América Latina es una de las regiones con mayor desigualdad del mundo. Presenta niveles de pobreza de alrededor del 30 por ciento y los de informalidad rondan el 50 por ciento. Con esa contundencia comenzó Marcela Eslava, profesora titular de la Universidad de los Andes, su intervención en el Congreso de la IEA que culmina este 15 de diciembre en EAFIT.
La Ph.D. en economía fue la ponente principal de la plenaria Businesses, Development and Jobs in Latin America, patrocina por Comfama, en la que compartió parte de los resultados de su agenda de investigación, que se enfoca en la relación entre las dinámicas de las empresas, la productividad y las regulaciones.
Es justamente en las regulaciones donde se explica que varios de los problemas de las empresas estén arraigados en un sistema de seguridad social disfuncional. Para ejemplificarlo la panelista contó que las empresas modernas de América Latina se enfrentan a elevados costes laborales destinados a financiar la protección laboral y social.
“En la mayoría de los países latinoamericanos alrededor de la mitad de los trabajadores ganan menos del salario mínimo debido a la informalidad. En el caso del empleo formal, las contribuciones patronales a la seguridad social por empleado son relativamente altas", dijo.
Las grandes empresas del sector, no obstante, tan solo generan el 30 por ciento del empleo, mientras que el resto, en su mayoría, es absorbido por el autoempleo y los emprendimientos, principalmente por las pequeñas y medianas empresas. La incidencia de ese fenómeno en el crecimiento económico es que en Colombia, por ejemplo, quienes están en el autoempleo en su mayoría tienen ingresos por debajo del salaría mínimo.
En ese sentido uno de los dilemas que planteó la decana de la Facultad de Economía de los Andes es que dentro del sector moderno hay una amplia heterogeneidad, en la que existen barreras que favorecen a las empresas menos productivas y, por tanto, afectan el crecimiento económico. Eso se explica porque las empresas menos productivas son más grandes de lo que deberían en comparación con las más productiva, una diferencia que tiene razón en la capacidad de innovar.
Esa incapacidad de los países de la región de crear “buenos” empleos se traduce en dificultades para el desarrollo. Algunos de los desafíos que se deben resolver para cambiar esa situación, concluyó Marcela Eslava, son aumentar el capital humano, fortalecer la capacidad empresarial, así como tener un sistema de seguridad social funcional y regulaciones que no afecten la actividad empresarial moderna.