La contaminación y el impacto detrás de un “Gracias” o “Recibido” en un correo electrónico son reales. ¿Cuántos mensajes innecesarios se envían cada día?, ¿cuántos mensajes se almacenan sin motivo alguno? Aunque es un fenómeno que lleva un tiempo desarrollándose, el crecimiento del volumen de datos en ámbito global es insostenible. Para dimensionar la problemática, científicos de la Universidad de Aston (Inglaterra) advierten que no hay suficiente espacio para manejar el aumento del 300 % de información previsto para 2025.
Incluso, agrega Juan Guillermo Lalinde Pulido, profesor e investigador de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, aproximadamente cada dos años se duplica la cantidad de información que se produce, es decir, el incremento es exponencial, algo que para los fabricantes de herramientas y dispositivos de almacenamiento es una dificultad que no han resuelto a la velocidad que se requiere.
“Es muy importante en este momento que desarrollemos la conciencia de que la capacidad computacional genera unos consumos de energía asociados. Desde la perspectiva de ingeniería de sistemas, la eficiencia de lo que se programe cada día es más relevante, porque un programa ineficiente está consumiendo más recursos de lo que debería, no solo en lo económico, sino también pensando en la huella de carbono”, afirma el profesor.
Huella de carbono digital
Existe la creencia de que al realizar diferentes labores por medios digitales no hay un impacto ambiental, cuando en realidad existe una huella de carbono de las actividades que se desarrollan día a día en la red. El correo electrónico es una de estas, ya que constantemente circula la información de un servidor a otro en el mundo físico. Estos últimos requieren para su funcionamiento óptimo una temperatura constante (refrigeración) y electricidad, que es generada por combustibles fósiles.
Ana María Melo Moreno, Ingeniera Ambiental e integrante del Grupo de Investigación y Laboratorio de Monitoreo Ambiental G-LIMA de la Universidad de Antioquia, afirma que, en promedio, un correo almacenado puede emitir 10 gramos de dióxido de carbono; un correo enviado, 4 gramos; un correo enviado con datos adjuntos, 50 gramos; y recibir un correo de spam, incluso sin abrirse, 0.3 gramos. Estas cifras pueden variar dependiendo de las características del correo, por ejemplo, si contiene imágenes, gráficos o documentos, puede contaminar más.
“Muchas veces los correos no se depuran, y es importante saber cómo aportar en la disminución de este impacto ambiental. Una sugerencia es pensar muy bien antes de escribir un correo, porque pasa que se envían varios mensajes por errores que se cometieron, como el común ‘se me fue sin el archivo adjunto’. Se trata de usar el correo de una forma eficiente, pensando en los efectos ambientales”, dice Ana María.
Entre otras sugerencias que hace la ingeniera, se encuentran mantener en el correo lo estrictamente necesario, vaciar la papelera, eliminar el spam y cancelar la suscripción de forma permanente de mensajes que no son de interés.
El impacto del “dark data”
El Foro Económico Mundial se ha pronunciado sobre el “dark data” o los datos de un solo uso, que son aquellos que se mantienen en la nube y no se vuelven a utilizar. Frente a esto, hace un llamado a la “descarbonización digital” de las organizaciones e ilustra la magnitud del coste energético, afirmando que los centros de datos (responsables del 2.5 % de todo el dióxido de carbono inducido por el ser humano) tienen una huella de carbono mayor que la industria de la aviación (2.1 %).
Según las fuentes de esta organización, se hace una aproximación de que una empresa típica basada en datos (como las de seguros, el comercio minorista o la banca), con 100 empleados, podría generar 2.983 gigabytes de datos oscuros al día. Si conservaran esos datos durante un año, tendrían una huella de carbono similar a volar seis veces de Londres a Nueva York. Además, agregan que actualmente las empresas producen 1.300 millones de gigabytes de datos oscuros al día, es decir, 3.023.255 vuelos de Londres a Nueva York.
En conclusión, es importante cuestionarse por las prácticas digitales actuales. Se puede empezar por el correo electrónico, decidir qué no se necesita y ahorrar energía para el planeta.
Mayores informes
Alejandro Gómez Valencia
Área de Contenidos EAFIT
Departamento de Comunicación
Teléfono: 57 604 2619500 ext. 9931
Correo electrónico: jgomez97@eafit.edu.co