Una mirada global a la economía. Esa es la promesa del congreso de la EIA que se realiza en EAFIT hasta este 15 de diciembre, y que se cumple con paneles como el de Crecimiento divergente e inequidad, que incluyó el análisis que hicieron expertos a casos en países como la India y regiones como Sudáfrica.
Uno de los puntos de análisis sobre cómo enfrentar la inequidad fue el de la digitalización como motor de transformación en los países de ingresos bajos y medios. Así lo expuso Karishma Banga, investigadora del Clúster Digital y Tecnológico del Instituto de Estudios del Desarrollo. Una de las conclusiones que ofreció la economista, que ha tenido entre sus casos de estudio la industria manufacturera de la India, es que la digitalización tiene un efecto positivo y significativo en la transformación industrial.
En relación a la digitalización como estrategia para la industrialización, Banga ha encontrado en sus investigaciones que esta permite a las empresas de los países en desarrollo aumentar el valor de sus productos, algo indispensable en el crecimiento económico. Los efectos de una buena digitalización se notan, dijo, en el aumento de los ingresos y del empleo.
Una visión desde mercados emergentes, en este caso Sudáfrica, la compartió Yoseph Getachew, profesor de la Universidad de Pretoria, quien a partir de sus estudios concluyó que la aplicación de las políticas fiscales tiene incidencias en el capital humano y, por lo tanto, en la economía de los países.
Justamente, las diferencias que se pueden presentar en la definición de inequidad, teniendo en cuenta las regiones y los datos, fue una de las cuestiones que planteó durante su intervención Carlos Gardín, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo. Si bien al parecer está claro que en el mundo hubo un crecimiento absoluto de ingresos y reducción de pobreza después de la Segunda Guerra Mundial, la discusión está sobre cómo se mide la inequidad.
En la exposición de su investigación, Gardín argumentó la dificultad para obtener datos que den cuenta real de ese fenómeno, empezando por las diferencias en cuanto a la definición de inequidad que, en algunos casos, se mide en dólares y en otros, por la tasa de crecimiento de los países.
A manera de conclusión, es necesario llegar a nuevos acuerdos en cuanto a la definición del concepto de inequidad, teniendo presente los diferentes matices que este podría tener no solo en un continente, sino también dentro de un mismo país.