Un adulto responde cada semana, en promedio, 14 veces “estoy bien”, pero solamente el 19 por ciento de las veces eso es cierto. El dato, que corresponde al estudio I’m okay realizado por The mental health foundation, se relaciona con otro que involucra exclusivamente a los hombres: existe el doble de posibilidades de que ellos sean menos sinceros que ellas al hablar de sus emociones.
Esa situación motivó el proyecto de grado que adelantan dos estudiantes de la maestría en Estudios del Comportamiento de EAFIT, con la intención de generar un cambio de comportamiento enfocado a que los hombres vean válido e importante buscar ayuda psicológica y expresar lo que sienten. Como parte de ese proceso, este sábado primero de octubre, a las 10:00 en el bloque 33 aula 102, tienen programado el encuentro Si tu persona favorita fuera un libro, ¿lo leerías? Inscripciones.
La antropóloga Valentina Sanclemente Pérez, que adelanta el proyecto junto a la psicóloga Mariam Abisaad Janna, explica que el ejercicio está concebido como una “biblioteca humana, en la que las personas no van a llegar a leer libros, sino a escuchar a los libros, que en este caso son hombres”. Están enfocadas en esta población porque, si bien les interesa la salud mental en todas personas, las cifras de suicidios son mucho más altas en ellos.
Desde su profesión, Mariam complementa que tenía mapeado que una de las razones por las que más se suicidan los hombres es la sentimental, lo que se asocia a un asunto emocional y cultural. Agrega que la idea del encuentro del sábado es, justamente, motivarlos a hablar de sus emociones escuchando a otros hombres compartiendo las experiencias propias.
Ellos callan
Sobre los datos que arroja el estudio I’m okay, Mariantonia Lemos Hoyos, coordinadora de la maestría en Estudios del Comportamiento, explica que en parte la razón para que digamos que estamos bien cuando en realidad no lo estamos tiene que ver con la percepción de que el otro nos pregunta solamente por preguntar, y en realidad no porque está interesado en nosotros.
“Es decir, no es responsabilidad solamente de quién está respondiendo, sino también de esa norma social de hacer una pregunta a la que quizás muchas personas no están esperando una respuesta honesta”, agrega.
Con respecto a la salud mental, Mariantonia, doctora en Psicología de la Universidad de Los Andes, sostiene que es reconocido que una de las barreras para abordar la salud mental es que está mucho más estigmatizado en hombres que en mujeres acudir a servicios psicológicos. En el caso local eso obedece a los sesgos y los prejuicios sobre que los hombres no lloran, son fuertes y protectores. “Esto no facilita una buena conversación que permita hacer una mejor expresión de las emociones y gestionarlas de manera adecuada, y nos lleva a que muchos de los cuadros que se están presentando se cronifiquen más fácil en hombre que en mujeres”.
El llamado que hacen Valeria, Mariam y Mariantonia es, pues, a que socialmente se propicien espacios para que los hombres verbalicen sus emociones, obtengan herramientas para gestionarlas y busquen ayudan sicológica sin estigmatización.
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Alejandro Gómez Valencia
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