Fue un momento que pasó a la historia. El 10 de febrero de 1996 en Filadelfia (Estados Unidos), el supercomputador de IBM,
Deep Blue, se impuso al entonces campeón mundial de ajedrez Garry Kaspárov y dejó sin palabras a los asistentes y televidentes que, por primera vez, sentían que la supremacía intelectual del ser humano estaba en entredicho.
En aquel momento se pensó que el ajedrez desaparecería, pero contrario a todos los pronósticos, los ajedrecistas encontraron en este software una posibilidad para tomar decisiones, crear estrategias y aprender a pensar diferente. Ese es solo un ejemplo de cómo la tecnología se ha convertido en aliada y facilitadora, también para muchas profesiones.
Y, en palabras de José Alejandro Betancur Álvarez, director de Nodo, un nuevo centro de EAFIT, (Ver recuadro) esa también será la realidad de
los trabajos del futuro, que tendrán un elemento común: la tecnología como habilitadora, facilitadora y apoyo para hacer mejor las cosas.
“Es algo que hemos hecho durante toda la historia de la humanidad. Creamos la palanca para mover la rueda, por ejemplo. Ahora lo que viene, después de la pandemia, es una agilización que incluso ya se hace tangible a través de todas las acciones que realizamos de manera virtual”, explica el eafitense.
Pero, ¿qué tanto cambiarán las profesiones en el futuro? el Foro Económico Mundial sugiere que al menos 400 ocupaciones serán impactadas por los cambios tecnológicos que ya vivimos, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos menciona que al menos 8 de cada 10 estudiantes actuales trabajarán en profesiones que aún no existen o están arrancando hasta ahora.
Sobre esto, José Alejandro sostiene que no se trata de un tema nuevo, pues en el caso de EAFIT desde los años noventa ya se venía experimentando con realidad virtual y hoy no es raro encontrar que algunos profesionales del Derecho se apoyan en inteligencia artificial para la lectura de contratos, o que se usa realidad aumentada para las construcciones en ingeniería civil, internet de las cosas para el manejo de sensores, o la nube para almacenar datos.
“Lo que realmente está sucediendo, desde ahora, es que las profesiones están repensándose para seguir impactando la vida de las personas en un futuro habilitado por nuevas tecnologías”, apunta.
La universidad imaginada
En el primer episodio del podcast La universidad imaginada, la rectora Claudia Restrepo Montoya conversa con Ricardo Sierra Fernández, presidente de Celsia, sobre la universidad y los trabajos del futuro a través de temas como la alquimia generacional; como las capacidades de trabajar en equipo, de pensamiento crítico, de aprender y desaprender rápido, y de desarrollo proyectos; como la necesidad de “salirse del molde” para ensayar y experimentar; y sobre otras pistas para la reconversión de los trabajos del futuro.
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¿Cuáles serán algunos de esos nuevos empleos?
La transversalidad en las industrias será un tema fundamental en los trabajos del futuro. Por ejemplo, en lo que tiene que ver con FinTech o Industra Financiera, que según José Alejandro no es otra cosa que el campo financiero apoyando en lo tecnológico para ofrecer mejores experiencias de usuario.
Este mismo caso se vivirá en las llamadas industrias Proptech, que le apuntan a la modernización de los bienes raíces a partir de la tecnología, y comenzarán a posicionarse nuevas funciones desde lo digital, como
analistas de big data, especialistas en machine learning o ingenieros con habilidades en realidad aumentada, entre otros temas.
El director de Nodo señala también que, más allá de los trabajos y ocupaciones, el reto de las compañías será preguntarse cómo y en dónde podrán adicionar valor en tiempos de espera, funcionalidad o experiencia de usuarios. “Los empleos repetitivos comenzarán a reducirse, pero no necesariamente por la automatización o los robots, sino porque se crearán puestos de trabajo en los que prevalecerá el pensamiento crítico, la creatividad o el sentido común”, dice.
Lo humano sobre lo tecnológico
Aunque las tecnologías brindan muchas oportunidades en la actualidad, la pandemia no solo aceleró y agilizó su presencia, sino que también puso de manifiesto la importancia del factor humano y centró la reflexión en los temas de bienestar, cuidado, salud mental y sostenibilidad, entre otros.
Para Diego Leal Fonseca, coordinador del Centro Imaginar Futuros de EAFIT, este será otro foco de atención de los trabajos del futuro, especialmente en lo que tiene que ver con los grandes retos de la humanidad.
“Temas como el cuidado del otro, la atención de una población que envejece cada vez más, el bienestar mental o los conocimientos para afrontar una posible crisis futura (como la que vivimos con el covid-19), no pueden ser automatizados y por eso requeriremos profesionales en estos y otros campos afines”.
Diego también llama la atención sobre la necesidad de que esta formación vaya de la mano con las habilidades del ser y la formación de profesionales más sensibles en el ejercicio laboral y en sus vidas.
Al respecto, Felipe Restrepo, graduado de la Universidad y creador de Vecindario.com, apunta que, si bien las estructuras de la universidad son necesarias e importantes, también es fundamental que las instituciones hagan una revolución en estos y otros temas que ya no dan espera a los profesionales actuales.
“Tampoco se nos puede olvidar que, si bien aparecerán profesiones emergentes, seguiremos necesitando otras para darle soporte a esa estructura tecnológica. Necesitaremos arquitectos, ingenieros, comunicadores, y muchos otros roles. Estos no desaparecerán, solo se resignificarán a la luz de los grandes desafíos globales y, por supuesto, de los retos que de cada país”, concluye Diego Leal.
¿Y cómo se prepara EAFIT?
Para dar respuesta a dilemas como estos, la Universidad le apostó, de manera reciente, a la creación de dos unidades con las que se prepara desde ya para el futuro, se trata de Nodo y del Centro Imaginar Futuros.
En
Imaginar Futuros el objetivo, como indica Diego Leal, es comenzar a pensar en futuros promisorios y posibles para la educación, “conectándonos con este nuevo florecimiento de la humanidad, y poniendo el factor humano en el centro de lo científico, tecnológico, político, económico, social y cultural”.
Según el coordinador, se trata de entender que ya no se forma a un ingeniero que es capaz de resolver cálculos, sino que pueda trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías para impactar positivamente a la sociedad.
Por su parte, José Alejandro Betancur explica que Nodo “es una apuesta por aprender a desaprender y enfocada en enseñar para la vida”. La idea es que los estudiantes puedan aprender a resolver retos, apoyados en la tecnología, y a través de unas rutas de aprendizaje en temas de programación, internet de las cosas o industrias, entre muchos otros campos.