La educación universitaria prepara a los estudiantes para que sean profesionales competentes, creativos, inteligentes y proactivos, pero ¿qué tanto les enseña sobre la responsabilidad compartida con el cuidado de la vida, la justicia social, la paz y la sostenibilidad?
Este fue uno de los interrogantes expresados en el segundo taller del proyecto Educación para los objetivos de desarrollo sostenible: fortalecimiento de capacidades para educadores, del que hacen parte la Universidad EAFIT, la Universidad de Antioquia, la Universidad Técnica del Norte, en Ibarra, Ecuador; y la Universidad de Vechta, en Vechta, Alemania.
Entre los temas tratados en los conversatorios realizados durante el taller, se habló de la necesidad de brindar una educación sobre la sostenibilidad desde un enfoque de valores: “Basta con mirar la sociedad y preguntarnos por qué estamos en lo que estamos en cuanto a injusticias sociales y degradación ambiental, y es porque hay una brecha en la formación de las personas en cuanto a individuos éticamente responsables con el bien común”, dijo Mirian Vilela, directora ejecutiva de la Carta a la Tierra Internacional, una de las invitadas especiales del encuentro.
Esa corresponsabilidad con el bien humano y planetario, sin embargo, tendría que ser diferenciada, porque no podemos comparar lo que se le exige, por ejemplo, en acciones de mitigación del cambio climático a una comunidad indígena del Amazonas, con lo que debe compensar una multinacional como Microsoft.
“Una educación para el desarrollo sustentable (EDS) debería contribuir a visibilizar las desigualdades y a ver dónde están las causas del conflicto ecológico, que no están solamente en una mala conducta humana individual, están en un modelo civilizatorio que está colapsando porque parte de la base de que el crecimiento económico sostenido es posible en un planeta limitado”, comentó María Paz Aedo, Miembro del Centro de Análisis Socioambiental (CASA) en Chile, otra de las expertas invitadas.
De acuerdo con ella, la EDS no se trata de una educación limitada a hacer transferencia de conocimiento, sino a un diálogo que valore los saberes presentes en las comunidades sobre cómo vivir de forma sostenible. “Se necesita un pensamiento que esté abierto a aprender de diferentes culturas, economías y ecologías, para poder implementar lo que esté funcionando en un lugar del mundo en otros espacios”, analizó Lukas Scherak, investigador en sostenibilidad de la Universidad Vechta.
Esas buenas prácticas o proyectos que identifiquemos en pro de la sostenibilidad, deberían ayudarnos a mirar qué podemos hacer ahora para transitar las distintas crisis que enfrentamos: el cambio climático, la escases de agua y de alimentos, la guerra, la corrupción y la ruptura del tejido social, por mencionar algunas de estas.
Entonces, de acuerdo con María Paz, no es que la educación vaya a resolver todos estos problemas, pero sí debería mostrarlos para que no los sigamos ignorando, y así contribuir con “una mirada de la responsabilidad compartida que no tenga que ver con la culpa, sino con la fuerza de saber que cuando estamos juntos podemos hacer más”.
La educación para el desarrollo sostenible nos da alternativas para hacer frente a las crisis actuales y fomenta la responsabilidad compartida de transformarnos en una sociedad sustentable. El proyecto continuará creando espacios para que este tipo de conversaciones se sigan tejiendo y contribuyan al desarrollo de un pensamiento crítico, una de las competencias fundamentales en la EDS.
Un proyecto que avanza
Este proyecto pedagógico promovido por el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) y el Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ), avanza en la construcción de un curso abierto y masivo en línea (MOOC por su sigla en inglés), y una plataforma de recursos digitales para que los profesores de Latinoamérica puedan para trabajar pedagógicamente el concepto de sostenibilidad desde sus distintas áreas del conocimiento.
Poder aportar a que las generaciones futuras sean gestoras del cambio, pasa por analizar si los docentes tienen los conocimientos y las herramientas pedagógicas necesarias para tal fin. Lo que han identificado en el proyecto es que hasta ahora la educación para el desarrollo sostenible solo se ha integrado de forma limitada a la formación de los educadores, por eso están enfocados en ofrecerles nuevos espacios formativos.
“El proyecto surge de una necesidad de ayudar a reorientar la educación para que le aporte a un desarrollo sostenible, eso tiene implícito un mensaje de inconformidad con el modelo de desarrollo que vemos tradicionalmente, que no garantiza ni la satisfacción equitativa de las necesidades de las personas, ni el alcance de una vida digna”, comentó el profesor Alejandro Álvarez, quien lidera la iniciativa desde EAFIT.
“La idea es que sea una oferta formativa que permita conocer cuáles pueden ser las distintas vías para profundizar en la EDS, cómo desde las distintas disciplinas se puede abordar el tema, y qué estrategias pueden ser implementadas para transformar el currículo”, precisó Alejandro Álvarez. Otro de los objetivos de este proyecto que va hasta 2024 es establecer una red de colaboración alrededor de la EDS en Latinoamérica, porque el alcance del proyecto va más allá de las instituciones asociadas. Se espera que el MOOC y la plataforma digital también sean aprovechados por profesores de otras universidades, docentes de educación primaria y secundaria, y profesionales de otras instituciones que tengan vinculación con el tema de la EDS, como las ONG.
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Alejandro Gómez Valencia
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