Paula Andrea Colorado Chávez
Colaboradora
Importar equipos y elementos que garantizaran el funcionamiento de su sistema ha sido una constante para el Metro de Medellín y, aunque estas tecnologías han funcionado muy bien en otras partes del mundo, han tenido dificultades para adaptarse al caso local. Esto, precisamente, impulsó al sistema de transporte a trabajar en investigaciones que les permitiera acceder en su entorno cercano a los suministros necesarios para resolver sus problemas.
Fue así, en la búsqueda por mejorar, como el Metro encontró en EAFIT a un aliado: el grupo de investigación en Estudios en Mantenimiento Industrial (Gemi), liderado por el investigador Leonel Castañeda Heredia. Relación que para la empresa de transporte ya tiene logros medibles.
“Hoy el 70 por ciento de lo que importábamos lo tenemos desarrollado en el ámbito regional, y eso de la mano de investigación hecha por la Universidad, donde participan también las empresas locales que le apuestan al tema y hacen prototipos con nosotros”, señala Mauricio Soto Garcés, jefe del área de Investigación, Desarrollo e Innovación del Metro de Medellín.
Para alcanzar el logro señalado por Mauricio, ha existido un trabajo conjunto que le ha permitido tanto al Metro como a EAFIT obtener cuatro patentes, una de estas en el exterior –la segunda otorgada por fuera del país para la Institución–.
“Al hacer la investigación con la Universidad, solucionamos nuestro problema y descubrimos que lo que habíamos desarrollado era digno de protección de su propiedad intelectual. Esto, teniendo en cuenta los objetivos de EAFIT y los intereses que tiene el Metro por evidenciar esa generación de nuevo conocimiento”, anota.
El Metro de Medellín es solo un ejemplo de lo que ha sido la consolidación en los últimos años, no solo del compromiso de EAFIT con la relación Universidad-Empresa-Estado, sino con el desarrollo y fortalecimiento de sus capacidades de investigación.
La idea que tiene la Universidad con este tipo de procesos no es “patentar por patentar”, sino invertir en transferencia para que las empresas logren procesos más eficientes y económicos.
En palabras de Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, “tomar la decisión de ser una universidad de docencia con investigación implica una serie de transformaciones internas, conceptuales y administrativas. Es pasar de una universidad que transmite conocimiento a una universidad que genera conocimiento”, resalta.
Y es que, según Félix Londoño González, director de Investigación, el hecho de que la Institución cuente, en la actualidad, con cerca de 185 docentes con formación doctoral y 175 con maestría evidencia el paso a una universidad de docencia con investigación, lo que se deriva en un mayor número de publicaciones y patentes en los últimos años. En este último aspecto, por ejemplo, se pasó de tener, en cifras anuales, una patente concedida para 2004, a 11 cncedidas en lo que va de 2017.
Por su parte, Adriana García Grasso, directora de Innovación EAFIT, señala que las patentes evidencian la generación de nuevo conocimiento y son una estrategia para ofrecer soluciones a la sociedad. Además, destaca que abren la posibilidad de buscar nuevos recursos, que luego pueden ser reinvertidos en el sistema de investigación.
La evolución en cifras
José Santiago Rendón Vera, abogado de la Secretaría General, indica que EAFIT es una de las instituciones que más está patentando en el ámbito nacional. Esta afirmación es validada por datos de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), donde se indica que en 2016 la Universidad aportó al país el 3 por ciento de las patentes concedidas a nacionales en Colombia.
Estos resultados dan cuenta del esfuerzo conjunto entre la Dirección de Investigación, la Secretaría General y la Dirección de Innovación, dependencias encargadas del proceso de patentes en la Universidad EAFIT, para avanzar en un proceso que empezó a diseñarse hace cerca de 10 años: el Reglamento de Propiedad Intelectual.
Colombia en el panorama mundial
Hoy por hoy las patentes constituyen uno de los principales indicadores de desarrollo tecnológico en el mundo. Este aspecto es liderado por países como China, Japón, Estados Unidos y Alemania. Y, para el caso suramericano, por Brasil, Argentina, México y Chile. Lo anterior, según datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
Según indica José Santiago, aunque Colombia es un país que da una adecuada protección a la propiedad intelectual –tanto a la generada internamente como en el exterior– produce pocas patentes.
Al respecto, Félix Londoño llama la atención sobre el hecho de que en Colombia hay cada vez menos recursos destinados para la investigación. “Esto es desafortunado porque para tener invenciones hay que hacer proyectos e invertir recursos en investigación y, en este sentido, el panorama no es tan alentador en los últimos años. Sin embargo, por ejemplo, entidades como Colciencias y Ruta N han venido impulsando programas que apuntan a identificar distintas patentes”, aclara.
Para esbozar la producción de patentes en el país –99 concedidas en 2016–, respecto al panorama mundial, José Fernando Martínez Cadavid, docente del Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto, explica que solo alrededor de la temática Internet de las cosas, una empresa como Samsung logró publicar el año anterior cerca de 1200 patentes.
“Cuando se miran este tipo de cosas, uno podría decir que lo que nosotros hacemos en el país, en 10 años, esta gente lo triplica o cuadriplica, en una sola área del conocimiento en un año”, añade.
Sin embargo, enfatiza en que para alcanzar una producción tal, este tipo de empresas iniciaron desde cero. De ahí, el docente señala la importancia de reconocer dinámicas como las de la Universidad EAFIT, donde cada año se ve un crecimiento en el número de solicitudes.
Félix Londoño llama la atención sobre el hecho de que en Colombia hay cada vez menos recursos destinados para la investigación. “Esto es desafortunado porque para tener invenciones hay que hacer proyectos e invertir recursos en investigación".
Por su parte, voceros de la firma de consultoría en patentes, Olarte Moure y Asociados, señalan que para que un país como Colombia alcance resultados más representativos en este sentido, debe concientizarse de la importancia de la propiedad intelectual para el desarrollo industrial y el crecimiento local. Además, hacen énfasis en apostarle a la educación regional en esta temática, con el fin de avanzar, y generar riqueza y empleo.
De la mano de la industria
Sacar la investigación del papel y aplicarla permite generar conexiones entre la universidad y la industria. En el caso del Metro de Medellín, por ejemplo, y según lo argumenta Mauricio Soto, generar patentes conjuntas no solo permiten garantizar la sostenibilidad de la empresa y de sus usuarios, quienes van a tener un sistema de transporte óptimo y más seguro, sino que es una apuesta al desarrollo regional.
“Esto nos permite generar oportunidades o nuevas líneas de producción, donde los empresarios y microempresarios de la región nos suministran piezas y elementos, desarrollando conocimiento y tecnología de la mano del Metro y de la Universidad”, anota.
Actualmente, la Institución ha logrado realizar procesos de patentes de la mano de grandes empresas referentes en el país, como Cementos Argos, Metro de Medellín y Ecopetrol.
Para José Santiago, la idea que tiene la Universidad con este tipo de procesos no es “patentar por patentar”, sino invertir en transferencia para que las empresas logren procesos más eficientes y económicos y que, además, en contraprestación a esto, se logre invertir en más investigación.
Por esta razón, la Dirección de Innovación cuenta con una Oficina de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de Innovación EAFIT, encargada de tomar esas investigaciones, que no solo solucionan problemas técnicos para la industria, sino para la sociedad y pensarlas como nuevos negocios, con el fin de estudiarlas y hacer lo necesario para llevarlos al mercado. Todo con el acompañamiento constante de los investigadores.
Al respecto, Sara Hernández Hernández, líder de transferencia de Tecnología y Conocimiento de Innovación EAFIT, resalta que, en el proceso de patentar, luego de identificar la tecnología desarrollada por los investigadores y analizar qué nivel de desarrollo necesita, se debe determinar si tiene potencial comercial. Esto, al tiempo que se estudia la estrategia de protección de la propiedad intelectual con Secretaría General.
Contar con este acompañamiento ha sido fundamental para el proceso de solicitud y, por ende, de concesión de las patentes eafitenses, factor que se complementa con la posibilidad que ofrece la Universidad de tener expertos que faciliten soluciones integrales a diferentes problemáticas y con la decisión de apostarle a la inversión en desarrollo tecnológico.
“Si uno mira ciertas dinámicas internacionales, las universidades están apalancando mucho ese tipo de trabajo (patentes), también, porque hay una conciencia, desde la empresa, de que invertir en desarrollo tecnológico es un buen negocio”, dice José Fernando Martínez.
El docente llama la atención sobre la importancia que tiene, en este sentido, el tema de I+D y la sostenibilidad que le puede dar a una compañía en el futuro.
“Por eso, ahora, se escucha hablar de organizaciones ambidiestras: son capaces de manejar perfectamente bien su día a día, pero también de manejar lo que trae consigo la innovación y el desarrollo tecnológico: esto es lo que te va a garantizar el flujo en el mañana, de ahí vienen los nuevos productos”, explica.
Una mirada desde el punto de vista legal
José Santiago Rendón, abogado de la Secretaría General, evalúa las implicaciones legales de las patentes.
¿Qué se debe tener en cuenta para la protección de una patente? En cada país se debe hacer el trámite respectivo. En cada una las oficinas de patentes se cobran unas tasas y, salvo que se pueda hacer directamente, –algo difícil e improbable– se pagan también unos honorarios correspondientes a firmas expertas en el tema. Patentar es una decisión que, aunque se pueda realizar, en principio implica unos costos altos para las empresas y para las universidades. Por eso, es una decisión que no se debe tomar a la ligera.
¿Cómo está cobijada Colombia normativamente? Hay compromisos internacionales que los países asumen en esta era de globalización. Entonces, desde ese punto de vista, nosotros damos una adecuada protección a la propiedad intelectual, tanto a la que se genera internamente como a la que se genera desde el extranjero.
¿Qué sucede cuando una patente pasa a ser de dominio público? Quiere decir que podría ser utilizada, fabricada o explotada comercialmente por cualquier persona. Pero queda en la información estadística que alguna vez la tuvimos. En cuanto a comercialización, quiere decir que esa tecnología está liberada y puede ser utilizada por cualquier institución o empresa sin consultarnos, mientras que para usar las que siguen protegidas, deben preguntarnos antes y obtener una autorización o licencia correspondiente al pago de unas regalías.