A Maputo, capital de Mozambique, viajó con una maleta y 9.999 dólares a abrir una oficina para liderar la operación de un proyecto de infraestructura que buscaba construir una central hidroeléctrica y surtir de energía al Sur de Sudáfrica. Corría el año 2010 y en su nuevo trabajo podría aplicar los conocimientos adquiridos en la maestría de Administración Financiera de EAFIT, contratado por una compañía brasilera.
"Fue arrancar un proyecto en un país donde no había nada. Solo había un banco. Fue desafiante... abrir una cuenta de ahorro se demoraba 15 días", así lo recuerda Federico Gallego Dávila, egresado eafitense, quién actualmente se desempeña como gerente general del Grupo Santamaría, una de las compañías del sector agroindustrial colombiano líder en la producción de banano de exportación.
Después experiencias similares en otros países, que han sido de gran aprendizaje en su quehacer profesional dentro del campo de la administración, decidió regresar a Colombia. Pensaba en contribuir con su conocimiento y liderazgo en uno de los sectores económicos donde había desarrollado gran parte de su actividad profesional, incluso antes de graduarse de Contaduría Pública en EAFIT, en 1999. Se trataba del agrícola, que le recordaba su primera experiencia laboral en una empresa dedicada al cultivo para exportación de frutas.
Fue así como en su retorno, con alguna suerte del destino, terminó liderando dentro del Grupo Bios - Contegral S.A.- la consolidación del portafolio de la cadena de la proteína animal, particularmente, en el negocio avícola. Después de esta experiencia, en 2015 llegó al lugar que hoy lidera como gerente de una organización agroindustrial que emplea a 2.200 personas e impacta el desarrollo de subregiones antioqueñas como Urabá.
"Llegar a esa organización fue un desafío muy importante desde el punto de vista empresarial. Hace seis años tengo la posibilidad de impactar una región agobiada por las condiciones sociales", expresa el empresario, quien hizo parte de la primera promoción de egresados de la Maestría de Administración Financiera (MAF) en EAFIT.
"Esto me abrió un mundo diferente y la ambición de tener un máster que es lo que muchas personas sueñan como título. Además de contribuir al perfil profesional, me abrió muchas puertas", complementa Federico. Recientemente, en 2018, realizó un Executive MBA para altos ejecutivos en el extranjero, con el fin de profundizar sus habilidades en la gestión de los negocios globales.
Federico se define como una persona inspiradora. "Puedo definirme muy fácil, desde la posición de liderazgo que tengo. Me considero una persona que trata de acompañar, enseñar y formar. Trato de que mi experiencia de vida, más allá del resultado profesional, sea un ejemplo para quienes se ven en un camino similar", manifiesta.
Uno de los rasgos que más lo identifican, fuera de su liderazgo y calidad humana que lo llevan a interactuar con las personas que se encuentra en el camino, es su pasión por ciclismo. Dice con una sonrisa de satisfacción que, cuando no puede salir a realizar sus habituales rutas, desde las 5:00 a.m. está montado en un simulador haciendo rutina de ejercicios.
"Soy un montador de 800 a 900 km mensuales. He estado cuatro o cinco veces en Tolima, en Bogotá. Lo bonito del ciclismo como hobby es volverlo un desafío desde el punto de vista personal".
Para el empresario, conocer los contrastes de la realidad social de distintos países ayuda a entender los caminos que se deben recorrer para llegar a donde todos soñamos, a movilizar a las personas al desarrollo y a la transformación social.
Empresa con impacto social
Federico Gallego es contador y magíster de Administración Financiera de EAFIT. Desde el año 2015 se vinculó con el Grupo Santamaría, donde trabaja con el objetivo de aportar al desarrollo y transformación social de la región y del país.
Actualmente lidera esta empresa especializada en la producción de banano tipo exportación, que hace 40 años contribuye con el desarrollo de la región de Urabá (Antioquia). En Medellín y en la región antioqueña provee cerca de 2.000 empleos directos, cosecha 6.8 millones de racimos y exporta alrededor de 6.5 millones de cajas por año, producidos en 22 fincas ubicadas en Carepa, Apartadó y Turbo.
En 2017 se creó la Unidad Estratégica de Negocio Agrícola, con la que se busca mejorar la productividad del cultivo de banano, así como explorar alternativas de diversificación agropecuaria en cultivos como el cacao, la palma aceitera y la ganadería. Actualmente cuenta con 2.812 hectáreas cultivadas en banano con diferentes clones adaptados a las condiciones de la zona y 350 hectáreas en ganadería de pastoreo.
Como parte de la responsabilidad social y las inversiones realizadas para el bienestar de las comunidades, como parte de alianzas público privadas, esta organización ha contribuido en proyectos como la Clínica Panamericana, con la que se garantiza la atención de salud de alta complejidad a la población de la subregión, entre otros proyectos con impacto social.