a las mujeres", completamente Mariantonia Lemos.
Recientemente, la pandemia del covid-19 ha evidenciado el rol fundamental que desempeñan las mujeres desde distintos liderazgos como el científico y educativo contribuyendo a la solución de los retos actuales.
Según datos de la ONU, “cerca del 60 % de las mujeres de todo el mundo trabajan en la economía informal, ganan menos, ahorran menos y corren un mayor riesgo de caer en la pobreza. Las mujeres perciben un 23% menos que los hombres a nivel mundial. 1 de 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual y 200 millones de niñas-mujeres han sufrido mutilación genital”.
Algunas de las acciones recomendadas por la ONU para cerrar la brecha en equidad de género son:
- Dividir las tareas domésticas y de cuidado: la sobrecarga de los cuidados del hogar en gran parte del mundo la tienen las mujeres que se ocupan tres veces más del trabajo no remunerado que los hombres. Esto hace que las mujeres no avancen en sus carreras profesionales o ganen más dinero.
- Rechazar la violencia de género: ofrecer apoyo en caso de conocer que una persona cercana es afectada por una relación abusiva por medio de maltratos verbales o psicológicos. Asimismo, no involucrarse y rechazar actos machistas que ridiculicen, desprecien o humillen a las mujeres, personas negras, indígenas o miembros de la comunidad LGBTQI.
- Apoyar iniciativas de mujeres: hasta el año 2020, las mujeres representan menos del 7 % de la dirigencia mundial. Además de votar por nuevos liderazgos femeninos, es visibilizar la promoción de mujeres en las artes, las ciencias, los deportes, entre otros.
- Desafiar estándares de belleza y estereotipos de género: durante la niñez se internalizan creencias sobre el valor y papel de las mujeres en la sociedad como personas dependientes, vulnerables o incapaces. Romper con los estereotipos asociados a cada género contribuye a la igualdad entre ellos.
- Consumir con responsabilidad: los desastres naturales exacerban las inequidades de género, generando mayores índices de violencia, malnutrición y otros riesgos en las mujeres. El cambio climático está afectando de manera desproporcionada a las mujeres de todo el mundo.
- Contratar con diversidad: promover equipos de trabajo diversos y equilibrar la brecha salarial para cargos iguales. Impulsar procesos de selección basados en las características de las personas y no en el sexo o género que representan culturalmente.
Mayores informes para periodistas
Alejandro Gómez Valencia
Área de Información y Prensa EAFIT
Teléfono: 574 2619500 ext. 9931
Correo electrónico: jgomez97@eafit.edu.co