Desde 2016, el Acuerdo de Paz en Colombia no solo buscó silenciar los fusiles, sino también abrir espacios para construir una sociedad más incluyente y democrática. Una de sus apuestas fue fomentar la participación política de las mujeres, especialmente en los territorios más afectados por el conflicto. Este es el tema central de la investigación posdoctoral de María Auxiliadora González Malabet, financiada por la beca Orquídeas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que analiza cómo este acuerdo ha influenciado la representación femenina en las zonas Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
El estudio, mediante una combinación de métodos cualitativos y cuantitativos, indica en sus primeros resultados que, aunque hay un aumento significativo en la participación femenina en política electoral, la representación sigue siendo limitada. Las mujeres están presentes en las listas y candidaturas, pero son pocas las que logran ser elegidas en cargos de poder como alcaldías o concejos municipales.
“Las mujeres participan más en estas zonas, pero no están siendo elegidas, lo que habla de ciertas barreras estructurales, como la falta de apoyo económico, las cargas de cuidado no remunerado y la violencia política. Hay una percepción positiva sobre el acuerdo de paz, sin embargo, no hay una percepción tan positiva con las zonas PDET. Para muchas mujeres, el acuerdo permitió encontrarse nuevamente, sin embargo, las zonas PDET fue una categorización que generó expectativas que no han podido suplir y no sienten que han hecho una gran diferencia”, afirma María Auxiliadora, quien está realizando su pasantía posdoctoral en la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de EAFIT y es investigadora de Valor Público, centro de incidencia de la Universidad.
Antioquia, el departamento con mayor número de municipios PDET, es uno de los focos de esta investigación. Aquí se ha identificado que muchas mujeres prefieren participar desde partidos locales o plataformas independientes en lugar de los partidos tradicionales, percibidos como espacios hostiles o poco representativos. “Es muy importante este tipo de investigación acción participativa directamente en los territorios, porque permite tener datos de primera mano. No es una revisión desde afuera, todo lo contrario, es un diálogo de saberes real”, señala Carlos Cadena Gaitán, profesor de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de EAFIT.
En este contexto, como lo expresa María Auxiliadora, EAFIT ha desempeñado un papel clave en el desarrollo de la investigación en aspectos logísticos, así como en la consecución de datos, la llegada a los territorios, y en la creación de espacios de diálogo académico que han enriquecido los análisis. Además, la colaboración con investigadores de áreas como política y desarrollo ha permitido profundizar en las dinámicas territoriales que afectan la participación femenina.
“Esta investigación nos ha ido abriendo caminos sin miedos, para que cada día nos empoderemos más en procesos sociales y políticos, y nos ha mostrado que somos capaces de llegar lejos y más cuando trabajamos unidas”, afirma Mara Judith Ricardo Martínez, lideresa de Apartadó y participante del proceso de investigación.
Barreras y caminos para el empoderamiento
Según plantea la investigación, a pesar de los avances, persisten dinámicas de exclusión que dificultan la participación de las mujeres. La violencia política, manifestada en agresiones físicas, amenazas y estigmatización, sigue siendo una realidad preocupante. Además, el machismo y el clientelismo político continúan limitando las oportunidades de liderazgo femenino en los territorios. Estos obstáculos evidencian la necesidad de consolidar estrategias más efectivas para garantizar la igualdad de género en la política.
Para fomentar la participación de las mujeres, María Auxiliadora propone priorizar su visibilidad en roles de liderazgo y garantizarles acceso a recursos que fortalezcan sus iniciativas políticas. Campañas de sensibilización sobre la importancia de la representación femenina, junto con la creación de espacios seguros, son pasos esenciales para superar las barreras actuales. Asimismo, impulsar programas educativos y políticas inclusivas dentro de los partidos refuerza su integración en los procesos de toma de decisiones. Estas acciones son fundamentales para construir una democracia más equitativa, donde las voces de las mujeres sean reconocidas y valoradas en todos los niveles.
Mario Chacón Barrero, profesor y director del proyecto de María Auxiliadora, considera que entender estos elementos es crucial para romper con el ciclo de violencia. “Es importante entender cuáles son los factores que explican la movilización y participación de las mujeres en la democracia. En el contexto colombiano, los factores asociados al conflicto pueden tener un impacto grande sobre desigualdades políticas”.
En un país que todavía reflexiona sobre las lecciones del Acuerdo de Paz de 2016, estudios como este son esenciales para identificar logros y vacíos. La participación política de las mujeres no es solo un indicador de democracia, sino también una herramienta transformadora para fortalecer los territorios y construir un futuro más equitativo para Colombia.
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Alejandro Gómez Valencia
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