De un cultivo de cinco años, Efecto Cacao recoge una cosecha abundante. Este acuerdo de cooperación entre USAID Colombia, Casa Luker, Fundación Luker, Enel Colombia, Fundación Saldarriaga Concha, EAFIT y la Iniciativa de Desarrollo Sostenible (IDH) finalizó su proceso de implementación con resultados que impactaron a 974 familias productoras de cacao en las regiones de Urabá, Bajo Cauca, Huila y Tumaco.
Uno de los logros del proyecto fue conseguir que los cacaocultores vinculados a la iniciativa incrementaran en un 42 % la productividad en sus cultivos rehabilitados, en comparación con el promedio nacional, mejorando así los ingresos de los productores y sus condiciones de vida. Allí fue clave la transferencia de buenas prácticas agrícolas, realizada a través de la metodología Soy cacaocultor, que, a su vez, incidió en la siembra y recuperación de 1.761 hectáreas de cacao.
Esta alianza también se interesó en desarrollar capacidades técnicas, administrativas y financieras en las comunidades impactadas. Fueron 20 las asociaciones de productores de cacao que recibieron formación y acompañamiento por parte de EAFIT para mejorar su capacidad de negociación, aprender a generar relaciones comerciales sólidas y brindar más beneficios a sus asociados.
Adolfo Eslava Gómez, profesor y director del Centro Humanista de EAFIT, agrega que “pensar, trabajar y tener varias iniciativas relacionadas con productividad, asociatividad, formación en género, emprendimiento y educación permite tener un efecto en materia de lucha contra la pobreza, al hacer que las familias participantes logren aumentar sus ingresos, gracias a las mejoras en precios y prácticas”.
Asimismo, se entrenaron y acompañaron 837 personas de comunidades rurales —63 % mujeres— con el objetivo de consolidar ideas de negocio y establecer fuentes de ingreso adicionales para las familias. Las líneas desarrolladas incluyeron artesanías, ropa, manualidades, chocolatería, productos agrícolas, turismo y servicios ambientales.
“Fue una oportunidad a esa puerta que muchas veces necesitamos, ese empuje y conocimiento. Lo más rico de esto es que hay variedad de emprendimientos, no solamente relacionados con cacao. Además, nos vinculamos como mujeres y nos damos apoyo”, expresa María Cortés, emprendedora de Tumaco en el área de confecciones.
El proyecto también tuvo un enfoque social, en el que los procesos educativos fueron protagonistas. Se mejoraron las competencias de lectura de 844 niños en Necoclí y se facilitó el acceso a programas de formación técnica para 340 jóvenes de este municipio y de Tumaco. Igualmente, mediante encuentros y talleres, se trabajó en las habilidades socioemocionales de las comunidades cacaocultoras, incluyendo la resiliencia.
Eladio de la Cruz, integrante de la comunidad de Garitón en Necoclí, considera que los talleres de resiliencia que llegaron a la comunidad de la mano de Efecto Cacao han devuelto la esperanza. “Todos pasamos por dificultades en la vida, aprendí que lo importante es poder gestionar de una mejor manera mis emociones”. En total, 1.435 familias de Necoclí y Tumaco recibieron acompañamiento psicosocial para mejorar su resiliencia y capacidad de resolución de conflictos.
Para atender estos diferentes frentes de trabajo, la colaboración de las personas e instituciones participantes fue parte del éxito del proyecto, tal como lo destaca Julia Inés Campo, vicepresidenta de Abastecimiento y Sostenibilidad de Luker Chocolate. “Este es un gran ejemplo de cómo a través de alianzas en el sector es posible amplificar el efecto positivo que sabemos que el cacao como cultivo puede tener en Colombia”, afirma.
Experiencia expandida
En el evento de cierre de esta iniciativa, realizado el pasado 24 de noviembre, también se realizó el lanzamiento oficial del libro El Efecto Cacao, sembrar esperanza para cultivar paz, una construcción colectiva que destaca las historias de las comunidades cacaocultoras y refleja los logros clave de esta alianza desde el año 2019, cuando iniciaron los diferentes procesos.
La inversión en el desarrollo de capacidades en las comunidades impactadas durante este lustro por parte del proyecto busca que los alcances se extiendan en el largo plazo, permitiendo que el cacao continúe generando oportunidades de desarrollo en estos territorios. “Aunque este proyecto llega a su conclusión, queremos resaltar que la labor no termina aquí”, asegura Jeremiah Carew, director de Misión (encargado) de USAID Colombia. “Al contrario, con las alianzas que hemos fortalecido y la capacidad mejorada, los cacaocultores tienen un camino hacia adelante para seguir generando mayores ingresos”, concluye.
El próximo 15 de febrero a las 9:00 a.m. se realizará la presentación de resultados de Efecto Cacao en el auditorio 38 -101 de la Universidad EAFIT, donde también se hablará sobre el inicio de una nueva etapa del proyecto, en la que se espera construir de forma colectiva un derrotero para los próximos cinco años.
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Alejandro Gómez Valencia
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