Sebastián tiene una certeza que lo ha acompañado siempre, y es que las buenas ideas necesitan una base sólida, argumentos, una teoría que las apoye antes de volverlas tangibles. Esto, precisamente, fue lo que lo impulsó a elegir su carrera: Ingeniería Física.
Como muchos al cursar el grado once, Sebastián tenía afinidades por ciertos temas, en su caso, los relacionados con la ciencia. Sin embargo, todavía no tomaba la decisión de cuál sería su vocación académica; lo que sí tenía claro era que esa ruta iba encaminada hacia la ingeniería.
Llegó a la Universidad gracias a la Experiencia EAFIT, donde los estudiantes tienen la oportunidad de conocer la oferta académica de la Universidad. En el campus vio proyectos, habló con profes, resolvió todas sus inquietudes. El mayor tiempo lo pasó con los expositores del pregrado en Ingeniería Física. “Ahí encontré todo lo que me gustaba, me di cuenta que era una carrera donde te dotaban de instrumentos teóricos para tener unas buenas bases, pero al tiempo te daban la oportunidad de desarrollar proyectos y aplicarlos”. Él todavía no sabe de dónde viene esta pasión, pero supo que ahí debía quedarse.
“Haber estudiado en EAFIT fue la mejor decisión. La U cuenta con un ambiente académico que te abre muchas puertas y te brinda muchas oportunidades. Hay múltiples actividades extracurriculares, como los semilleros y los grupos de investigación, que si uno sabe aprovecharlas nos pueden llevar por muy buen camino”, afirma Sebastián.
Y esto fue lo que le dio ventaja competitiva cuando tomó la decisión de presentarse a un doctorado en Ingeniería Eléctrica, enfocado en la biofotónica, en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), una de las mejores universidades del mundo. “Cuando vas a aplicar a un programa de este tipo la competencia es muy grande. Esto te llena de muchas dudas. Uno muchas veces tiende a subestimar sus capacidades y piensa que es imposible llegar hasta estos lugares, pero es necesario reconocerse como un buen profesional y reconocer sus capacidades, muchas las desarrollé desde mi pregrado, tomé muchas oportunidades y todas me trajeron hasta aquí”.
La luz y sus posibilidades infinitas
Sebastían Ruiz Lopera es un apasionado por la investigación, particularmente, el área de la óptica, el estudio de la luz. “Me gustan las aplicaciones en la medicina, por ejemplo, cómo podemos aplicar la luz en sistemas de diagnósticos. Hay muchos sistemas médicos que basan su funcionamiento en principios ópticos”, explica el eafitense.
La investigación óptica fue el tema que eligió para su trabajo de grado, inició en el grupo de investigación de óptica aplicada donde también trabajó como asistente investigativo. “Ahí fue que me empecé a enganchar, a pasar mucho tiempo en el laboratorio y encontré el enfoque que quería: la biofotónica que es la integración de la luz con aplicaciones ‘bio’”.
Finalizó su pregrado en 2018 y de inmediato siguió con su maestría en Física aplicada, con una beca de la vicerrectoría de Descubrimiento y Creación. En esta etapa trabajó en el desarrollo de técnicas de procesamiento de imágenes. Y esta investigación es la que continuará en su doctorado.
La investigación que va a realizar es con el Hospital General de Massachusetts, que hace parte de la Escuela de Medicina de Harvard. El objetivo principal es mejorar la calidad de las imágenes de los sistemas médicos, que muchas veces no es el mejor. Esto también le va ayudar al sistema médico a tener más y mejor información sobre un paciente.