En Colombia, la obesidad infantil es una preocupación creciente. Según la última Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN), el 24.4 % de niñas y niños presentan exceso de peso y el 17.7 % de los adolescentes están en riesgo de obesidad. Una reciente investigación liderada por el grupo de Estudios en Mercadeo de EAFIT para UNICEF exploró cómo la publicidad de alimentos y bebidas no saludables, como los ultraprocesados y las bebidas azucaradas, influye en las decisiones de consumo de niñas, niños y adolescentes colombianos.
Para el desarrollo del estudio, se analizaron marcos regulatorios y normativas internacionales, además de realizar trabajo de campo con una muestra de 111 estudiantes y 19 cuidadores y docentes en instituciones educativas de seis municipios del país con altos índices de obesidad infantil. Laura Isabel Rojas De Francisco, profesora de la Escuela de Administración de EAFIT y coordinadora del grupo de Estudios en Mercadeo, destaca que la investigación aporta evidencias clave para fortalecer las políticas y regulaciones sobre la publicidad de alimentos y bebidas no saludables que llegan a niñas, niños y adolescentes por diferentes medios.
“En la publicidad pueden darse contenidos que evocan vínculos sociales, sensaciones y representaciones, como la relación con la familia o los amigos disfrutando de los distintos productos, que proyectan imágenes de bienestar y cercanía que generan recordación y son populares entre pares. Esto lleva a decisiones de compra emocionales”, afirma la profesora Laura.
Aunque existen leyes como la Ley 1355 de 2009 y la Resolución 810 de 2021, persisten vacíos normativos que permiten a las marcas llegar a los menores sin un control efectivo, especialmente en el entorno digital. A esto se suma el desconocimiento sobre las normas y la desarticulación entre los diferentes actores, lo que puede resultar en procesos fragmentados de vigilancia y control, o la percepción de un exceso de regulaciones.
“Si bien en los medios tradicionales ha habido avances, en el entorno digital hay mucho por hacer, especialmente en redes sociales y plataformas de juegos”, agrega la profesora Laura, señalando que la publicidad más recordada por los menores se encuentra en televisión y YouTube, donde se proponen retos (challenges y call to actions) que invitan a probar alimentos y bebidas que pueden tener efectos negativos en la salud.
De acuerdo con Lina Patricia Zapata Vélez, oficial en Salud y Nutrición de UNICEF - Colombia, el 80 % de los líderes en ventas en alimentos y bebidas participan en el sector con productos altos en grasa, sal o azúcar y el 22.6 % de las marcas pagan la exposición en plataformas de juegos online. De allí que sea prioritario definir una agenda en común que permita trazar un marco normativo para su adecuada regulación.
Los niños, niñas y adolescentes que participaron en la investigación también recuerdan la publicidad vista en tiendas y en los empaques de productos. Esta exposición, sumada a la experiencia del sabor y al impacto visual de lo que ven en distintos medios, influye significativamente en sus decisiones de consumo, a menudo con consecuencias importantes para su organismo.
El sobrepeso y la obesidad se deben en gran parte a "entornos obesogénicos", es decir, a espacios que promueven el consumo de alimentos hipercalóricos y la inactividad física, explica Lina. Estas condiciones “reducen los años y la calidad de vida de las niñas, niños, adolescentes y mujeres gestantes en Colombia, debido a enfermedades asociadas como hipertensión arterial, diabetes y depresión desde edades tempranas y muertes prematuras por su causa”.
Laura Sierra Zapata, profesora de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT, añade que, durante la niñez y la adolescencia, la microbiota intestinal está aún desarrollándose, por ello, en esta etapa “se deben evitar los alimentos vacíos en nutrientes y ricos en almidones simples, sustituyéndolos por aquellos que, aunque fortificados, aporten nutrientes además de calorías. Se recomienda no consumir bebidas azucaradas e inculcar hábitos alimenticios y de estilo de vida que estén en sintonía con nuestra biología, que es similar a la salud que necesita cualquier ecosistema”.
Acciones clave para una mejor salud alimentaria infantil
Con el objetivo de crear entornos alimentarios más saludables y proteger a las nuevas generaciones de los efectos de la publicidad que promueve hábitos alimenticios perjudiciales, la investigación propone replantear el modelo de autorregulación en la industria alimentaria y realizar auditorías rigurosas en las plataformas digitales para asegurar la protección de datos. De igual forma, sugiere establecer límites en la creación de retos que incentiven el consumo de productos poco saludables.
En cuanto a acciones formativas, el estudio insiste en fomentar procesos que aborden la salud alimentaria y el consumo responsable desde la infancia, involucrando a agentes sociales y líderes de opinión para concientizar sobre la relación entre la obesidad infantil y la influencia de la publicidad. Por otra parte, la creación de políticas más estrictas que regulen la publicidad en entornos escolares y deportivos se considera necesario, siguiendo los lineamientos de la OMS y fortaleciendo las normativas ya existentes.
Los hallazgos de esta investigación, apunta Lina Patricia Zapata, han permitido a Unicef Colombia contar con evidencia para orientar acciones preventivas intersectoriales y sostenibles en el tiempo, que reconozcan los derechos de las niñas y los niños a crecer en un entorno que garantice su desarrollo saludable. Además, han facilitado el impulso de procesos de cooperación técnica para fortalecer la normativa de publicidad de alimentos dirigida a la niñez y adolescencia, así como la mejora de las intervenciones en salud pública mediante información precisa para una mejor toma de decisiones.
Finalmente, la profesora Laura Sierra recomienda que las familias incluyan en las dietas de las niñas, niños y adolescentes al menos tres porciones de frutas diferentes y alcancen una meta semanal de 30 tipos de frutas y vegetales, introducidos de manera lúdica. También, aumentar el consumo de fibra a través de nueces y frutos secos, optar por aceites y grasas saludables como el aguacate y el aceite de oliva, e incorporar cereales integrales como quinoa, arroz integral y cebada, junto con alimentos fermentados como yogurt y pan de masa madre. Todo esto contribuirá a una salud intestinal óptima desde una edad temprana.
En este enlace puedes conocer un cómic publicado en la última edición de la revista Descubre y Crea, que resume de manera didáctica el informe ejecutivo realizado por el grupo de Estudios en Mercadeo de EAFIT para UNICEF.
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Alejandro Gómez Valencia
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